12.

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La historia que se contó fue muy diferente a la realidad.

Un Omega infiel había llegado con su amante al motel, sin saber que su alfa lo había descubierto y preso del dolor, había atacado. Un homicidio pasional que se cobró dos víctimas extras. Hasta que el dueño de motel, en defensa propia, disparo a quemarropa. Nadie hizo mas preguntas, para la tarde siguiente el caso había sido cerrado.

La prensa había comprado la historia, al igual que la policía local. Todos excepto los de víctimas especiales, quienes lentamente tejían el caso contra Beck y su red de prostitución. Encabezados por Matt Murdock.

El motel había cerrado por duelo. O eso habían dicho, mientras Quentin se encargaba de presionar a las chicas con el silencio.

Peter por otro lado, no había parado de llorar en esos días. Sintiendo que había perdido todo. Pues Lydia era lo único que tenía.

— aveces estas cosas suceden — trató de consolar Vanessa.

Peter sabía eso. Aun que era mas normal ser asesinados en la calle, siempre había un cliente obsesivo. Pero saberlo no lo consolaba, no cuando sentía que su corazón se rompía aun más.

El sólo quería que todo acabará, estaba tan cansado. Sin responder siguió llorando y Vanessa, totalmente entristecida lo abrazo con dolor.

— esta bien. Puedes llorar — le concedió. Y Peter se sintió un poco mejor, hasta que fue arrancado de sus brazos.

— deja de alimentar su teatro y ponte a trabajar — ordenó Quentin.

Vanessa lo miro totalmente molesta, pero sin protestar se colocó de pié.

— intenta no ser un gilipollas — soltó de pronto. Encontrando el valor de algún lado. Quentin entonces la derribo con una violenta cachetada, soltando a Peter.

— recuerda quien soy y quién eres — amenazó. Mientras Vanessa miraba al suelo, comiéndose su orgullo. —¿Lo recuerdas ahora?.

Hubo un pequeño silencio, antes de que la Omega respondiera en un susurro: — si.

—¡Ahorra ve a trabajar perra!. Y tu. — soltó mirando a Peter, mientras la chica se marchaba humillada. — es mejor que termines con esas lágrimas ahora — Peter solo se secó con el dorso de su mano. — tienes un cliente — murmuró Quentin.

— no quiero — soltó Peter, con la voz cortada.

Quentin sonrió molestó, tomando su rostro muy fuertemente, mientras se le acercaba, intimidandolo físicamente. — quiero que me escuches con atención, pequeña mierda. ¡Esta no es una jodida pregunta, te ordenó. Que vayas allí con tu maldito trasero y atiendas al maldito cliente!. De lo contrario, no responderé por lo que te haré Peter.

El alfa estaba claramente molestó, las cosas no salían como el lo había predicho y las chicas estaban mas osadas, contestándole. No tener el control lo molestaba y eso lo volvía mas violento que de costumbre.

Peter lo miró a los ojos en silencio, antes de sentirse molestó por todo: — aveces solo quiero que mueras.

Quentin lo miro levemente sorprendido antes de reír divertido: — créeme bebe, no eres el único — respondió, soltando su barbilla.

Suponiendo el final de la conversación.

Eran las dos de la mañana, cuando Peter salía del bar con su próximo cliente. El realmente no estaba interesado, a diferencia del sujeto que lo llevaba a su auto con un excelente humor.

Pero el debía trabajar, se decía intentando contener las lágrimas.

El dolor todavía perduraba y pensar en Lydia era inevitable. El realmente nunca pensó en perderla. Las lágrimas lo abordaron mientras estaba en la parte de atrás con el Beta. Con el auto estacionado en la bahía.

Las lágrimas asustaron al tipo, que enseguida se apartó de el.

— pensé que querías hacer esto — murmuró, tratando de calmar su respiración.

Peter lo miró desde donde estaba recostado y no pudo evitar que el llanto se incrementaba. Ahora tapándose el rostro.

—¿Hice algo malo? — cuestionó y Peter negó con la cabeza. —¿no quieres hacerlo?.

— no, porfavor — respondió Peter, aun llorando.

El hombre parecía alterado por la crisis de lágrimas, tal vez no era esto lo que esperaba esta noche.

—¿Puedo hacer algo por ti? — cuestionó entonces, tratado de ayudar.

Peter sabía que no. No podía devolverle a Lydia, ni cambiar la historia. Pero cuando estaba por negar, algo pasó por su cabeza y tímidamente, destapando su cara, el pregunto.

—¿Podrías llevarme a un lado?.

Sorprendentemente el tipo lo hizo y cuando el Omega bajaba del auto el le dió unos billetes. Ben intentó decir que no era necesario, pero el Beta había sentenciado un: «lo necesitas». Antes de arrancar el auto.

Aveces las personas no eran tan malas.

Echo una mierda, Peter ingreso al edificio y antes de siquiera darse cuenta, el ya había llegado al departamento. Nerviosamente golpeó la puerta con sus nudillos y en silencio aguardo.

La puerta fue abierta un momento después y el fue recibido por un Murdock desarreglado. Llevaba una camisa blanca, que permitía admirar su físico, entrenado por la policía.

El hombre no hablo, solo lo miro con profunda tristeza. Hasta que las  lágrimas volvieron a abandonar a Peter. Y Matt lo tironeo hasta el, abrazándolo con fuerza.

Peter ahora no quería abandonar esos brazos que lo rodeaban y mucho menos a ese hombre. Por que Matt tenía su barbilla entré su melena castaña y le susurraba palabras lindas, para calmarlo, mientras besaba su frente debes en cuando.

Peter estaba jodido... Por que ya no quería dejarlo ir.

Se quedaron allí, en el marco de la puerta, mientras el pecho del abogado callaban los sollozos del Omega. Y así perduraron.

Hasta que Peter apartó su rostro, todo rojo y mojado. El se veía terrible y era tan pequeño.

— vamos a dentro — propuso Matt.

Entonces, Peter entró y tras el, Matt cerro la puerta.

El departamento se veía igual de  desordenado. Pero a Peter no le importaba.

—¿Te gustaría un vaso de agua? — murmuró Matt y Peter lo miró negando.

Antes de quitarse los zapatos: —¿Ese es tu cuarto? — cuestionó, señalando una dirección. Matt asintió.

Entonces Peter lo tomó de la mano, antes de llevarlo con el, hacía la habitación. Donde al ingresar, Peter se dejó caer en la cama. Tras de el, Matt se posicionó y luego de rodearlo con sus brazos besó su cien.

— intenta descansar. Yo estoy aquí. Y no voy a soltarte.

Esa promesa, la cual fue susurrada, fue suficiente para que Peter cerrará sus hinchados ojos, sintiéndose seguro.

El prostituto y el abogado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora