Desolación

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El cuartel de aurores se encontraba sumido en un ambiente de absoluta tensión, algo que solo ocurría cuando había un caso en verdad gordo y tenían a la prensa, el ministro y la comunidad mágica respirándoles en la nuca. Sin embargo, en esta ocasión toda esa tensión era debido a dos de sus integrantes por todos queridos y respetados: Ronald Bilius Weasley y Harry James Potter.

Ellos a pesar de ser muy jóvenes, estaban más fogueados que algunos de los veteranos, no por nada eran considerados héroes de guerra. Desde el momento de que aquella generación entro a la escuela de Aurores, quedo claro que la guerra los había marcado como a ninguna otra; su forma de reaccionar y su capacidad de análisis eran mucho más desarrolladas que antiguas generaciones. Sin embargo, pronto este par de amigos inseparables empezó a demostrar sus cualidades individuales que los fueron llevando por caminos diferentes.

Ron era un estratega nato, capaz de analizar todo en su conjunto y adelantarse a las acciones de su enemigo con una eficiencia sorprendente, tenía gran facilidad para resolver situaciones complicadas en cortos lapsos de tiempo por lo que su preparación se encamino a grupos de asaltó, rescate y combate abierto. Harry por su parte se le facilitaba las acciones de espionaje, tenía una gran habilidad para descifrar enigmas y realizar tareas de infiltración, por lo que su preparación se enfocó en labores de análisis de situaciones de riesgo e imposibles de resolver.

A pesar de que cada uno se enfocó en áreas diferentes y pertenecían a grupos completamente distintos, seguían siendo tan inseparables como siempre, o lo fueron hasta aquella tarde en que el pelirrojo regreso de quien sabe dónde con la palidez de un muerto y la actitud de un inferí. Se dirigió hasta su casillero y comenzó a colocarse las protecciones propias del uniforme sin decir una sola palabra, con la mirada perdida y el semblante derrotado.

-Ron- llamó su mejor amigo, quien al verlo en ese estado podía imaginar lo que había pasado, su voz sonó aprensiva, casi dolorosa. Como toda respuesta su cuñado azoto la puerta del casillero sin volverse, Harry dio un pequeño paso hacia él mientras los demás no perdían detalle de lo que ocurría, era la primera vez que se veía a Potter titubear de aquella manera – Ro...yo....-Harry tragó grueso sin saber que decir ante aquella situación, los músculos de Ron se tensaron y su respiración se volvió más pesada, daba incluso la impresión de que temblaba- Te lo dije- continuó en un tono de voz apenas audible- Te dije que primero hablaras con ella, que trataras de arreglar las cosas, que...- No pudo continuar, un puñetazo se había incrustado en su rostro tan rápido que nadie lo vio venir hasta que el cuerpo del héroe rebotó contra el piso de los vestidores.

-¡No quiero oírte decir una sola palabra!- espetó el pelirrojo con desprecio y con una mirada inyectada de rabia, de impotencia y dolor que le arrancó un jadeo a más de uno.

-Compa... -exclamó Harry.

-¡Compa nada!- lo interrumpió- ¡En lo que a mí respecta tú y tu amistad se pueden ir a la mierda!- y tras el peso de estas devastadoras palabras se largó.

Nadie supo cuál fue el motivo de la pelea y nadie se atrevió a preguntar, lo que en otro tiempo hubiera sido causa de cotilleo ahora era un asunto que casi parecía un tabú y es que quien hubiera pensado que después de tantos años de amistad y compañerismo, de librar una guerra juntos, de emparentar por matrimonio, la legendaria amistad de Ronald Weasley y Harry Potter concluyera.

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Aquella tarde como cual quiere otra Ron entro a su turno, apenas puso un pie en los vestidores y todo a su alrededor se sumió en el más denso de los silencios, interrumpido solo por el sonido de las prendas siendo colocadas al igual que los equipos de protección, así como los pasos de los miembros de los diferentes escuadrones que iban y venían. No hacían falta palabras, era más que entendible que no había que meterse con Ron si no querían terminar con el labio partido como mínimo. A últimas fechas el carácter del pelirrojo había pasado de afable y bonachón a uno totalmente arisco e impulsivo, explotaba con facilidad y no le importaba herir con sus comentarios a quien estuviera al alcance, como si quisiera desquitarse; porque en realidad esto era lo que ocurría. Ronald estaba tan furioso que no le importaba con quien desfogar su frustración. Desde los tormentosos entrenamientos hasta las desastrosas misiones, nadie por aquellos días quería estar cerca del humor de perros de Weasley y lo más ilógico es que aun habiéndose dado cuenta parecía valerle lo que sus compañeros pensaran de él.

Amor, Dolor y Esperanza [Dramione] [Romione] [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora