Cap4 1/3

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La tarde estaba completamente nublada y cada persona en el pueblo hacía sus deberes sin mirar a la cara a nadie.

Todos los vecinos se llevaban perfectamente bien, podría decirse que las vecinas del pueblo, cotilleaban entre ellas cada chisme que se les cruzaba en frente.

Si la señora Tompson peleaba con su marido, al día siguiente casi todo el pueblo estaba enterado por obra de ellas; Si bajaban las ventas de Sr. Luker, todo el pueblo se enteraba y le daban sus pésame, todo gracias a ellas.

De cualquier manera, ahora no tenían ningún chisme por el momento, a pesar que había un tremendo lío entre el más guapo sacerdote y la más joven monja de la iglesia, era un milagro que ellas aún no se enterasen. Un verdadero milagro tanto para el pueblo como para ________ y el señor Biersack.

De cualquier forma, todo había ido normal el día de hoy, domingo. El señor Biersack había desalojado la casa de ________ muy temprano en la mañana debido a sus labores y obviamente para no levantar la mas mínima sospecha, si no hubiera sido por eso, se hubiera quedado el día completo con ella.

Follándosela, sometiéndola, castigandola. Disfrutándola. Pero solo faltaban un par de horas para que aquello ocurriera y tenía su plan muy bien preparado.

-¡Oh!, muy buenos días señor Biersack -Dijo la pelirrubia cachonda que tenía por nombre Meredith. Le regaló una gran sonrisa plantándose frente a él con aquellas trencitas de niña pequeña que aunque el señor Biersack no lo diera a notar, le acaloraban y hacía imaginar cosas sucias. El le regaló una sonrisa de igual forma y ya se estaba haciendo tarde, alrededor de las siete cuarenta. -Que bien se ve hoy, le asienta mucho el color negro -Agregó y eso era verdad.

El señor Biersack era tan pálido que cualquier color oscuro contrastaba perfectamente con su rostro. Como ahora. Ya que no era una obligación llevar la vestimenta de Sacerdote en los días en que no estaba en la iglesia, vestía de forma diferente.

Llevaba un sombrero de copa que cubría perfectamente su cabello y le cubría levemente el ojo derecho de manera seductora. Lo acompañaban sus guantes de cuero negro y estaba vestido de pies a cabeza como si de un empresario antiguo se tratara. Camisa negra, corbata roja, bestón negro, pantalones negros y por ultimo sus botas. Brillantes.

Completamente elegante y jodidamente sexy. Para cualquier pueblerina el era el fruto prohibido.

-Lo mismo digo de usted señorita Meredith, pero con su permiso, debo marcharme -Se disculpó de manera cortes y le sonrió, dejándola completamente embobada -Buena noche para usted.

-Para usted también señor Biersack -Murmuró a duras penas la muchacha y le vió seguir su camino pasando delante de sus narices.

Claro que será una buena noche, pensó él, una demasiado buena para ser verdad.

Tenía todo listo para esta noche. Tenía su dichoso plan maestro en mente y vestía como le gustaría para castigarla.

Había rondado por el pueblo casi toda la tarde y cuando ya casi toda la gente estaba en su hogar, se encaminó hacia la ferretería y tienda más cercana, la del señor French. ¿Para que? Quizá para comprar un antifaz que le ayudara a ''dormir mejor'' y también un poco de hielo para la ''limonada''. Algo que no era para nada delatador y que sin embargo, ahora le haría estremecer a _______.

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-¿_________? -Preguntó al entrar en su hogar y no encontrarla ni en la cocina, ni en la sala. Estaba ansioso y sin embargo estaba consciente que debía controlarse si quería que todo saliese a la perfección -¿________? -Volvió a repetir y la voz dulce de aquella mujer se hizo escuchar en la misma habitación en donde la noche anterior se la había follado.

~ Holy Sin †~(Andy Biersack y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora