-E-es... es este es mi limite?... Esto es todo lo que soy capaz de hacer?... Luego de tanto?... Así es como todo acaba?... -Pensaba, al recuperar su conciencia luego de la batalla que tuvo contra el general enemigo, el mismo que yacía muerto a su lado.
En su interior gritaba -No! Así no puede acabar!- la voz en su cabeza sonaba exhausta, destrozada, en vez de gritos de resistencia, eran ruegos, pues su cuerpo apenas reaccionaba, su vista se había vuelto borrosa, pesada, no distinguía nada a más de medio metro de distancia.
Estaba en cuclillas entre el fuego y los cadáveres, de camaradas y enemigos. La espada que estuvo sosteniendo durante toda la batalla ahora le resultaba imposible de levantar y sentía que si dejaba de sujetarla, su mano no sería capaz de empuñarla con la misma fuerza una próxima vez, así que solo la mantuvo como estaba, apoyo su mano libre en mi pierna izquierda, haciendo su mayor esfuerzo para poder erguirse, la pierna derecha no reaccionaba, pero la arrastró lo suficiente para poder mantener el equilibrio de pie, utilizando la espada como apoyo lo logró, puso la espada al frente y posó su mano izquierda en la empuñadura, y la derecha seguía sujetándola con firmeza... Es interesante que esta acción le haya tomado mucho más esfuerzo que tomar la vida de cientos de personas.
La extraña tranquilidad de la muerte ya se había extendido por su cuerpo, ni siquiera las heridas en todo el cuerpo, ni las flechas incrustadas en la pierna derecha, su pecho o espalda, ni el frío despiadado del invierno eran capaces de superar esa inmensa, profunda y fría tranquilidad, pero, había algo que aquella calma no podía apaciguar en su interior, algo que iba extendiéndose y quemando dentro de esa frialdad, la llama de la Furia... Eso que lo mantuvo vivo hasta ahora, y luchando sin parar hasta acabar con toda fuerza... pero ya...
-No puedo acabar así!! aun no es mi momento!!! - Gritó contra las tropas enemigas que lo observaban desde lejos sin avanzar, a pesar de no verlas con claridad, sabía donde estaban... Antes eran miles, contra un puñado de cientos de "campesinos" que nunca se habían enfrentado en combate, que jamás habían matado a nadie, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres, que debido a nacer como la raza maldita se vieron obligados a pelear y aún si ellos no querían... y aún así, ellos los habíamos reducido a cientos los números de las tropas del reino...
- ¡¿Que se siente?!¡¿Ah?!- Gritó con fuerza, su voz era potente, pero sentía una fuerte presión en la garganta y la boca terriblemente seca casi como si fuera piedra, tal vez por la ceniza que caía, tal vez entró a través del yelmo... la cuestión era que no podría hablar mucho tiempo... - Que unas escorias como nosotros, los llamados los malditos, los demonios, hayan desecho a miles de los mejores guerreros que ha tenido este retorcido reino...
-Esto sin duda es una derrota a su maldito orgullo- pensaba- y el orgullo es lo único que seres como ustedes poseen- Los veía con toda su furia, ya no podía hacer más, su cuerpo ya no se movía un centímetro más, sentía que su cuerpo se estaba volviendo rígido, perdí la sensibilidad...-Entonces este verdaderamente es mi fin-ahora hablaba para si mismo, aparto la vista un segundo, alzando su cabeza al cielo con las fuerzas que le quedaban- los veré pronto, mis hermanos, solo espero que nuestra sangre pueda obtener la libertad y paz que tanto deseamos, esperemos que nuestro sacrificio permita a nuestros pequeños tener una vida distinta a la nuestra, mi deseo es que sean liberados de la maldición que nuestra raza a cargado desde el principio de los tiempos...- cerró sus ojos un momento y devolvió lentamente su cabeza y dio un último vistazo a las tropas enemigas, sus azules ojos irradiaban una ira inhumana.
Al otro lado del que fue el campo de batalla, Akrus, veía al hombre, no, al guerrero que se alzaba entre los cadáveres, solo ese sujeto seguía en píe, Akrus había visto a sus superiores caer a manos de ese guerrero, y ahora el joven comandante tenía el puesto de líder, su deber era seguir guiando la batallan hasta acabar con el último hombre, lo sabía... pero Akrus no podía, nadie podía, todos solo podían ver la escena que estaba frente de ellos.
Un solo hombre había guiado a unos meros aldeanos contra el que es conocido como el Ejército más poderoso y él mismo había logrado acabar con los oficiales de mayor rango.
Y aunque la victoria era clara para ellos ahora, aunque solo debían acabar con ese hombre y para que todo llevaría su fin... nadie se atrevía a acercarse, su mirada los paralizaba, sentían un frío en su pechos, y una presión a su alrededor, llevaban ya varios segundos sin respirar.
Luego de un tiempo, que pudo ser minutos como pudieron ser horas, el peso del ambiente que había mantenido a los soldados inmóviles y sin permitirse siquiera pensar, se había disipado al fin. Él primero en liberarse fue Akrus, quien se dio cuenta de lo que les había pasado, pero no lograba entenderlo, se sentía desconcertado, volvió a ver hacía donde estaba el guerrero, y ahí se encontraba, inmutable, Akrus no sabía que hacer.
Espero a que sus tropas se liberarán de lo que sea que fuese que los había mantenido apresados... todos experimentaron lo mismo que el joven y algunos se veían más afectados que otros. El nuevo líder decidió dar una orden que contradecía el ideal de la fuerza de ataque, el cual era, "Luchad hasta desfallecer, luchad y entregad su vida por el Reino y traed así al nuevo Héroe", Akrus dijo -síganme... los que sean capaces de hacerlo- pocos avanzaron con él, solo los más fuertes, ya no sentían el pavor de hace unos momentos pero tampoco se sentían seguros, iban preparados para pelear.
A medida que se acercaban, Akrus no despegaba la vista del guerrero del cual no conocía su nombre, pero sentía una extraña sensación de admiración por él al verlo ahí de pie luego de tan feroz batalla, pero le pareció que tenía algo raro, no se movía, parecía estar muy pálido y sus ropas descoloridas y no los observaba, él veía al horizonte con una intensa mirada... y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo entendió...
- N-no puede ser... - abrió exageradamente los ojos y la boca de la impresión, dejo caer su arma, los que lo seguían hicieron lo mismo. Nadie podía creer lo que veían, el hombre que destrozo el orgullo del Reino, el demonio que había sembrado el terror en los soldados, él... se había convertido en piedra.
- Imposible... porque él?! porque este maldito desconocido y no uno nuestros guerrero?! - Grito indignada Eris, la arquera... sus ojos se veían llorosos.
Todos entendieron el sentimiento de Eris, después de todo, este fenómeno no era desconocido en este mundo, pero no podían aceptar que este hombre fuera el "Bendecido", es un DEMONIO! todos compartían ese sentimiento.
En este mundo ha nacido distintos "Héroes" a lo largo de su historia, han luchado y venciendo los mayores males o habían hecho los mayores sacrificios y cada uno de ellos fue "Bendecido", y al morir se les llamaba "Ascendidos". Cuando un héroe muere sin importar que, quedan en posiciones gloriosas, heroicas con sus cuerpos convertidos en piedras indestructibles, esto era una realidad y no una leyenda en todo el mundo y todos los guerreros aspiraban a convertirse en estos Héroes y ser bendecidos por los cielos, por ello peleaban sin importar el precio.
Habían pasado cientos de años desde que el último guerrero ascendió a Héroe, una mujer del Reino llamada Terria...
-Se suponía que nuestro reino era el más fuerte, que solo uno nuestros guerreros podrían ser el siguiente Héroe.... entonces... - Eris estaba demasiado afectada por lo que esto significaba- entonces... nosotros, eso significa que nosotros!... - volteo a ver a Akrus buscando una respuesta distinta a la que ella tenía, pero Akrus solo confirmó sus pensamientos.
-Que nosotros somos los malos....- el semblante de todos se ensombreció, nadie dijo una palabra más
Fueron totalmente derrotados, su orgullo como guerreros fue destrozado, su legado fue manchado, y la prueba de ello jamás desaparecerá del mundo, la primera estatua y el primer Héroe del linaje maldito de los Demonios, además de la peor clase, un Berserker, temidos incluso por los propios Demonios, se pensaba que habían muerto tiempo atrás.El Héroe Azarius, su nombre solo conocido por sus iguales, su historia sería contada por los que lograron escapar, y el sacrificio de Azarius y los que lo acompañaron en la batalla jamás será olvidado.
La aparición de un Héroe significa que algo grande pasará, quizás no ahora, pero el nacimiento de los héroes nunca viene sin un cambió en el mundo entero, y este héroe es el primero del que nadie celebrará su nacimiento. Muchos temerán lo que se avecina, otros pensarán que es invento de los demonios para infundir temor, pues la raza de los demonios, en especial los Berserker, aunque no la única, han encarnado a varios de los enemigos más despiadados, muchos héroes nacieron luego de vencer a un Demonio, nadie imaginó siquiera por un segundo que un de ellos podía ser un Héroe, esto no tenía precedente alguno...La avalancha fue iniciada, pero pasará mucho tiempo para ver las repercusiones que este evento causará en el mundo, pero será enorme, de eso no hay duda, cambiará este mundo sumergido en la guerra perpetua.
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El Último en Pie
FantastikSufrimiento, sacrificio... Un mundo distópico sumido en una guerra sin sentido entre razas, que con fachada de Heroísmo, oculta lo podrido que este está, pues la ambición de todas las razas por ser Bendecidos por los cielos los lleva a enfrentarse c...