Epilogo

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Después de encontrar el departamento perfecto en la bellísima ciudad de Vancouver Harry y yo habíamos huido por un par de días. Habían pronosticado un frío terrible ese fin de semana así que prácticamente nos escabullimos fuera de Canadá y nos encontrábamos en un condominio en el caribe.

Miré a Harry tendido sobre la playa, su cuerpo ligeramente bronceado por el sol y sus hombros un poco enrojecidos al igual que sus mejillas y la punta de su nariz, tenía el brazo cubriéndole los ojos y soltó una risa divertida.

- Puedo verte mirándome.

- Y si tan solo supieras la cantidad de pensamientos indecentes que tengo.- regrese la mirada a mi revista y lo miré incorporarse con una ceja arriba.

- ¿Puedo ver?

- Fuera de mi cabeza Styles.

- ¿Por qué? Solo sería una retroalimentación.- volvió a su posición anterior.- Para saber exactamente qué es lo que deseas que te dé, ya sabes cielo, hay que mejorar el servicio.

- Dudo que puedas hacer algo mejor.

- Oh bebé te sorprendería.- Una sonrisita bastante sexy adorno sus labios y no pude evitar tirar la revista un lado.

- Me gustan las sorpresas.- ronronee girando hasta él, su mirada se clavó en mí antes de ponerme sobre él en un rápido movimiento.

- No sabes lo malditamente caliente que te queda ese pequeño bikini rojo.

- Me lo dijiste mil veces.

- ¿Pero puedes ver lo que me provoca?- su voz salió ronca cuando me presiono contra la tela de su traje de baño, un pequeño gemido salió de mi garganta al sentirlo crecer contra mí.

- Harry...- jadee y su boca atrapo la mía. Sus manos me acariciaban con habilidad haciendo uno que otro gemido se me escapara sin querer.

Algo sonó con insistencia en la bolsa de su short amarillo.

- ¿Por qué traes un celular en tu traje de baño?

- No iba a meterme al agua de todos modos.

- Estás en un descanso, ¿por qué no lo entienden?- baje de su regazo y lo miré levantar sus lentes de sol para ver la pantalla.

Me sentí egoísta, quizá algo realmente malo estaba pasando y yo estaba por ahí dejando a todos sin su Dios del cielo.

- No pasa nada Anne.- murmuro distraído y dejo caer el celular a su costado.- Ven aquí, no nos arruinaran el momento.- sonrió y tan pronto como me acerque sonó de nuevo. – Mierda fue suficiente.- Tomo el celular molesto y lo lanzo con fuerza en dirección al océano.

- Hermanito pero si te hemos estado buscando.- Me sobresalte al reconocer aquella voz. Gire sobre mi misma mirando aquel par de familiares ojos del color del mar y el rostro abrumadoramente bello.

Poseidón tenía el celular de Harry entre las manos y sonreía con diversión.

- ¿Qué quieres?

- Si contestarás el teléfono lo sabrías.

- Les dije que estaba fuera por un par de meses.

- Bueno obviamente tenemos un problema más grande que tus vacaciones con Anne Nichols.

- ¿Un montón de dioses no lo pueden resolver?- me queje poniéndome de pie, el chico rodó los ojos en mi dirección y me ignoro.

- Mi cuñadita está molesta Harry.- mi ceño se frunció pero rápidamente recordé a Perséfone.

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