Capítulo 29.

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Me remuevo entre las sábanas que me cubren, voy de un lado a otro y termino suspirando.

El nudo en mi estómago y la molestia que siento en el pecho desde el día del baile me hace sentir inquieta, han pasado ya cinco días desde entonces y la molestia sólo ha incrementado.

Me pongo de pie y salgo de la habitación en la que me estoy quedando, arrastro los pies por el pequeño pasillo hasta llegar a la sala.

Me detengo en seco cuando veo a Siena hablar, o más bien discutir con Aaron en el balcón, no puedo escuchar lo que dicen pues la puerta corrediza de cristal está cerrada.

Estoy por dar un paso para encaminarme hasta ellos pero Simón se planta frente a mí.

—Buenos días princesa ¿le apetece desayunar algo ligero o prefiere un desayuno completo?

—¿Qué está pasando?

Creo que esa pregunta la he hecho más veces de lo que nunca antes lo hice, las cosas han estado extrañas.

El día después del baile Aaron me prohibió ir al restauran de Maggie a trabajar, le hice esa pregunta y él sólo la evadió diciendo que necesitábamos empacar para el viaje. Al anochecer Maggie vino a desearme buen viaje, me dijo que me quería mucho y que me cuidará.

El lunes por la mañana nos pusimos en marcha a Schaan, por fin estaba yendo al lugar de mi mejor amiga, cuando llegamos ella y Jimmy tenían la preocupación pintada en el rostro, les pregunté que sucedía pero antes de siquiera contestarme Aaron ya estaba obligándonos a subir al departamento que comparte la pareja, Aaron le pidió un minuto a Siena mientras Jimmy me guiaba dentro del departamento, me mostró la sala, la cocina y el balcón.

Cuando Siena y Aaron entraron ella me sonrió pero no sentí su sonrisa sincera.

Cuando les pedí recomendaciones de hotel, Aaron decidió que lo mejor era quedarnos ahí con la pareja, pensé que bromeaba pero él hablaba realmente en serio. Siena no tuvo problema en dejarme una de las tres habitaciones que tiene el departamento, igual que lo hizo con mis escoltas, cuando quise protestar Aaron ya estaba metiendo mis maletas a la habitación.

Siena entonces me dijo que quería hacer muchas cosas conmigo mientras pasaba la semana ahí, lo primero que hicimos fue ir de turismo por la ciudad, visitamos los lugares más emblemáticos, Aaron y Simón se pegaron a mí como si fueran mi sombra, entendía su preocupación; Schaan es la ciudad más poblada de Liechtenstein y ellos se preocupan por mí, pero cuando al tercer día le pedí a Siena salir a beber o bailar por ahí ellos literalmente se opusieron.

Les pregunté que ocurría pero otra vez no obtuve una respuesta. Desde el día que llegamos pude notar como evitaban que viera televisión, noté los labios apretados de mi mejor amiga y de su prometido cuando les hablaba de Aragón. También estuve presente en momentos como el de hoy donde Siena y Aaron parecen discutir algo, no entiendo porque se ocultan de mí para hablar, y llegué a captar los susurros que compartían Siena y Jimmy por las noches.

En todos y cada uno de esos momentos pregunté qué estaba pasando, pero en ninguna ocasión obtuve una respuesta y eso sólo hace que me sienta aún más inquieta.

Siento que algo no va bien, tal vez estoy siendo paranoica o tal vez me quede confundida y sin saber que hacer o pensar ante lo sucedido en el baile del príncipe Dominik, pero se que la actitud de Aaron es extraña, ha estado actuando raro las últimas semanas, pero que ahora todos actúen como él lo hace más preocupante.

Quito mi vista de Simón para observar a Jimmy que feliz me anuncia que hizo el desayuno, luego nuevamente entra en la cocina y cuando vuelvo la vista a Simón él me sonríe.
Suspiro y camino a la cocina, me siento en el comedor para cuatro personas y Jimmy me pone un plato enfrente, luego pone un cuenco con fruta recién cortada y deja también una jarra de jugo, deja unos panecillos en la canasta y me ofrece café, luego se sienta y obligamos a que Simón también se siente a almorzar con nosotros, cinco minutos después Siena y Aaron entran a la cocina.

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