<<Epílogo: Renacimiento>>

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Aunque parecía un concurso de ceños fruncidos cualquiera, las dos féminas que allí se encontraban no podían aguantar las ganas de reírse.

Dos hombres uno joven y el otro ya entrado en años, parecían como gotas de agua, y por más que ambos intentaran negar su parentesco ; los gestos, la forma de los ojos, la mandíbula delataban que eran familia.

De un lado el Soldado Piers Nivans, del otro lado el General Gerard Nivans, ambos incapaces de hablarse.

-¡Vamos chicos!-gritó Denisse, la hermana de Piers al borde del fastidio-Parecen bebés, ya díganse algo.

Una vez terminada la caótica boda de Chris y Jill -donde al final todos terminaron embarrados de una mezcla jabonosa y pastel- Sheva se dispuso a acompañar a su novio para visitar a su familia, durante el trayecto no pudo evitar sentirse nerviosa porque era la primera vez que se presentaba a los familiares de su pareja y quería causarles una buena impresión, por su parte Piers estaba emocionado de ver a su hermana, pero su padre era otro cuento.

El General Nivans nunca había aprobado que su único hijo se uniera a la B.S.A.A, y temía que al decirle que ella también pertenecía ahi la reprobara cruelmente.

El viaje de Hawaii a Ohio fue tranquilo, incluso rápido y reparador. Lo primero que buscaron fue el nombre de la familia en el registro, para asegurar el lugar y procedieron a encontrar el sitio, un extraño acontecimiento para el soldado ya que a cada kilómetro que avanzaban sentía como cada recuerdo, cada pensamiento de su pasado se hicieran presente en su camino.

La residencia de la familia Nivans se divisaba al final de un estrecho camino arrebolado, lucía imponente en tamaño aunque su aura inspiraba tristeza.

El chico había entrelazado manos con su novia y respirando profundamente para darse valor, tocó aquella antigua pero inmensa puerta.

Escucharon unos pasos rápidos bajando los escalones y una dulce voz del otro lado.

"¡Ya voy!"

Las puertas se abrieron con lentitud, y poco a poco una silueta se fue revelando al otro lado, allí una joven menuda de cabello castaño y algunas pecas en el rostro los miraba con absoluta sorpresa, pero cuando cambió su dirección hacia el chico de unos ojos grisáceos como los suyos esta brincó a los brazos de este con torrenciales cayendo de sus orbes.

"¡Hermano!"

Fue la primera vez que la Alomar conoció a Denisse Nivans, hermana menor de su apuesto soldado. Según recordaba Piers le dijo que era el vivo retrato de su madre, que si quería conocerla, Denisse era la mejor manera. El abrazo duró poco ya que una voz a sus espaldas los desconcentró.

Las perfectas facciones de Piers se descompusieron en amargura, no faltaba ser un genio para saber que era su padre.

Ambos se acercaron con parsimonia, y se veían de una manera retadora. Por otro lado Denisse luego de separarse de su hermano tomó el brazo de Sheva y la invitó a pasar. Inmediatemente le invitó un poco de café y empezaron a conversar animadamente, allí la más joven le contaba sobre la vida de la familia y de la alegría de tener -al fin- una cuñada tan linda y simpática como ella, a lo que la morena no pudo evitar sonrojarse.

Habían ya pasado 30 min y el duelo de miradas entre padre e hijo no cesaba, provocando que ambas mujeres pusieran los ojos en blanco. Pero ninguno parecía querer dar su brazo a torcer.

-Yo sé que a mamá le hubieras encantado-anunció la Nivans captando la atención de ambos hombres.-Siempre se quejaba de que las chicas del lugar eran demasisdo comunes para su hijito.

-¡Nissi!-se quejó Piers avergonzado.

-Je, es cierto-la pequeña burla de Gerard causó una pequela risilla de la castaña.-Marian siempre quiso que nuestros nietos fueran los mejores.

Renacimiento [Sheva x Piers] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora