Desde el momento en que Badd vio a Garou sintió que algo no encajaba. Su cabeza ya había recibido varios golpes en las peleas pasadas, pero el de su hermana en la nuca fue la gota que derramo el vaso.
Ya en el hospital; inconsciente, su cerebro empi...
Badd cambio su cara de interrogante a una completamente perpleja. Además los ojos de Garou enterrados en los suyos no ayudaban mucho, es como si supiera la respuesta aunque su cabeza estuviera en blanco.
― ¿Que...? ¿Yo? d-de que hablas?―
―Hace 10 años―
―¿¿Qu-...??―
―Parque Shinjuku... una tarde de sábado a inicios de otoño...―
―... ¿A-ah....?!―
—No tengo mucho dinero...pero puedo invitarte una nieve—
En menos de un segundo, mil y un imágenes aterrizaron en la mente de Badd, tan densas y claras que se sentían como si no hubiera pasado el tiempo. Una bomba había detono en su cabeza. Ahora todo encajaba en su lugar.
Diez años atrás, en una pequeña ciudad del sol naciente, donde la inocencia y las buenas intenciones abundaban en las personas, más aun; en los niños. Aunque claro... siempre hay excepciones...
Un pequeño niño de 8 años se encontraba huyendo de sus compañeros de clase, desde que se les subió a la cabeza el tratarlo como ¨monstruo¨ en las horas de recreo, pensaban que fuera de la institución no tendría por qué ser diferente. El resultado de ser un grupo de cinco contra uno es evidente. La minoría va a perder. Después del puñetazo que había recibido, se las arregló para perderlos de vista en un callejón donde la gente dejaba la basura. Estaba muy asustado, pero sobre todo molesto, molesto consigo mismo. No podía ser que permitiera que esta tragedia se repitiera. Lo única cosa buena, era que dentro de poco se iría de la ciudad para entrenar en un dojo de artes marciales. Lejos de toda esta idiotez.
Aun sostenía su nariz con la mano. La hemorragia no paraba y el rojo amenazaba con manchar su playera. A lo lejos pudo escuchar como sus acosadores se aproximaban a su localización. Era un callejón con escape, pensó huir por el lado contrario, pero pudo disuadir que otro niño estaba entrando por ahí. Lo estaban rodeando pensó, no lo dejarían huir... tendría que explicarle nuevamente a su madre como se hizo las nuevas heridas que le dejarían... o simplemente inventaría algo.
Los murmullos de los matones se apreciaban cada vez mejor, cosas como ¨donde se esconde el monstruo gris¨, ¨mi puño quiere justicia¨, ¨un villano no puede huir de los héroes¨. Entre más hablaban el pobre niño de cabello blanco más enojado se sentía. Estúpida popularidad de los héroes decía. Esto no tenía nada de justo. Ya preparado para su destino, vio como el chico que había entrado por el lado contrario corrió enfrente del a todo velocidad hacia la pandilla de niñatos. Llevaba un bate de plástico rojo con azul, y con el dejo seco a los abusadores que trataron pasarse de listos. Se sorprendió al ver que daba swings demasiado limpios. Cualquiera sabría que practicaba deporte. Los brabucones corrieron despavoridos por el chico portador del bate, llorando y reclamando que se lo contarían a sus padres. Al pequeño salvador poco le importaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
