Las Sultanas son el pilar del Imperio otomano, ellas no sólo dan a luz Príncipes y Sultanas, sino que también se encargan de que el şehzade suba al trono y sea el dueño del mundo.
Ahí es donde entran ellas, cada una llego de distintos lados del mund...
Hürrem y Turhan habían llegado a Bursa luego de días, ambas sonrieron al ver que las sultanas las esperaban con un almuerzo y una pequeña celebración, las fiestas estaban prontas y que mejor que una pequeña reunión para olvidar el mal rato que Gevherhan y sus hijos les hicieron pasar.
-Sultanas-dijo Hürrem haciendo reverencia
-Que bueno que han llegado, si quieren pueden ir a los baños y luego venir al almuerzo-dijo Nur con una pequeña sonrisa
-Nos parece-dijo Turhan y ambas se fueron.
Todos se encontraban en el jardín riendo y disfrutando de un momento lejos de la tensión y el dolor.
-¿Ya pusiste todo?-susurró la joven para que nadie las escuchará
-Si, tienes que entregarlos con orden, si te confundes estamos muertas-la miró sería y esta asintió.
El almuerzo les fue llevado minutos después, el mayor de los Príncipes en aquél entonces agradeció a todas por su presencia y sobre todo a allah por dejar que estuvieran juntos apesar de que les faltaran varias personas.
Todos se vieron y sonrieron para luego comenzar a probar la deliciosa comida hecha por el agha, comenzaron a hablar de su niñez y de sus pequeños momento de felicidad.
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Narra Hümaşah sultán.
Sentía que la comida me había hecho daño, pero ignore ese dolor y seguí riendo con mis hermanos, cuándo acabó la pequeña celebración cada quién fue a sus aposentos a descansar, me apoye de Nihal hatun, todo me daba vueltas, me sentía muy cansada.
-Nihal, iré a descansar, que no me molesten por favor-sonrió la rubia a medias y se dirigió a su gran cama para reposar, el dolor aumentó y decidió ignorarlo durmiendo.
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Narra Mahienver sultán.
Terminado el almuerzo me fui a mis aposentos a practicar mi bordado, derrepente sentí un dolor fuerte en mi vientre y mi nariz comenzó a sangrar, no tenía idea de lo que pasaba hasta que Ayşe hatun gritó y fue corriendo hasta dónde estaban las demás, mi vista se puso borrosa pero pude distinguir la silueta de un hombre,su voz, era mi hermano mellizo Yusuf.
