Capítulo 1

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Narra Marco:

Mientras la selección española, seguía avanzando en la clasificatoria del europeo Sub-19, yo seguía pensando en la chica que siempre nos acompañaba. Me resultaba tan familiar, su cara, su voz, su risa. Pero siempre me quedo en la parte, en la que mis compañeros me la presentaron hace no menos de un mes. Cuando lo hablo con Ceballos, a él también le recuerda a alguien, pero seguimos sin tenerlo claro. Vallejo piensa que nos acompaño en el europeo sub-16, pero sinceramente no lo creo. Solo tiene 15 años, no podría estar con nosotros en la sub-16, en esos tiempos ella solo tendría 12 años y sería muy pequeña para acompañarnos.

Por fin, llega la noche de la gran final. Estoy deseando que comience el partido, tengo el presentimiento de que vamos a ganar a Rusia y que nos vamos a proclamar campeones.

Tras un pase de mi compañero Mayoral, metí el gol decisivo por la escuadra, haciendo que todo el banquillo de La Rojita se levantase y viniese a darnos un abrazo. Cuando terminamos de celebrar el gol, levante mis manos y señale al cielo; dedicándoselo a mi madre.

Cuando nos dieron el trofeo, vino Ceballos a abrazarme, y fue cuando me di cuenta que estaba llorando, me alegraba ganar un trofeo, pero sobre todo dedicarle un gol a mi madre en una final.

Mi madre murió cuando yo solo tenía 15 años, mi padre y mi hermano se tuvieron que hacer los fuertes para cuidarme, ya que mi mundo se vino abajo. Lo único que pude hacer fue centrarme en el fútbol, y gracias a esa concentración pude ir pasando categorías en el Mallorca hasta llegar al primer equipo.

Cuando entramos en los vestuarios, Vero nos vino a dar un abrazo a todos, y justo cuando estaba a punto de darme un abrazo, me di cuenta que me estaba poniendo súper nervioso. Así que salí corriendo de allí, y me fui a las duchas. No se que me pasa con ella, pero la miro a los ojos y me pongo como un flan, pero prefiero no obsesionarme con el tema solo tiene 15 años.

Llego el momento de la despedida en Barajas, cada uno se iba a su casa, con su familia y sus amigos. Todos le dimos el número de teléfono a Vero, y nos montamos cada uno en su correspondiente avión. A mí me tocaba irme a Mallorca, e irme de vacaciones con mis amigos y con Marina, mi novia.

Narra Vero:

Estábamos viendo el partido Rusia vs España, cuando de repente Asensio, mete el último gol. Todos en el banquillo, nos ponemos a dar saltos como locos. Y justo en el momento en el que terminan de celebrar el gol, el árbitro pita el final del partido. ¡Somos campeones! Lo hemos conseguido, todos los entrenamientos han merecido la pena. Mientras que todos, van a por el trofeo y a por las medallas, yo me quedo en el banquillo ya que odio salir en la prensa, además de que soy menor de edad. Me encantaría ir y poder celebrarlo con ellos, pero ya tendré tiempo en los vestuarios y en el viaje de camino a Barajas.

Cuando Luis de la Fuente, entrenador de la sub-19, me dice que pase ya a los vestuarios, entró un poco avergonzada, nunca he entrado en el vestuario con estos chicos y admito que me da mucha vergüenza. Voy uno a uno dándoles la enhorabuena, pero me quedo paralizada, cuando Asensio se quita la camiseta para ir a las duchas. Justo en el momento en el que voy a darle un abrazo, se va sin decir nada. No hay manera, de acercarme a él. Es el único que aún no ha mantenido una conversación conmigo más larga de 10 minutos, y me da mucha rabia porque además me trata como a una niña. Y me molesta que lo haga, ya se que tengo 4 años menos que el pero no me gusta que me lo recuerde todo el tiempo, cuando el resto de sus compañeros no lo hacen.

En el avión, todos nos ponemos a gritar, bailar, cantar; pero cuando ya pasan dos horas, absolutamente todos están dormidos. Es en ese momento, cuando voy al baño, y justo al lado estaba Marco durmiendo, me quedé mirándole un rato, pero al pensar que jamás iba a ser nada más que un jugador de la selección me fui de allí.

Por fin tocamos suelo, odio los aviones, no me gustan nada. Me dan pánico. Bajando por las escaleras del avión, por casi me caigo. Pero Bellerín, me cogió y no hice el ridículo delante de nadie. Ya dentro del aeropuerto, todos nos despedimos, y tuve que volver a la rutina.

Cómo un chico de Mallorca cambió mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora