Era sábado por la tarde, día en que todas las personas del pueblo se reunían en aquella iglesia recién consagrada. El señor Biersack había preparado todo para la misa que venía en camino pero algo le faltaba. Algo con largas piernas y hermoso cabello.
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Sin embargo se había prometido la noche anterior, no volver a hacer algo así jamás.
El día anterior había sido una de las siete maravillas del mundo para el y quería volver a repetirlo de cualquier forma posible. Tenía muchas bastantes ideas en mente que quería poner en practica con el pecado andante que tenía por nombre ________. Pero como el mismo había prometido la noche anterior antes de partir a dormir.
<<Jamás volveré a caer en algo así, aunque ella me haga pensar en las cosas más sucias que alguien podría>>
-Ya están todos aquí señor Biersack -La voz de una de las hermanas de la iglesia irrumpió en su cuarto y el asintió hacia ella. Tomó su biblia y partió a fingir ser un santo una vez más. Sin embargo, no se sentía culpable por nada de lo que había hecho, de ninguna manera. Eso ya había ocurrido, no había vuelta atrás. Lo había disfrutado más que nada en su vida pero no volvería a suceder, estaba convencido de aquello.
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Estaba guardando cada una de sus pertenencias importantes en su maletín para marcharse a sus aposentos cuando esa voz acaramelada resonó en sus oídos.
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Hoy no había asistido a la iglesia y mucho menos a la gran misa de sábado que se había realizado y el se preguntaba porqué. Sin embargo, eso le daba una idea, un motivo por el cual tirársela como si no hubiese un mañana, otra vez. Se le cruzaba por la cabeza castigarla por ser una irresponsable. Otra cualidad más que se sumaba a su lista, aunque le volvía completamente loco todo eso. Todo de ella.
Pero no lo haría, no volvería a poner un dedo sobre aquella seductora mujer nunca más. O eso estaba tratando.
-Vaya, vaya -Le estudió de arriba a abajo con aquella mirada lujuriosa y mordió su labio -Eh tenido suerte nuevamente, santo señor Biersack -Una risita delicada salió de sus labios y el estaba teniendo una gran lucha en contra de sus instintos y su cuerpo.
Se mantuvo inexpresivo ante ella y ante lo que dijo, queriendo darle a entender que ya no causaba nada en el.
-No, no ha tenido suerte -Dijo tan frío como pudo y comenzó a encaminarse hacia la puerta. _______ detuvo su paso interponiéndose en su salida. Su miembro estaba comenzando a despertar de solo tenerla cerca y sabia que debía salir de allí lo mas rápido posible antes de que se rindiera ante los encantos de aquella hermosa mujer que tenía enfrente -Con permiso señorita ________(tuapellido). Es una noche bastante helada y oscura, mas de lo normal y mi hogar esta muy lejos de aquí. Debería usted también marcharse a su casa. Ya que no ha asistido a la misa de hoy, ya no tiene nada más que hacer aquí -La regañó.
__________ había comprendido el porqué de su comportamiento y no dejaría que el terminara lo que ella recién había comenzado. No dejaría que el se echara hacia atrás ahora y había ideado un pequeño pero efectivo plan en mente para volverle a tener dentro de ella, en un segundo.
-Claro, entiendo -Murmuró y le cedió el paso inmediatamente -¿Voy en dirección norte y usted? -Inquirió volviendo a ser la ______ dulce e inocente de siempre -Eh traído mi camioneta.
El señor Biersack se volteó hacia ella desconcertado ante su pregunta. En realidad no ante su pregunta, sino que ante su comportamiento. Habría jurado que ella rogaría por que el se la follara una vez más.
