Renacimiento [Sheva x Piers] [TERMINADA]

<<Esperanza>>

El escenario no era nada prometedor, era la primera semana allí y ya se sentía agobiada de tan hostil escenario.

―No puedo creer que hayas sobrevivido aquí todo este tiempo―Admiró la chica.

―Ni yo, al menos no dejé que él me atrapara.

―¿Crees que él es la clave para salir de aquí?

―Sin duda, lo he visto llegar a la isla miles de veces, además recuerda que las criaturas no lo atacan.

―Cierto―dijo Sheva algo pensativa ―¿Sabes algo? Ahora que he pensado mucho las cosas, he llegado a la decisión de que si
salgo de aquí con vida lucharé por mi felicidad y seguiré adelante.

En el rostro de su compañero se dibujó una sonrisa y exclamó

―¡Así se habla! Eres una mujer que merece todo eso y más. Sé que saldrás bien de todo esto, además fue una promesa.

―Y...te llevaré comigo.

Piers se detuvo inmediatamente, no pudo haber oido bien.

―¿Qué tu que?

―¿Acaso creías que te dejaría aquí solo? Somos ambos o ninguno y no quiero replicas ¿Entendiste?

―Pero...
―¡Dije sin réplicas!
―Pero yo ya no puedo encajar, harán toda clases de experimentos conmigo como hacen con muchos que han sobrevivido a las infecciones de los virus. No toleraría eso.

―Primero deberán pasar sobre mi cadáver―respondió alegre la africana―Y como te diste cuente, es difícil matarme.

Ambos soltaron una risita.

―Es verdad.

La cercanía que habían desarrollado en unos días era formidable, ninguno había tenido amigos de verdad o llevaban años conociendo gente que no los podian tolerar, en cambio esto superaba cualquier relación que habían vivido.

De repente una especie de vehículo extraño pasó junto a ellos a gran velocidad, lo único que pudieron ver encima era un tipo encapuchado quién paseaba con gran tranquilidad. Ella no necesitó preguntar quién era, era demasiado obvio.

―Ese es el sujeto ¿No?

―Exacto. Es raro verlo paseando tan tarde.

―Habrá que seguirlo y averiguar que trama.

―¿Estás loca? Yo no soy indestructible y a esta hora suelta el gas morado, nos irá como en feria.

―¿Y quién dice que me vas a cuidar como una niña? Además quién save cuando tendremos una oportunidad como esta.

Sin escuchar los quejidos del soldado, la chica se adentró a  más profundidad siguiendo el rastro del desconocido. El chico sólo suspiró y la siguió.

<<Estas mujeres locas>> pensó el Nivans divertido, definitivamente aquella terca que tenía enfrente la había devuelto la esperanza.

..

El acto en memoria a los caidos fue algo rápido pero conmovedor, el mencionar cada nombre arrancaba lágrimas de los familiares. Unas horas atrás cientos de restos humanos y pedazos de una avioneta de combate fueron rescatados en las costas de Canberra, llegaron flotando a la orilla como espuma de mar. Inmediatemente el logo fue reconocido y lo que antes eran personas llegaron como carne masticada y regurgitada

"El equipo está trabajando en identificarlos, no tomará mucho tiempo ya que tenemos en la base de datos a todos" dijo el Dr. Martz, investigador de cabecera en la división.

Chris se encontraba de la mano de Jill, mientras Josh no podía ni mirarlo, nunca lo perdonaría. Ninguno de los tres estaba preparado para oir la cruda verdad.

Un joven recluta era quien leía la hoja de papel, de los 35 miembros de la tripulación 32 habían sido leídos.

―El soldado Alistair Markson...y el Teniente Robertson, los extrañaremos pero fueron fieles a su labor hasta el final. Son todos.

El rostro de Chris, Jill, Josh e incluso del viejo O'Malley quién también se encontraba alli fueron un poema. ¿Y Sheva? ¿Donde rayos estaba Sheva?

Antes de que alguien pudiera hablar, O'Malley se adelantó.

―Creo que le falta una persona recluta, se me hace una falta de respeto no nombrar a todos los caídos...

―¿Que hay de Sheva Alomar?―preguntó Josh ignorandolo completamente.

―La teniente Sheva Alomar no fue encontrada entre los restos humanos, ni siquiera entre las muestras de los tentáculos de los virus.

―Está viva―afirmó Chris emocionado―No hay duda de que ha sobrevivido.

Jill y Josh sonrieron a más no poder, mientras esta última abrazaba a su prometido, la alegría de apoderó tanto de ellos que pasaron desapercibida la agria mueca de O'Malley, en ese momento la esperanza reinó más que nunca.