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"Pequeña relajación.Celos."

JiMin estaba estresado, la universidad lo estaba matando, la carrera que quería ejercer en un futuro era su favorita en todo el mundo, pero diablos, los profesores sí que no eran sus favoritos.

Estaba preparando un proyecto individual, ¿por qué?, a JiMin no le gustaba enlazar amistad con nadie de su salón o universidad en general.

La gente lo veía mal por ello, lo tachaban de mimado y demás, pero a JiMin todo aquello le valía tres hectáreas de mierda, si no les gustaba como él actuaba era su problema.

Para aumentar más aún su desgracia, TaeHyung no había parado de ser meloso con él, ahora ignoraba a cada chico y chica que se le acercara para follar, JiMin se extrañó por ello, también se molestó bastante. Si su prometido dejaba de lado a sus "putas" JiMin no tendría más remedio que aguantarlo hasta la hora de salida.

"Maldita sea mi suerte".

En casa todo era igual o peor, su madre no había parado de acosarlo con estupideces de su futura boda, ¿qué pasaría si le dijera que no tenía pensado casarse con TaeHyung nunca? Tal vez se desataría el infierno con Park Ji Won, o tal vez no.

Su padre sólo ignoraba a su esposa y se dedicaba a estar fuera de casa durante todo el día, a JiMin no le extrañaría si un día su padre llegaba pidiendo el divorcio o algo parecido.

Suspiró cansino y miró al techo de su habitación, ¿cuánto tiempo tenía escribiendo como un demente en tantas hojas? Sentía la migraña construirse con constancia en su cabeza y ojos, debía descansar o colapsaría en cualquier momento.

La puerta de su habitación se abrió repentinamente y giró para encontrarse al final de sus problemas. Jungkook miró toda la habitación de Park y no supo que sentir, preocupación o lástima.

JiMin había ignorado a Jungkook últimamente, su orgullo y vergüenza no le permitían mirar al hombre a la cara aún, o al menos no sin sentir un poco de pena. Kook se había dado cuenta de ello y prefirió darle su espacio para no incomodarlo.

— ¿Qué demonios pasó por tu habitación, un tornado? — bromeó el azabache tratando de confortar un poco al chico inundado en papeles. Sabía lo duro que era atravesar la universidad, ese trayecto de su vida había sido una pesadilla total.

JiMin lo miró levemente y sonrió, se sentía bien que alguien le subiera el ánimo en esos momentos.

—No lo sé, no recuerdo siquiera cuanto tiempo llevo encerrado aquí— su voz era ronca y baja, cansada. Bostezó y estiró su cuerpo para finalmente levantarse y explorar un poco su entorno, no había querido ver a nadie durante su pequeño período de estudio, quería prepararse bien y hacerlo perfecto.

JungKook asintió y sonrió sin mostrar sus dientes, empezó a recoger toda la basura regada por el suelo y se sorprendió de ver únicamente bolsas de chucherías y botellas de bebida energizante.

De nuevo su instinto sobreprotector estaba en la superficie.

— ¿No has comido más nada que no sean estas porquerías? —reprochó molesto, JiMin se sonrojó y negó con la mirada baja, que Jungkook lo regañara como a un niño le hacía sentir mal.

Jeon negó decepcionado y se acercó a JiMin para abrazarlo, notó como el chico se había tensado ante el acto y lo abrazó más fuerte, sonriendo al sentir como su abrazo era correspondido suavemente.

Ambos se quedaron así, en silencio, JiMin extrañaba el perfume de Jungkook, inhaló y calma total lo inundó. Kook acarició su cabello con suavidad y JiMin sintió que se derretiría allí mismo, su cabello era su punto débil de relajación.

—Ve a ducharte, yo arreglaré esto un poco y ordenaré algo para que comas algo decente. — JiMin estuvo a nada de protestar, pero Jungkook le dedico una mirada de advertencia y prefirió no decir nada, estaba cansado y no tenía ánimos de replicar ante nada.

Se encerró en su baño y fue despojándose de cada prenda que cubriera su cuerpo, se miró en el espejo y sonrió, se sentía cálido y feliz. Abrió la llave de agua caliente y dejó que la pequeña lluvia mojara todo su cuerpo, desde su cabello, hasta sus pies.

Agradeció mentalmente que Jungkook fuera su guardaespaldas, no se sentía incómodo con él. Se sentía seguro, protegido y bien cuidado.

Kook estaba recogiendo todo el desorden posible del cuarto de JiMin, ya había ordenado algo de comida decente para él, el chico se veía agotado, a JungKook no le gustaba verlo así, sabía que su trabajo era cuidar a JiMin únicamente cuando este estuviera afuera, pero no podía evitar hacerlo aun cuando el chico estuviera en las comodidades de su casa.

Se estaba apegando demasiado y no le importaba.

Recordó al novio de JiMin, ese idiota había provocado que quisiera estamparle su puño en el rostro, era insoportable y engreído. Se había dado cuenta de que TaeHyung había estado muy cerca de JiMin últimamente, aquello no le hacía sentir amenazado, al contrario, lograba que tuviera una enorme sonrisa, pues el menor lo alejaba de él todo el tiempo, enojando a TaeHyung y dando la oportunidad a Jungkook para que entrara en acción cuando JiMin se lo pedía.

Recogió los últimos desechos de dulces y los desechó en la papelera. Se sentó en la cama de su jefe y sonrió complacido al recordar lo que allí había pasado tiempo atrás.

La puerta del baño fue abierta y JungKook gimió deseoso al ver a JiMin salir con una sola toalla puesta en su cintura, dándole la libertad de poder detallar con tranquilidad cada parte de su piel pálida.

Mordió sus labios cuando JiMin lo vio y sonrió suavemente.

— ¿Podrías darte vuelta? Quiero vestirme. — asintió a la petición del menor y volteó hacia el otro lado de la habitación, JiMin aún debía estar incómodo con él, ya le preguntaría por qué.

—Señorito Park, su desayuno ya está aquí. — JungKook corrió hacia JiMin y lo tapó con nada más que una sábana, la sirvienta miró a ambos hombres apenada y bajó la cabeza.

— ¿No sabes tocar la puerta acaso? —Regañó el azabache, recibiendo varias reverencias y disculpas como respuestas. — Ya vete de aquí.

La chica salió del cuarto rápidamente y Jungkook suspiró enojado, la mocosa estaba a nada de ver el precioso y sexy cuerpo de JiMin, el no permitiría tal cosa, sólo él tenía el derecho de verlo.

JungKook miró a JiMin con el ceño fruncido. — ¿Dejas que entren así como así a tu habitación? — preguntó molesto.

JiMin sonreía levemente apenado, se notaba a kilómetros que JungKook estaba celoso, aquello le gustaba mucho, demostraba que si le importaba más de lo que creía a su guardaespaldas.

—Ella es nueva, Kook, además, no sabía que me estaba vistiendo.

—No me importa si es nueva o si lleva una eternidad trabajando aquí, ella debe saber que uno toca la puerta antes de entrar. — siguió reprochando.

—Tú no lo haces cuando vienes aquí. —contraatacó, recibiendo la mirada penetrante del azabache.

—Sólo yo puedo entrar así a tu habitación. Más nadie tiene ese derecho, ni siquiera tus padres. — y fue allí mismo donde JiMin sintió su rostro arder.

— ¿Estás celoso? Jungkookie... —preguntó sonriendo en grande. Jungkook lo miró y no dudó en responder.

—Si lo estoy, y mucho. — dijo para luego besar a JiMin apasionadamente, extrañaba sus labios, extrañaba su dulce sabor.

Extrañaba aquella exquisita sensación de electricidad en su cuerpo.

Into You 너에게 "Kookmin"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora