Así terminó todo. Tuvo su último partido oficial en Racing y dos días después se subió al avión rumbo a Italia, donde lo esperaban para firmar su nuevo contrato con el Inter.
Las cosas no estaban bien, ninguno de los dos lograba sentirse completamente bien.
En el fondo Brunella se reprochaba el hecho de haber sido tan inmadura y no haber querido hablarle porque si no hubiese sido así, podrían haber terminado mejor. Le dolía, mucho, tantos años tirados a la basura por un capricho inmaduro de Lautaro.
¿Él? seguía igual de mal, pero a Agustina la seguía viendo, no sabía precisamente que sentía por ella, pero en un mes ella estaría viviendo con él en Italia.
Jamás se habían esperado un final así, se sentían culpables, los dos, de haber hecho las cosas tan mal. Alguien se dio cuenta lo que pasaba, se aprovechó cuando no estabas.
A Brunella también la atormentaba el hecho de que le había ocultado a su ex novio que estaba embarazada, y también, que semanas después había tenido un aborto espontáneo. Claro que nada de eso fue fácil, le costó asimilarlo y la única persona que lo sabía y era cómplice había sido Musso.
Juan se había vuelto fundamental en la vida de Abboud, había estado en todo momento, hasta cuando se enteró que él se iría a Italia, es más, el mismo se lo había contado y luego se lo confirmó Martinez cuando intentó una vez más que lo perdone mientras buscaba sus cosas que se llevaría a Italia. La ultima vez que lo intentó.
A pesar de saber que era la ex de su amigo, o compañero, Juan Musso no pudo evitar sentir cosas por Brunella, y aunque no quisiera, se enamoró de ella. Pero sabia ocultarlo muy bien, aunque ella en el fondo, muy en el fondo, sospechaba, pero no quería nada, no en ese momento tan difícil para ella.
Una vez más ella lloraba en su habitación viendo una foto del primer entrenamiento de Lautaro en el Inter, a pesar de sonar muy estúpido, no lo había dejado de seguir en Instagram y por ahí se enteraba la mayoría de las cosas que pasaban en su nueva vida, incluidos los me gusta que le daba a la chica con la que el la había engañado.
Pero sí, aún lo lloraba, cualquier cosa que lo incluya a él le hacia mal, la ponía mal, porque todavía no lo había superado, y le iba a costar bastante.
El timbre de su departamento la alarma y se seca las lágrimas rápido para luego arreglarse un poco en el espejo y correr a abrir. No sabía precisamente quién podía ser, no había quedado con nadie y recordó que sí, Juan la tarde anterior la había invitado a cenar.
Al abrir se encuentra con su figura y lo saluda con un beso en la mejilla.
-Me re olvidé, perdón -se disculpa la chica pero el asiente tranquilo.
-No pasa nada, ¿vos estás bien? Tenés los ojitos hinchados. -dice inspeccionandola mejor y se insulta mentalmente por haber llorado, a parte de que había prometido no llorar más por Lautaro, pero se le hacía imposible.
Juan la conocía bien, sabía probablemente porque era que ella estaba así porque claro, la noticia del primer entrenamiento de Lautaro Martinez en el Inter había salido en todos lados, sumando la publicación del el 10.
Ella luego de un silencio largo niega, y se tira sobre sus brazos soltando varias lágrimas que mojan el hombro de Musso.
-Tranquila Brune... no llores más. -pide el arquero abrazándola con fuerza.
El siempre estaba para ella, principalmente en esas situaciones, y se había prometido nunca alejarse, ni dejarla sola.