Génesis 1:26

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"Entonces dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza""

Cuando el ciego espiritual entienda bien, que fuimos creados a imagen de Dios. Y Que el sordo espiritual oiga bien, y escuche la felicidad de Dios también.

Comprenderán que Dios puede hacer florecer el desierto, puede darle piernas al cojo para correr; porque Él es poderoso en habilidad, y la fuente perfecta de la felicidad.

El hombre en su desierto espiritual puede florecer con Su palabra que es el agua de la verdad; brillar con su alegría, correr, y potenciar su habilidad para actuar con agrado y responsabilidad cada día.

A imagen y semejanza suya me creó el buen Dios. Su amor, poder, justicia y sabiduría me implantó, los unió en mi corazón y de valores mi interior llenó.

Miles de amigos tengo y con ellos unas ricas frutas puedo comer con calma. Sentir satisfacción y disfrutar con su compañerismo desde el alma.

Génesis El principio de la poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora