-Eso de antes -habló con cuidado Lan WangJi comenzando la conversación motu proprio, acontecimiento que rara vez se daba. Procuró medir cada una de sus palabras-, ha sido un ataque de pánico.
-Qué mal... hacía años que no tenía uno.
-¿Te ha ocurrido más veces?
Sin rastro su energía habitual, Wei WuXian asintió. El estudiante de ciencias se encontraba sentado en el sofá de cuero beige del amplio piso que su compañero compartía con su hermano mayor. Era luminoso, con ventanales enormes que les regalaban una vista de las luces de la ciudad, un salón con dos niveles y una cocina de estilo americano que conectaba directamente con esa sala de estar, solo separadas ambas habitaciones por un mueble de mármol blanco impoluto rodeado por tres taburetes del mismo color. Lan Zhan salió de la cocina con una taza humeante de manzanilla que acababa de preparar como un afable intento de calmar sus nervios descontrolados. Olía bien, olía dulce, y esa clase de aromas siempre le tranquilizaban. Le gustaría saber de dónde había obtenido dicha información, aunque su parte más racional admitía que probablemente hubiese obrado por instinto. Una buena infusión caliente a tiempo puede producir milagros ante el pánico. Antes de responder a su pregunta con palabras, tomó un pequeño sorbo. Estaba ardiendo, pero en aquel momento el menor de sus problemas era quemarse la lengua. El suave sabor dulce invadió sus labios, borrando con lentitud el salado regusto de las lágrimas.
-De niño no eran nada raro, la verdad. Jiang Cheng se acostumbró tanto a ellos que podría especializarse en actuar frente a crisis de ansiedad si estudiase psicología.
-¿Por qué?
-Los perros. Me aterran. Cuando veo uno me congelo, se me para el corazón y no soy capaz de respirar. A veces el miedo es tan fuerte que siento que ni siquiera soy yo mismo el que está ahí, me siento como un espectador de algo y... y... No sé. Desvarío.
Lan Zhan asintió lentamente, procesando la información. Conociendo a Wei Ying, quizá podría haber pensado que mentía o exageraba, pero por alguna razón, estaba convencido de que hablaba en serio. El chico frente a él solía darse aires de grandeza, sí, pero siempre inflando las partes positivas. Ni una sola vez le había visto intentando dar pena, no con un tema importante de verdad, por lo menos. Por alguna razón tenía la firme creencia de que era el tipo de persona que se aguanta los problemas hasta que revienta; que si algo es realmente malo, nunca lo dice para no incomodar a los demás, que se lo guarda para sí. Autodestructivo, esa era la palabra. En esos ojos oscuros vislumbraba un reproche hacia sí mismo que no le estaba haciendo ni pizca de gracia. Tras largos minutos de silencio, pudo confirmar su hipótesis.
-Lo siento. -Musitó Wei WuXian con voz queda.
-¿Por qué? ¿Por tener miedo? Es algo natural.
-Puede, pero creo que he jodido nuestra cita.
-No has estropeado nada. -Contradijo Lan WangJi, corrigiendo su lenguaje soez-. No te sientas mal, y no te disculpes.
-Lan Zhan...
-¿Hay alguna razón en especial por la que te den miedo?
Mentalmente, el menor de los Lan se maldijo a sí mismo. Él pretendía cambiar de tema, de verdad, y así tratar de distraerle, animarle y que volviese a ser el ruidoso Wei Ying que en el fondo adoraba. Sin embargo, las dudas y la curiosidad fueron más fuertes que él. Pocas veces le pasaba, pero aquella parecía ser una noche de excepciones.
-¿Te refieres a los perros? -El de derecho, viendo que ya no podía dar marcha atrás, asintió-. ¿No es un poco pronto para que te hable de mis traumas de la infancia? Pensaba que eso se hacía en la cuarta o quinta cita, después del polvo.
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Hold me [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
FanfictionLa vida universitaria, la década de los veinte años, la mejor etapa de tu vida. Al pensar en estudios superiores, a la mayoría de la gente se le viene eso a la cabeza. Fiestas con amigos hasta la madrugada, alcohol, ligues de una noche, amoríos, cot...