Todo era pasión y caricias. Labios húmedos y miradas comprometedoras en cualquier ámbito, sobre todo en el deseo y el amor.
El señor Biersack aún no quitaba aquella tela delgada y elegantemente simple que cubría los pechos de su compañera. Quería tomarse su tiempo. Quería tomarse una vida completa en desnudarla y acariciarla como si fuera el tesoro mas hermoso sobre la tierra, pero ambos sabían que no tenían mucho tiempo.
El debía salir de allí antes de que la mañana llegase. Solo tenían esta noche y esta luna para satisfacerse y después de todo, quererse en cuerpo y alma.
-¿Te gusta torturarme, verdad? -Murmuró ________ con una pequeña sonrisa en el rostro. El señor Biersack sonrió ante eso y una risita furtiva escapó de sus labios al tiempo que besaba el hombro desnudo de ella.
Bajaba lentamente aquel pequeño tirante de su brazier, tan lentamente que la desesperaba. Acariciaba su espalda desnuda y bajaba con extremada delicadeza las copas de aquella prenda, dejando al descubierto aquellos rozados pezones que le encantaba morder y deseaba saborear en ese mismo instante.
Los miró por un segundo como si estuviera estudiando su anatomía. Como si estuviera viéndolos por primera vez, y ______ no entendía del todo aquellas acciones.
-¿Porque haces esto? -Preguntó ella saliendo de su ensoñación. Le encantaba lo que estaba haciendo aquel hombre que la admiraba ahora, pero necesitaba sentirle dentro cuanto antes. No soportaba más esa presión en su feminidad, necesitaba de él. De su cuerpo y de él.
El señor Biersack sonrió y llevó sus labios a uno de sus pezones. Carne con carne, por fin podía sentir aquel sabor dulce de la piel de su compañera y embriagarse en ella cuanto quisiera. Mordió y succionó de él sacando un gemido a _______ y se sintió dichoso de volverla a tener bajo sus manos.
Sus gemidos le encantaban.
-Porque quiero arreglar lo que eh hecho, quiero hacerte sentir lo que me importas -Susurró subiendo su mirada hacia los ojos de _________. Ella estaba atenta a cada cosa que el dijera ahora.
-Pero te eh perdonado -Le sonrió con dulzura, tratando de hacerle sentir que ya había quedado en el pasado todo eso, pero el negó volviendo a besar sus pechos. -Necesito sentirte dentro de mi, ahora, ya no lo soporto. Por favor...
-Déjame disfrutarte solo un poco más, déjame poder arreglar la estupidez que hice la noche anterior. -Le susurró devorando uno de sus pechos nuevamente, sacando otro dulce gemido de sus labios -Y también en cierto modo quiero torturarte un poco, me encanta oírte pedir por mi -Le sonrió dándole una mirada traviesa y cargada de deseo.
Él tampoco aguantaría mucho más sin hacerla suya de una vez, pero quería hacerla sentir el centro de su universo esa noche.
-Eres un pervertido... Oh... -Dijo ________ entre un gemido placentero.
El señor Biersack aumento la fuerza con que presionaba uno de sus pezones y lamía el otro a su entero gusto. Disfrutando de la mujer que estaba entre sus manos y disfrutando de aquel sabor que le encantaba.
Tomó su pezón derecho entre sus dedos ahora y llevó sus labios hacia el otro. Estaban erectos y servidos para el, para sus labios y sus caricias.
-¿Te gusta esto? -Murmuró antes de morder con delicada fuerza y presionar aún más. Ella estaba realmente agitada y placentera. Le encantaba lo que el estaba haciéndole sentir.
El señor Biersack comenzó a dejar un camino de besos desde sus pechos hacia su cuello mientras tomaba sus pezones entre sus dedos presionando y estimulando. Empujaba y amasaba a su gusto. Haciéndola lanzar gemido tras gemido, complaciendola.