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"Dolor. Encierro"

El rostro de JiMin estaba empapado en lágrimas.

Con cada sollozo que soltaba sentía que el aire le faltaba. Sentía su corazón doler terriblemente, recordar cómo había sido tratado JungKook por su culpa le hacía sentir miserable.

Estaba destrozado.

Llevaba rato golpeando la puerta de su habitación, había escuchado toda la discusión, quería salir y ayudar a Kook, decir que el hombre no tenía la culpa, quería defenderlo.

Las palabras de JungKook habían calado profundamente en su pecho, "Te Amo" había leído de sus labios. JiMin también lo amaba, lo hacía y mucho, Jeon JungKook era el único hombre que le había tratado bien, el único que se había interesado verdaderamente en él.

El único que había logrado enamorarlo.

No podía creer que lo habían despedido, mierda, si tan sólo hubiera estado más atento a la maldita puerta nada de eso habría ocurrido. Si tan sólo hubiera forcejeado más con su prometido habría aclarado todo.

Ira lo recorrió al recordar a TaeHyung, JiMin jamás lo vería como algo más que una basura, una egocéntrica, detestable y vil basura.

Jaló sus cabellos con fuerza y gritó frustrado, golpeó la pared con sus puños y cayó de rodillas al suelo, dejándose llevar por el llanto nuevamente. JiMin no quería estar allí, quería salir y buscar a JungKook, quería estar con él. No quería seguir siendo controlado por su madre, esa arpía sin cerebro y de oscuro corazón.

Recordó a sus abuelos paternos, Park HyeKyo y Park JoongKi, las únicas personas que le habían entendido verdaderamente. Las únicas personas que le habían enseñado lo bueno de la vida, lo bueno de ser feliz.

Los había defraudado terriblemente, había defraudado a sus abuelos y a JungKook al no hacer absolutamente nada. Al quedarse quieto y no soltar ni una palabra.

La puerta fue abierta, dejando ver a TaeHyung golpeado. JiMin lo vio con odio y se levantó, apretó sus puños y su mandíbula. Cuantas ganas tenía de destrozar a ese desgraciado infeliz.

— ¿Qué diablos quieres ahora, Kim? — su voz estaba ronca y levemente quebradiza. No quería ver a ese tipo, no quería que TaeHyung respirara el mismo aire que él. Se sentía sofocado, amenazado.

TaeHyung vio las marcas en el cuello de JiMin y respiró hondo. Una mueca se formó en sus labios ante el dolor de los golpes anteriormente recibidos. En su interior saltaba de felicidad, por fin JiMin sería suyo, de él y de nadie más.

—No me hables así, Park, te hice un favor al deshacerme de ese muerto de hambre.

JiMin rió sin gracia y revolvió su cabello furiosamente. Ese idiota no podía estar hablando en serio, ¿verdad?

— ¿Un favor, dices? — se acercó con rapidez a Kim y estampó su puño fuertemente en su nariz. TaeHyung retrocedió y cubrió la zona afectada, miró sorprendido a JiMin y sintió como un líquido tibio bajaba por sus fosas nasales.

Sangre.

JiMin tenía una leve sonrisa en su rostro, golpear a su prometido le gustaba, podía descargar su ira en cada golpe. Volvió a golpear a TaeHyung, esta vez en el estómago, lo empujó y siguió golpeándolo, la ira estaba cegándolo.

Sintió como era jaloneado y alejado de TaeHyung, el chico no podía levantarse del suelo. JiMin forcejeaba, gritaba mil y un maldiciones en su contra, nada de eso bastaba, se sentiría mejor viendo a Kim TaeHyung siendo enterrado varios metros bajo tierra.

Su mejilla ardió y vio a su madre frente a él, Ji Won estaba completamente seria, tal y como siempre era dentro de aquella mansión cuando no había nadie importante.

—Ya basta, Park JiMin, no puedes tratar de esa forma a tu futuro esposo. — reprendió arisca, no podía creer la actitud de su hijo.

— ¡Y una mierda, Park Ji Won, primero muerto antes que casarme con ese maldito inútil! — gritó con la poca paciencia que le quedaba.

—Respétame, hijo, soy tu madre. — JiMin la miró con odio, Ji Won sintió escalofríos recorrer su cuerpo. Nunca había sido vista de tal forma por su hijo, sus ojos estaban oscuros, sus pupilas dilatadas.

—Mi respeto por ti se fue a la mierda desde el momento en que nací. — Escupió mordazmente. — Yo nunca te consideré mi madre, no lo hice antes, no lo haré ahora. Eres la peor persona existente sobre la faz de la tierra, Ji Won, la peor.

Ji Won adoptó una pose autoritaria y habló. — Pues bien, ya que no me tienes respeto, haré lo que quiera contigo, tal y como siempre lo he hecho. Tu boda con TaeTae será realizada en cuanto se cure de los golpes que recibió por parte del salvaje que te cuidaba y por parte tuya. Estarás encerrado hasta entonces.

JiMin iba a protestar, él no amaba a TaeHyung, no iba a casarse con ese bastardo jamás. Prefería lanzarse de un edificio antes que compartir una vida miserable junto a ese hombre.

TaeHyung fue sacado por los otros guardias y JiMin fue empujado con fuerza. Observó cómo Ji Won salía y corrió a la puerta, pero ya era tarde, la mujer había pasado llave.

JiMin siguió llorando y gritando, golpeó la puerta y las paredes hasta que sus manos sangraron. Gritó hasta el punto de quedarse ronco. Todo era inútil, nadie lo sacaría de allí. Él no podría salir y no podría buscar a JungKook.

Acarició sus labios con delicadeza, recordando los dulces besos del azabache. Lágrimas siguieron bañando su rostro y JiMin suspiró, estaba agotado física y emocionalmente. Apoyó su cabeza en la pared y dejó que sus ojos se cerraran, en su mente aún seguía el dulce recuerdo de la vez en que JungKook lo consoló.

Sonrió con dolor y con voz rota susurró. — Yo también te amo, Kookie.

🍒

Ya me estoy arrepentiendo :"D amo esta historia.

Into You 너에게 "Kookmin"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora