Cap. II: El regalo

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13 de junio, 19:40 y Sana sabía que esos detalles ya deberían ser los últimos. No apenas los primeros. Pero le estaba costando demasiado poder lograrlos con Minju sacudiendo sus pies en la mochila canguro donde la sostenía, frente a su pecho y a Jihoon jugar con el carro de compras, mientras llevaba a Somi dentro y cual pista de automóviles.

La tienda cerraría en unos minutos y aún iba por el segundo producto de la lista que había preparado. Debía apresurarse y acabar con aquello antes de las ocho. O podría haber hecho esas compras días atrás, con más anticipación y no estaría tan nerviosa como en ese momento.

Sacudió la cabeza, reclamándose su propio reclamo y aceleró el paso, tomando algunas bolsas de copetín de una góndola y arrojándola dentro del carro.

—Necesito que se queden quietos ¿pueden parar ya?—les ordenó a sus hijos mayores que reían por sus andanzas en ese largo pasillo—la tienda cerrará...

— A todos nuestros clientes, se les informa que la tienda cerrará en 15 minutos. Gracias—se oyó desde un altoparlante y ella les sonrió con molestia.

— ¿Han oído? Así que permanezcan tranquilos y ayúdenme con...no, mejor no. Tomen—murmuró partiendo al medio el papel y entregándoles una parte a Jihoon—vayan comprando eso y con Minju haremos el resto.

—Dijiste que nos quedáramos quietos—le recordó Somi, acostada dentro del carro y quitándose un momento el chupetín de la boca. Sana la fulminó con la mirada—nos vemos en la caja—la niña chasqueó los dedos y fue suficiente para que su hermano empujara el momentáneo vehículo y se perdieran en el pasillo de al lado.

Sana suspiró aliviada, no importaba que tanto se moviera Minju, al menos sin los griteríos de Somi y Jihoon podría hacer las cosas más tranquilas.

Arrastró su carro y continuó su camino.

—Ahora ¿dónde está el chocolate para derretir?

—Durazno en lata.

—Durazno en lata—repitió Somi arrojando el producto a su lado.

—Crema para batir.

—Crema para batir.

—¿Almendras cortadas? ¿Qué son almendras cortadas?—preguntó Jihoon confuso.

—Son almendras pero cortadas. No hay almendras cortadas. Chispas de chocolates será lo mismo—aseguró al tomar otro paquete—¿qué más?

—Azúcar...mantequilla—continuó leyendo Jihoon luego de que su hermana guardara el resto de ingredientes—levadura, huevos... ¿aquí no hay huevos?

—No en esta sección, luego iremos por ellos ¿algo más de aquí?—preguntó poniéndose de pie y guardando algo que la lista no decía pero era de sus cosas favoritas: cereales de colores.

—Relleno de vainilla.

—De frutilla es igual—murmuró al guardar otro, solo por ser el envase más cercano que tenía.

—Pero a mamá no le gustan las frutillas.

—Mejor, más para nosotros ¿algo más?

—No, Somi. El pastel es para mamá y tenemos que llevar lo que a ella le guste—le reclamó él, quitándole el paquete de la mano y regresándolo a su lugar—tiene que haber más rellenos de...

—Relleno de vainilla. El último, ya, no seas tan gallina—lo cortó ella estirándose hacia la pila más alta y tomando finalmente la pequeña caja—¿lo ves? No hay de qué preocu...

— Relleno de vainilla, gracias a Dios. El último—una anciana, con temblor en sus brazos y su bastón a un lado, le quitaba la caja con el polvo de relleno dentro, antes de que pudiese guardarla. Su rostro mostraba felicidad, junto a sus ojos cerrados y mientras la resguardaba contra su pecho. Somi gesticuló confundida y volteó a ver a su hermano—les daré un chupetín a cada uno por dejármelo.

Planes Simples | Satzu G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora