Capítulo 10: Melodías de flauta

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Aproximadamente una media hora después del episodio de la cena de los bebés, y sin haber sido todavía capaces de cenar ellos, para los peques llegó el momento de irse a la cama. Jin Ling tenía apuntado en el horario que le había pasado a su madre que su hora de dormir eran las nueve, ni un minuto más ni un minuto menos. Wei WuXian sabía de primera mano que para ese momento el bebé ya debería estar dando cabezadas medio dormido, pero no fue así. Quién sabe si se debió a la emoción de un día atípico, al haber hecho un nuevo amigo o a cuando se llega a ese punto en el que el cansancio se convierte en energía, pero el caso es que su sobrino estaba con las pilas recién cargadas. Y por desgracia para los universitarios, con A-Yuan era más de lo mismo. Cuando se pusieron a montar la cuna en la que tendrían que dormir ambos, los bebés gateaban por el cuarto de Jiang Cheng como si estuvieran haciendo una carrera. Como Wen Yuan era más grande, Jin Ling se frustraba y le tiraba de los pies para que se parase y así intentar adelantarlo. Su amigo se reía y le decía cosas inconexas, balbuceos infantiles que ni Lan Zhan ni Wei Ying se molestaron en descifrar. Bastante tenían ellos con construir la dichosa cuna del Ikea y buscar tornillos suecos de nombres impronunciables como para andar escuchando lo que decían dos niños. Al final les llevó otra media hora más, aunque por suerte no les rugía el estómago. Con todas las emociones, el hambre que deberían haber sentido había pasado a un segundo plano.

Preparado el mueble, cada uno cogió a un niño y los metieron dentro. Wei WuXian daba gracias internamente. Nunca pensó que le estaría agradecido pero, por una vez, Jin ZiXuan había hecho algo bien con su vida. Cuando estuvieron mirando muebles insistió en que la cuna fuese grande, lo más grande posible, e incluso argumentó que en la que tenían en casa les cabían tres niños. Nadie entendió por qué, pero al final les había servido de algo. Ahora los dos peques podrían dormir juntos sin problema alguno.

-Y mira que shijie me lo avisó con antelación. -Se quejó el de ciencias-. De verdad que siento hacerte pasar por todo esto, Lan Zhan. Tendría que haber montado la cuna antes.

-No es nada.

Lan WangJi negó con la cabeza. Ayudarle no le importaba lo más mínimo. Además, aunque su semblante no lo reflejase, estaba disfrutando de la tarde. Era una oportunidad para estar juntos y a solas, "a solas", conociéndose mejor. Ver a Wei Ying moverse dentro de lo que consideraba su zona de confort era considerablemente distinto a verle manejarse en la universidad. Sin todo el frenesí causado por la sociedad podía pararse tranquilamente a observar sus pequeños detalles, esos fragmentos ocultos de su personalidad que solo se reflejaban en actos nimios y efímeros, pero que decían mucho de él. El cariño y el cuidado con el que trataba tanto a su sobrino como a un niño al que acababa de conocer, por ejemplo. Era algo que jamás se habría esperado, pero que le descubría esa bondad innata que nunca llegó a intuir en el instituto. Antes pensaba de él que no era más que un niñato pretencioso y escandaloso pero cuanto más tiempo pasaban juntos, más se daba cuenta de que nadie es tan simple, de que había estado muy equivocado y de que se arrepentía de haber perdido tantas oportunidades. Cuando le miraba ahora, habiendo madurado, solo podía desear recuperar el tiempo que pasaron odiándose.

Lan Zhan se había quedado perdido en sus pensamientos, mirándole. Aunque se dio cuenta, Wei WuXian prefirió callar a ese respecto y centrar su atención en los críos. Inocente de él, que creía que así no se le enrojecerían las mejillas. Aunque estuvieran en la cuna, A-Yuan y A-Ling seguían jugueteando —o peleando, nadie lo sabe al cien por cien—.

-A este ritmo no se dormirán nunca. -Masculló con el ceño fruncido. Acabó por apoyar el trasero sobre la cómoda tras él. Su hermano le habría gritado si le viera, sobre todo porque amenazaba con dejarle marcas de suciedad en el mueble blanco. Sus manos hicieron fuerza para levantarle y dejar que se sentase sobre la madera en mala postura. Antes, eso le habría valido la desaprobación de Lan WangJi, pero ahora solo recibió una mirada curiosa. Esos ojos claros estaban fijos en su mano derecha, en los dedos que rozaban casi sin querer una flauta travesera-. ¿Qué? ¿Tengo algo en la cara o por fin te has dado cuenta de que soy irresistible?

Hold me [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora