Vodka Y Sangre

23.

Tras horas caminando junto a Alejandro vemos a unos pocos metros una pequeña gasolinera, nos acercamos a ver si hay alguien que nos pueda atender y ayudar.

En la gasolinera no hay nadie, las puertas al interior están abiertas así que decido entra en el local. En el interior de la tienda solo se encuentran tres filas de estanterías casi vacías y una pequeña barra al fondo, una cafetera, un pequeño lavabo y dulces varios.
Camino entre las estanterías buscando algo que nos pueda ser útil, algo de comer o beber.
Tras varias vueltas encontramos una bolsa de patatas que no esta caducada, me dirijo hacia la barra, abro el grifo del lavabo esperando que aun salga agua. Al abrir el grifo sale un agua marrón y entrecortada, pero tras unos segundos esperando que el agua corra vuelve a la normalidad. Paro el agua y busco una botella o algún recipiente donde meter el agua. Rebusco por todos lados hasta que por fin encuentro una pequeña garrafa de plástico en un estante, la agarro con cuidado, al apartar la garrafa, veo un objeto brillar al fondo del estante, aparto los platos y vasos que me impedían ver con claridad que era aquello y los dejo a un lado. Unas llaves, me pregunto de donde serán; las meto en mi bolsillo por si me son de utilidad mas tarde. Me dirijo al lavabo, coloco la garrafa bajo el grifo y abro el agua.

-Avisame cuando este llena-le digo a Alejandro, el asiente.

Me alejo de la barra y sigo buscando algo que nos pueda ser de utilidad hasta que lleguemos a la ciudad.
Encuentro unas cuantas garrafas de gasolina y latas de refresco tiradas por el suelo, nada mas interesante.

-¡Mika,esto ya esta lleno!-escucho gritar a Alejandro desde la barra.

Me acerco, cierro el grifo y cojo la garrafa, la tapó y la agarro con una mano.

-Vamonos, no hay nada muy interesante por aquí.

Alejandro camina a mi lado y salimos de la tienda.

-Espera, quiero dar una vuelta por fuera, quizás aquí hay algo mas.

Camino hacia la parte trasera de la gasolinera. Ahí mismo se encuentra aparcada una pequeña furgoneta, saco las llaves que encontré antes de mi bolsillo y me acerco a la puerta trasera del vehículo. Introduzco una de las llaves en la cerradura y la giro, nada. Pruebo con cada una de las llaves hasta que doy con la correcta. La puerta de la furgoneta se abre y en el interior de ella se encuentra desplegada una han manta llena de polvo y unas garrafas de gasolina vacías al fondo.

Mi esperanza de llegar a la ciudad se hace mas presente, ahora tenemos un medio de transporte donde podemos ir.

Recuerdo las garrafas de gasolina que había en el interior del lugar.

-Alejandro esperame aquí.
-Vale.

Entro en la tienda, busco las garrafas y cojo dos con cada mano. Las dejo al lado de la furgoneta y vuelvo a por mas, solo quedan tres mas. Cojo las tres garrafas que quedan y me dirijo a la furgoneta. Entro en el maletero, saco las garrafas vacías y la manta; meto las garrafas que recogí, la garrafa de agua y sacudo la manta, la vuelvo a introducir en el maletero y me dirijo a abrir la puerta de la furgoneta, introduzco la llave, ayudo a Alejandro a entrar y me subo a continuación.

Busco entre las llaves y voy probando hasta que una de ellas encaja, la giro varias veces. Cuando la furgoneta arranca me paro a pensar, ¿como se conduce esta cosa?. Poso mis pies sobre el embrague y el acelerador, llego a duras penas.
Tras un rato pensando decido ponerme en marcha, no tiene que ser tan difícil conducir esto. Salgo de la gasolinera sin problemas y sigo la carretera.

-Aun no se ve la ciudad, nos queda un largo trecho.

Alejandro me mira, se ve cansado y apagado, debe de estar agotado.

Tras unos minutos conduciendo, Alejandro, mecido por el movimiento de la furgoneta se queda dormido. Le dejare descansar mientras tanto.

Espero que lleguemos pronto a la ciudad.

...
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