Cap. XII: Gen Minatozaki. Gen Chou

2.7K 212 97
                                    

—Dulce, dedicado y cordial es el gen Minatozaki. Tendrás que hacer mucho trabajo si quieres conquistar con el. Decidida, superficial y encantadora, si quieres ganarlo con el gen Chou—recordó Minju las palabras de su madre semanas atrás. Tzuyu le había hablado una noche cuando bebieron a solas una lata de cerveza en el jardín, mientras el resto de la familia dormía.

Y ella tenía el color de piel de Sana, su carisma y su insistencia. Pero los ojos, la mirada penetrante y las palabras roncas, duras como Tzuyu. Era la combinación perfecta entre ambas y solía hablarlo con la castaña a menudo, en las conversaciones sobre su crecimiento.

Y con Sana hablaba lo que la personalidad de ambas le permitía: los sentimientos. A su madre no parecía molestarle su gusto aún empecinado por Chaewon, la mejor amiga de Somi y quién llevaba siendo su doctora desde su entrada a la adolescencia, más de dos años atrás.

Entre la insistencia de Sana y la decisión de Tzuyu, Minju alzó su mentón y golpeó reiteradas veces la puerta del consultorio. Oyó los pasos, desde el interior, y luego a la chica abriendo apenas para descubrir de quién se trataba.

La chica se sonrojó y le sonrió cálidamente. Ella humedeció sus labios y alzó sus cejas, esperando porque la dejara pasar.

—Wow, tú cabello...está...

—Corte nuevo.

—Te ves fabulosa—se sonrieron, Chaewon aún algo aturdida por su nueva imagen y ella satisfecha. La chica carraspeó, dando un paso atrás y rascó bajo su nariz nerviosa—Buenas tardes, Minju.

—Hola, Chaewon—era divertido. Para ella era sumamente divertido ser testigo y protagonista de ese cambio radical. La intimidada que ya no era porque ahora lo era Chaewon. Haberla visto crecer, tal vez, y mantener un trato profesional también, quizá eran sus razones de ese nuevo carácter—¿puedo pasar?

—Ajá. Sí, claro...estaba esperándote—rozó sus hombros y caminó directo a la camilla. La ocupó, sentándose en ella y movió infantilmente sus piernas mientras la veía buscar su planilla—¿cómo has estado?

—Bien, mamá me pidió que te dijera que las vitaminas ya me han estabilizado. Dice que puedo evitarlas.

—¿Y estás de acuerdo? ¿Te sientes bien sin ellas?—alzó los hombros, mientras Chaewon se acercaba y sacudió su cabello. Como su castaña madre solía hacerlo y volvía loca a Sana. Ella quería lograr los mismos efectos.

—Ya he aceptado mi condición, no creo que necesite más medicación.

—Tú sabes que nada malo hay en ti ¿verdad? Ni siquiera llega al rango de defecto genético. Es una combinación distinta, nada más y a cualquier persona podría pasarle. Tu cuerpo y tu mente son tan iguales como la de tu hermana o alguien que vive en, no sé...

—En China—rieron, con total diversión y ella se removió cuando la doctora tomó su estetoscopio.

—Como en China, sí...puedes...—tomó la base de su camiseta y la alzó por sobre su cabeza. Sabía que no debía quitarla, no había necesidad pero Chaewon nunca se lo reclamaba. Y estar en brassier frente a ella tampoco le incomodaba—incluso tus pulsaciones están mejor que otras veces.

—Estoy haciendo algunos ejercicios con mamá, en su gimnasio. Es divertido.

—Eso es genial, solo no debes exigirte. Lo sabes... ¿has visto a Somi?

—Haremos una parrillada este fin de semana. Mis abuelos y ella vendrán ¿te gustaría ir? Será divertido—el frío metal se detuvo en medio de sus pechos y los dedos de su doctora le erizaron la piel. Estaban cálidos, fervorosos y rozando su sensibilidad. Siguió la línea de su cuerpo, apenas separado por centímetros de Chaewon.

Planes Simples | Satzu G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora