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Las manecillas del reloj se movían con lentitud, como si esa maldita cosa tuviera vida propia y se riera de mí con desfachatez, mirándome a los ojos y sonriendo.

Para esa hora del día me había acabado los bocadillos provicionales en mi bolso, claro que no habían durado mucho cuando las manos de JiSoo cayeron sobre ellos. Siempre comiendo mi comida y nunca dejando nada.

Aunque le había reprendido, no recordaba las barras de chocolate en su dieta para su boda próxima, tendría que ir en una bolsa de patatas si seguía comiendo así.

La goma de mi lápiz caía sobre la hoja de el cuaderno, el apunte que el señor Kim nos había puesto en el pizarrón estaba hecho de una forma impecable, había terminado tan rápido aquel ejercicio, no era para menos tratándose de Lalisa Manoban.

La estudiante perfecta, así le decían todos y cada uno de los profesores que le impartían su carrera, ella admitía que era buena en los estudios pero solo era así por la exigencia de los padres de Sehun.

Recordaba como si fuera ayer el día que conoció a los padres de Sehun, tan correctos y estrictos, no era para menos que su novio fuera el mejor en la carrera.

No puedes salir con mi hijo si no tienes buen promedio y vienes de buena familia, eso había dicho explícitamente, su familia no era problema ya que su padre al pertenecer a una compañía tan grande de Chefs tenía cierto estatus y reconocimiento.

Pero ella era solo una bailarina apasionada que amaba lo que hacía y no se le daba bien la parte teórica, Sehun fue el que se quedó hasta tarde dándole métodos de estudio y ayudándola con trabajos pendientes.

Le amaba tanto.

La estruendosa campana avisando la salida la hizo sobresaltar de una manera horrible, incluso varios de sus compañeros de aula la vieron como si fuera un bicho raro.

Sin hacer mucho caso metió su cuaderno y cartuchera en su bolso, solo quería largarse de ahí.

—Hey, ¿Estás bien Lili?

—Sí, estoy bien solo que el sonido de la campana me sorprendió, estaba en las nubes.

Le respondió amigablemente a YoungJae con una sonrisa.

El alto se había adelantado unos pasos, haciendo que la suela de sus tenis hicieran ruido en el aula, se quedó helado un segundo antes de darse vuelta.

—¿Cómo estás?

—Supongo que bien, aunque ya sabes, el señor Kim es algo estricto incluso conmigo supongo que trato...

—No hablaba de eso.

Su ceño se frunció, no entendía a que se refería el mayor con eso.

—Hablo de BamBam.

Su corazón se detuvo un segundo.

No había tenido tiempo de llorar a su amigo, no con lo que estaba pasando a su alrededor, ni siquiera acudió al funeral aunque su propia madre se lo hubiera pedido.

Mordió su labio inferior y acomodando su mochila con cierto recelo.

—Cada quién se acopla, aún es extraño no tenerlo mirándome y haciéndome caras para hacerme reír.

Se le formó un nudo en la garganta, uno que le quemaba cada fibra de su cuerpo.

—Te entiendo, el apartamento no es lo mismo sin el, pero... Eso no es lo único, tus otros amigos, oí que también fallecieron.

Asesinaron, Lisa quiso corregirlo.

Asintió no sintiéndose con la capacidad para hablar, sentía que si hablaba su garganta se desgarraría y soltaría todo lo que sentía a una persona que no tenía nada que ver.

Mercy - [BLACKEXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora