Pedido P2

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―¡GAROU! ―exclamaron ambos héroes rango S.

―¡¿Qué?!

―¿Qué está pasando aquí? ―replicó Bang, confundido.


Badd titubeó, trataba de pensar que hacer o, más importante aún, qué decir. Era la peor situación. No se trataba de un simple héroe, era el mismo Bang. Aunque tratara de conseguirle tiempo a Garou para escapar, sabía muy bien que no estaba al nivel del gran Silver Fang, cualquier intento sería inútil. Su respiración se acortaba de los nervios. Pero como siempre, Garou habló primero.


―Una vez más viejo... no es tu asunto...

―Garou... ―Badd fue interrumpido por el ex-cazador.

―¿Ahora qué va a pasar anciano? ¿Me volverás a dar una paliza mientras estoy en desventaja y me llevaras, como un animal, arrastrando a la Asociación? ―Garou permanecía con los brazos cruzados, pero confrontándolo con la mirada.


Ante esto, Bang calló durante varios segundos.

El ambiente no podía ser más tenso, pero sobretodo: melancólico. Garou parecía furioso, pero Badd, que lo conocía muy bien, veía tristeza reprimida en su semblante serio. Por su parte, Bang sólo agacho la cabeza, meditando las cosas antes de responderle a su ex-alumno.

Había estado buscándolo sin cesar durante meses; las palabras de su hermano volvieron a su cabeza. ¿Si lo encuentras, que le dirías?. Parecía que en verdad, sus años de experiencia le fallaban en ese momento. Las palabras correctas se esfumaron como humo en la brisa. Además, el hecho de que Metal Badd se refiriera a Garou con tanta naturalidad, denotaba cercanía. Ambos se conocían. Y que un Héroe clase-S evitara informar sobre el paradero del Monstruo Humano en las reuniones, consternaba a Bang.


―¿Y bien? ―cuestionó el de ojos dorados.


¿Qué debía hacer? ¿Cuál era la decisión correcta? Llevarlo ante la asociación nunca fue una opción, ¿Hablar? Garou no daba indicios de querer entablar una buena conversación. Lo mejor era tomar todo con neutralidad, por más fingida que fuera.

Bang volvió a erguir la mirada y se acercó al mostrador sacando algo de su bolsillo. Badd permaneció firme en su posición, aguardando por un enfrentamiento. Bang abrió la mano, y mostró lo que llevaba: era su cartera.


―Dijiste 3000 yenes ¿Cierto? Aquí están. ―dejó la cantidad exacta en el vidrio del mostrador. Sin más dilación, tomó el paquete y se dio la vuelta.


Garou y Badd quedaron pasmados por las acciones del héroe, ¿En verdad no planeaba capturarlo? ¿Haría como si no lo hubiera visto? Cualquier opción no encajaba con el Bang de hace tres meses. Pero si Bang confrontaba a Garou en un momento así, sólo haría que este último quisiera, en verdad, desaparecer del mapa.

Garou no dijo nada tampoco, volvió a apartar la mirada con el ceño fruncido, como alguien quien aguanta, con todo su ser, las ganas de llorar por el coraje. Antes de tocar la puerta del establecimiento, Bang finalmente rompió el silencio.


―Garou... ―el mencionado no lo miró, pero se tensó al escuchar su nombre―. Lo lamento... lamento no haber sido un buen maestro para ti. Porque si lo hubiera sido, tal vez, te habría escuchado más y te hubiera conocido mejor... no me di el tiempo de hacerlo. Fue mi culpa. ―Badd veía como Garou apretaba fuertemente su mandíbula y apartaba la mirada al techo, en un intento por disipar la inminente acumulación de lágrimas—. No sé cómo, pero parece ser que estas volviendo a empezar tu vida. Y me alegra que no sea en soledad. ―Badd sabía que aquello iba para él―. Volveré a comprar aquí, cuando eso pase... tal vez conversar se nos sea más fácil. Hasta entonces, Garou.

Eras tu... (Batarou)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora