—¿Podríamos salir juntos algún día, no? —sugiere Lautaro a su novia mientras le ceba un mate y ella, con el resaltador rosa pastel hacía una línea subrayando el texto. —Hace mucho no salimos.
—Sabés que no tengo tiempo, Torito. —dice la castaña y le da un sorbo al mate. —Pero bueno, podemos cenar acá en casa, sushi, tacos, esas cosas.
Tú nunca tenías tiempo para nuestros encuentros.
Tenía que acoplarse a lo que ella podía hacer, ya que su vida dependía de libros, resúmenes y la facultad.
—Sí, ya se... —suelta rendido Lautaro y ella le pasa el mate ahora leyendo en voz alta lo que anteriormente había subrayado para no olvidarselo.
—Te amo, Brune. —suelta el delantero tomando por sorpresa a la castaña que le sonríe y toma su mano sobre la mesa que los separaba.—Yo más Lauti.
Pasan unos cuantos minutos sin hablarse, sólo se escuchaba el ruido de cuando el mate se queda sin agua y la voz de Brunella leer en voz baja sus apuntes.
Martinez se quedó pensando mucho en su anterior conversación, era verdad, ya no salían juntos y su relación se había vuelto aburrida, no hacían lo mismo que cuando recién empezaban a salir, no se contaban sus cosas, con suerte se daban un beso de buenas noches a veces.
Y es cuando ese miedo vuelve a entrar en Lautaro. No quería perderla.
El celular del 10 vibra capturando la atención de los dos, el lo mira y ve un número desconocido aparecer en la pantalla junto con un mensaje que llevaba un simple Hola y un emoji de carita feliz.
—¿Musso? —pregunta curiosa la castaña y el asiente, mintiéndole. Después de sacar conclusiones de de quien podía ser, la recordó a ella, la rubia del boliche llamada Agustina que le había pedido su número y en pleno estado de borrachera se lo pasó.
¿Si contestaba iba a estar mal?
Creyó que sería peor si simplemente ignoraba el mensaje así que escribió un Hola, ¿quién sos?
Eleva la mirada tratando de ver si su novia le prestaba atención y cómo no, entra a la foto de perfil del número desconocido (aunque ya sabía quién era) y la mira detalladamente.
No iba a negar que esa chica era hermosa. Pero ninguna como Brunella.
—¡Amor! —exclama Brunella sacando a Lautaro de su trance y el la mira confundido. —Te decía si no querés dormir siesta conmigo.
El esboza una leve sonrisa y asiente, olvidándose de lo que estaba haciendo antes para levantarse al mismo tiempo que su novia y caminar hasta la habitación.
Hasta ese momento no sabía lo perjudicial que podía ser Agustina en su relación.
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fotito para que conozcan a la protagonista 🥰