Algo

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Dos días pasaron desde que despertó en el hospital. Sus heridas sanaban rápido, demasiado como para considerarlo normal. Pero el espíritu lo puede todo. Después de la escuela, su hermana menor lo visitaba para proveerle comida y compañía en ese lugar.

Había varios héroes siendo atendidos también, pero a su parecer eran bastante molestos. Sabía que lo que les preocupaba de estar en la cama de ese lugar lleno de enfermeras y olor a medicina era su reputación, puesto que un héroe caído daba símbolos de debilidad. No les importaba realmente el bienestar de las personas, le molestaba tener que compartir habitación con seres así. El y su hermana se encontraban viendo la televisión sintonizando el canal de las noticias, Badd comía con más facilidad las rodajas de manzana que su hermana le preparaba. Los medios reportaban que la Asociación de monstruos estaba tomando terreno, además de que tomaron de rehén el niño que debía proteger, se sentía frustrado, de cierta manera no era del todo su culpa. Peleo más que nadie en mucho sentido, además de que se topó con el cazador de héroes sin previo aviso.

El solo pensar en él le traía de nuevo la imagen de aquel niño solitario en su mente. Tantas preguntas que no encontraban respuesta le atormentaban de noche, pensó que la jaqueca era producto del batazo que se dio a sí mismo, pero no era así. Zenko notaba su angustia, pero cuando intentaba preguntarle el porqué, le decía que era producto de la situación, aunque esto no fuera verdad. Sinceramente no tenía sentido comentarle el tema de su cabeza a una hermana menor, porque si el asunto de su memoria era tan lejana, significa que ella ni siquiera había nacido aun cuando sucedió. Algo faltaba, algo se había perdido.

La conmoción de las noticias puso a los héroes lisiados en estado de furia, querían levantarse de sus camas para mostrar que aun podían combatir. Pero inmediatamente las enfermeras llegaron para anestesiar a los intrépidos guerreros idiotas...o al menos así los llamaba Zenko. En menos de unos instantes todos se encontraban dormidos muy profundamente, estaban heridos, que estupidez de su parte al querer moverse.

Finalmente silencio, Badd solo quería un poco de paz por el momento. Se hacía tarde y el sol estaba escondiéndose, le pidió a su hermana que volviera a la casa con cuidado y se asegurara de cerrar las puertas y ventanas, con la situación de la ciudad todo era peligroso. Sabía que Zenko tenía varios amigos que vivían cerca de su casa, por lo que no llegaría sola en caso de lo peor.

La doctora en jefe entro una vez más a la habitación para asegurarse de que todo estuviera en orden y revisar sus signos vitales, vio a los héroes dormidos a mas no poder, excepto a Badd, que miraba la ventana por donde se filtraba la luz de la ciudad.


―Apagare las luces, pero si te molesta las de afuera puedo cerrar la ventana―menciono la Dra.

―Estoy bien, solo necesito silencio―

―De acuerdo, los veré mañana para ver su estado, descansa―


Así, la doctora cerró la puerta y Badd finalmente se quedó solo, aunque tuviera personas alrededor la habitación parecía muy grande, sola y fría... ¿así se sentiría aquel niño de su cabeza? Solo le quedaba tratar de dormir o si no la migraña volvería por intentaba armar rompecabezas que no tenían imagen. Cerró sus ojos en dirección a la ventana, esperando y pidiendo; que la solución le llegara como el susurro de la ciudad.

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De nuevo en la oscuridad, se estaba acostumbrando a este lugar, pero ahora no titubearía. Empezó a buscar por todo el vasto vacío, una señal de sonido de aquel chico de la última vez. Podría asegurar que estuvo más de media hora caminando y trotando en busca de algo. Pero no aparecía nada. Ya casi dándose por vencido y tirar la toalla un estruendo detrás de él le reanimo el espíritu. Volteo sobre su hombro y ahí estaba, su objetivo en lo que era una escena rara. El pequeño niño de cabello blanco yacía sobre unas bolsas de basura, estaba alterado y con sangre en la nariz. Su mano trataba de parar la hemorragia, por lo que cubría su cara en gran medida, tenía la mejilla hinchada, indicando un golpe de pelea. Esta vez podía verlo mejor, llevaba una playera blanca con la cara de un gato amarillo en ella, unos shorts grises, unos tenis que hacían juego con su playera y varias heridas tratadas con gasas.

Un bate de plástico apareció en los pies de Badd, tomándolo entre sus manos se dio cuenta que algo parecido a sombras se acercaban al joven con despiadadas intenciones. No tenía nada más a la mano, con seguridad se aproximó a esas entidades, que el sabia de sobra fueron las causantes del sufrimiento del pequeño. Sin temor se abalanzo y con movimientos acertados los desvaneció en el aire con swings impecables. Al asegurarse que no quedara más moros en la costa, se acercó a él infante con el corazón en la mano y estando enfrente de él no se le ocurrió algo más que decir que:

-Debes levantarte-

Su intención no era ser cruel, pero en este mundo si querias sobrevivir tenias que ser fuerte. Entonces el niño solitario aun sujetándose la nariz llena de sangre alzo la mirada encontrándose con la de Badd. Unos ojos dorados llenos de brillo le desnudaban el alma, tan inocentes y puros pero a la vez llenos de súplica y miedo. Antes de poder articular palabra el pequeño aparto su mano dejando ver su rostro completamente. Badd quedo en completo shock. Reconocía ese rostro, sabia de quien era ese rostro.

-Tú eres...-

Pero ese momento finalizo debido a que despertó de golpe en medio aun de la noche, su corazón latía normalmente, pero un escalofrió recorría su cuerpo. Mirando la hora de su teléfono que estaba en el mueble de enseguida se percató que solo había dormido tres horas. Parece ser que esta noche tampoco lo lograría, no después del descubrimiento que tuvo. Reacomodándose en su cama para estar de espaldas y mirar al techo pudo distinguir con la poca luz de afuera la figura que permanecía sentada en la silla de su lado. Esta vez su corazón sí que latió con fuerza, al verlo a la cara en busca de su identidad sus ojos no daba crédito a lo que miraban.


―Parece ser que por fin despiertas―

―...―

―Pensé que tendría que volver a darte una paliza para que abrieras los ojos―

―... ¿Garou? ...―

Eras tu... (Batarou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora