Capítulo 33 [Maratón]

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—No puedo creer que de verdad tú hayas dicho que saldrás del reino a las calles —Aaron niega con la cabeza

—Si no funciona el nuevo plan, lo haré —acomodo el traje que traigo puesto, últimamente he cambiando los vestidos por ellos— Ahora tengo esta junta con el cuerpo oficial y necesito mirarme atemorizante ¿lo hago?

—Últimamente lo haces.

Asiento satisfecha.

—Si esto realmente no funciona, convocaremos finalmente al Consejo Supremo de la Corte.

Aaron me mira circunspecto.

—Entonces haz que funcione.

Asiento y decidida entro al despacho general, cuatro hombres se giran a verme, se ponen de pie y hacen una inclinación de cabeza hacia mí.

—Buenas tardes señores —me siento detrás del escritorio— Creo que todos saben por qué han sido convocados.

—Estamos al tanto de la situación princesa.

—¿Me dirán qué está sucediendo en el cuerpo policial que no fueron capaces de evitar un saqueo a un transporte real?

Ninguno dice nada y comienzo a desesperarme.

—Señorita Eliana —habla el sheriff pero el director del centro policial lo codea y el hombre carraspea— Perdone; princesa, nosotros no tenemos el control total de los policías, ellos también tienen miedo.

—Todos lo tienen, y pueden llamarme Eliana.

El director, un hombre rubio de bigote gracioso toma la voz.

—Lo que quiere decir el sheriff, es que no podemos obligar a los oficiales a hacer algo que no quieren, hablamos con todo el equipo y unos simplemente no quieren entrometerse en lo que está pasando, ya nos han atacado a nosotros también ¿y quién nos protege? —suspira dramáticamente— Nosotros al igual que usted hacemos lo que podemos.

Los examino con la mirada y asiento.

—Están al tanto que pudo haber muertes ¿verdad? —asienten— Necesito que tanto ustedes como su equipo se tomen su trabajo con seriedad, por que no trabajan para mí, su trabajo al igual que el mío es el bienestar y seguridad del pueblo ¿no es así? Pues quiero saber si contamos con su apoyo total o si debemos mandar a nuestras tropas a hacer su trabajo.

El sheriff me mira con asombro y el director con seriedad.

—Cuente con nosotros —decreta el director— Servimos para la realeza.

No se si soy yo o si realmente lo dice con sarcasmo pero se que sus palabras no son honestas, lo veo en su mirada y no se si me da más miedo su deshonor o su tranquilidad para mentirle a la futura reina.

Me pongo de pie para despedirlos y Aaron los ve alejarse por el pasillo a mi lado.

—No va a funcionar —le digo.

El abre la boca pero un Simón con ojos abiertos y con prisa llega hasta nosotros.

—¿Todo bien Simón? —le pregunta mi escolta.

—El rey Fausto está en la sala principal.

Mi corazón comienza su carrera acelerada.

—¿Qué quiere? —pregunto con la voz distorsionada.

—A convocado a una reunión privada con usted.

Me quedo en silencio analizando los pros y los contras de estar a solas con un hombre como el rey Fausto.

La Corona de Aragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora