The Only Exception ✔→《Editando a Hariana》

Capítulo 8

Ariana's POV

- ¿Qué te traes con Harry Styles, rarita?

Lilipop.

- Somos amigos. ¿Algún problema?

- Claro que hay un problema: él es popular. ¿Qué está haciendo él con una marginada como tú? -preguntó mirándome despectivamente -. Además, ¿tú desde cuando haces amigos?

- Desde que sé que para tenerlos, no tengo que acostarme con ellos -dije realmente enojada. Ella me dió una cachetada tan fuerte, que me corrió la cara hacia la derecha.

En ese mismo momento iba pasando Louis junto con Eleanor por la puerta y alcanzaron a escuchar el golpe. Eleanor entró corriendo al salón a sostenerme, estaba decidida de arrancarle las extensiones a Lilipop.

- ¡Eres una perra! -le grité, Eleanor reviso mi mejilla la cual estaba enrojecida y la fulminó con la mirada.

- ¿Qué sucede aquí? -dijo entrando la señorita Fields.

- Pues, su alumna estrella que anda de mal educada.

- Si serás... -dijo Eleanor.

- Señorita Calder ¿puede hacerme el favor de irse a su salón?

Eleanor de mala gana se retiró del salón, no sin antes mencionarme al oído, lo de la amenaza con el pica hielos haciéndome reír. Miré a Lilipop y ella a mí, parecía que saltaban chispas entre nosotras.

- No es nada profesora, yo estoy en contra del maltrato animal -Lilipop frunció el ceño mientras todos los presentes ahí, se burlaban con un 'Uhh'.

- Ariana -dijo tratando de contener la risa-. Tomen asiento, por favor...

La clase estuvo algo tensa, pero trataba de pensar en la siguiente hora, vería a Harry. Una bola de papel interrumpió mis pensamientos; la tomé y al parecer era de Lilipop. Decía: “Te había dicho una más gorritos y perdiste tu oportunidad, te las veras la próxima hora, en el descanso.” Me dio igual, estaría con el chico de ojos verde. Arrugué el papel y lo tiré.

Finalmente sonó el timbre de salida, y como siempre, tenía que quedarme con la señorita Fields. Guardé mis cosas mientras todos salían del aula, y cuando escuché la puerta cerrarse supe al fin estábamos solas.

- ¿Qué sucedió antes de que yo llegara Ariana? - preguntó con intriga.

Sonreí y fijé la mirada en el suelo algo apenada.

- Creo que hice un amigo señorita Fields -expliqué-, hoy estuvo conmigo frente al casillero y Lilipop me vió. Cuando vine al salón usted sabe, ella fingiendo que todos son suyos.

- Esa muchachita no tiene remedio -negó con la cabeza- y cuéntame ¿quién es el afortunado? -preguntó curiosa.

- Harry Styles...-dije algo ruborizada.

- ¿El de undécimo? -dijo extrañada.

- Sí, ese -sonreí.

- Es un buen chico -me comentó, a lo que yo asentí con la cabeza.

- Bueno, tengo que dejarla señorita Fields -dije levantándome de la silla.

- Muy bien, adiós Ariana -me respondió. 

Una vez que salí por la puerta, me dirigí a la cafetería y tomé una charola para escoger lo que comería. Estaba con un cubierto agarrando un poco de puré, cuando sentí unas manos en mi cintura. Rápidamente giré asustada y sí, era él.

- Hola Ari -susurró y besó mi mejilla-. Bien señorita, basta de cursilerías. ¿Qué quieres comer? -preguntó echando un montón de comida chatarra en mi charola.

- Se supone que coma sano -mencioné y él rió.

- Sólo por hoy... ¿sí? -dijo ilusionado. ¿Cómo negarme ante tales ojos verde?

- Umh, está bien, pero solamente si tu comes esto -deposité un pequeño plato con algo dentro.

- ¿Qué es? -preguntó dudoso al ver el color.

- No lo sé, por eso debes comerlo. 

Él miró su plato con desprecio, pero yo lo tomé de su mano para irnos a una mesa solos. En el trayecto, Lilipop pasó frente a nosotros y con su brazo, tiró la comida de mi charola sobre mi ropa.

- ¿Qué te sucede? -le grité muy enojada. Harry también lucía un poco enojado y asustado a la vez.

- No me sucede nada, pero te dije que en el descanso te las verías conmigo “gorritos”, ¿no que muy valiente? -preguntó sarcástica. Yo cerré los puños, haciendo a Harry a un lado.

- Muévete Clisford -pidió Harry-, no buscamos problemas, así que déjanos en paz -dijo y tomó mi mano tratando de desviarme.

- Aw, defiendes a tu noviecita la rara, bravo -dijo aplaudiendo mientras nos alejábamos. Harry al escuchar eso volteó y regresó.

- Primero no es mi novia, segundo ella no es rara y tercero déjala en paz de una vez, por favor -le dijo enojado. Regresó y me tomó de la mano.

Salimos de la cafetería, para ir directo al baño.

- Mira como me dejó Harry -dije con pena mirando mi ropa.

- Tranquila, ten -dijo quitándose la camisa. Al ver su torso desnudo, las mejillas se me sonrojaron al instante.

- ¿Pero y tú? -pregunté tomando levemente la suya.

- Tengo la de deportes, no te preocupes por eso -dijo mientras se daba la vuelta-. Quítate la que traes y dámela. La lavaré.

- Eh yo entraré a un baño. 

Entré a uno individual, y me saqué mi blusa. Tomé la de Harry y lo primero que sentí fue ese olor a su perfume. Me mataba, al instante pude saber sabes que era Chrome Azzaro, y aunque quería seguir oliéndola, me la puse y salí.

- Muchas gracias -dije mientras él seguía sin una prenda.

- No es nada -tomó mi blusa y la dobló -. Oh espera -dijo mientras tomaba las mangas de su camiseta y me las doblaba de la forma en el que él las usa-. Mucho mejor -reí. 

Ambos salimos de aquel lugar.

La gente nos miraba raro, y lo entiendo. ¿Qué pensarías si vieras a una chica con una camisa de hombre y a un chico junto a ella sin camisa? ¿Extraño no creen?

- Creo que mañana dirán más cosas de nosotros -susurró en mi oído logrando que me pusiera algo roja-. ¿Quieres ir a desayunar en las gradas? -preguntó y yo asentí. Mientras más alejada de todos mejor. 

Llegamos a su casillero para que él se pusiera una camisa y dejó la mía allí dentro. Fuimos a la cafetería por algunas cosas y luego nos fuimos afuera.

- Es un lindo día, ¿no crees?

- Sí, esta muy soleado -dije mientras le daba un mordisco a mi sándwich de mantequilla de maní y jalea.

Yo seguí comiendo mientras él me observaba, no le tomé importancia, hasta después de algunos minutos.

- ¿Tengo algo en la cara? -dije tocándomela.

- Sí, tus ojos son hermosos -dijo mientras ponía mi poco cabello detrás de mi oreja.

- Vamos Harry son marrones -reí.

- No importa el color, sino la forma en la que te miran -respondió haciéndome sonrojar-, y me gusta cuando te sonrojas.

- ¿Qué pretendes con esto? -pregunté torciendo la boca. Bajé mi sándwich y suspiré.