VANAHEIM: Las Cosas de Vez en Cuando se Salen de Control

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Cómo decía solo creía dado que un ciudadano me vio y alertó a los demás, pero, usé Ewhaz, la Runa del Paso para escapar, la Runa me transportó hacia una casita o más bien una taberna bien pintoresca que convenientemente estaba a unas calles del palacio de Njördr, el único gran Vanir vivo, pero sé que no tiene que ver pero alguien debe pagar por lo que le pasó a Sköll, primero voy a hablar con él y llegar a un convenio con Njördr, salí de la taberna sintiéndome rara, como si estuviese en una dimensión diferente, una voz esta vez femenina pero me decía: «Nadie se salva de mi filo cuando rompe su palabra» se repetía todo el tiempo cada vez más fuerte y claro hasta que en la entrada del palacio apareció Var, la Diosa de los Juramentos de la manera más hipócrita me comentó: «Hey, Leona, ¿Qué tal? Y Thor, ¿Cómo van?» Yo la miré triste, levante el Mjölnir con dificultad, me miró con desdén y continuó: «Nadie se salva de mí cuando rompe su palabra» sacando una espada de luz mientras se vendaba los ojos, yo pensé que sería fácil esquivarla sin embargo al quitar un sentido los demás se fortalecen por ende siendo más fuerte pero no quería pelear, le conté la verdad pero Var no me oía, sacó un balanza y exclamó: «Ahora serás juzgada por mí JUICIO DIVINO» alzó su espada y nos transportó al mundo de la verdad por mientras tuvo la cortesía de explicarme cómo funciona la balanza mide quién dice la verdad y ejecuta al que no lo hace, «De aquí solo sale uno» dijo con tranquilidad, pero, lo que no sabía es que yo en serio decía la verdad, cuando la balanza emitió si fallo apareció un bestia enorme de 5 cabezas y en un segundo engulló a Var, me sentí muy mal no pude decirle que yo no lo maté, pero al volver a Vanaheim, fui con el loto negro junto al claro a pensar en que todo lo que he hecho en Vanaheim ha sido un accidente, yo no quiera hacerlo, pero me trate de relajar  para ir a hablar con Njördr pero me era imposible tranquilizarme pensé que sucedería si ya no puedo controlar mis acciones, Sköll está moribunda por mi culpa, Var se mató creyendo que le quité la vida a Thor, Freyr no debía morir pero casi me quita a mi familia y no quiero perder a nadie más pero ya es hora de afrontar mi destino, entré al palacio luego de meditar estaba vestida con andrajos y los guardias me dejaron pasar al consejo de Njördr pero estaba vacío ninguna persona habitaba la recámara tenía 10 sillas, 4 para la familia real y las demás para los cortesanos, pero al ver que su hijo no volvía les dio el día mientras él no sé qué habrá hecho antes de que me encontrara dentro de su cámara, él se sorprendió y me preguntó de manera amable «¿Qué sucede pequeña? ¿Me buscabas? » le respondí de manera calmada que si, que necesitaba hablar con él pero antes le dije algo incrédula, sin saber que supuestamente sucedía y triste me dijo que su familia no regresaba a casa hace años y no sabía que sucedía la es que me compadecí un poco y le dije: "Creo saber que les sucedió pero no le va a gustar", y entusiasmado me respondió que solo quería saber qué pasó, procedí a contarle en Svartalfheim su nieto Baldr mató a Freya y luego Yahvé, la asesina de Dioses lo liquidó, en Alfheim Skadi murió con la espada de Zenit por la Viajera del Alba y Freyr se topó con Sköll, su amiga y con Leona la tía de la pequeña lobo pero dañó su amiga y terminó siendo un loto negro de hielo, al concluir el me miró sorprendido de los detalles de las muertes y me dijo: « Que exacto, vaya, ¿Cómo lo sabes así?» me limité a responder: " Porque yo fui quién los asesinó" él me miró con decepción y solo dijo: «Vamos, envíame con ellos, por favor, el reino es tuyo, solo llévame con ellos» pero ¿qué pasará con tu gente? «Pudiste con todos nosotros entonces podrás guiarlos, ahora acaba con mi agonía, me compadecí de nuevo y le dije te haré una estatua para que te recuerden, comencé a canalizar mi energía y conjuré mis runas: "Isa, la Runa del invierno, Jera, la Runa de la Abundancia, Laguz, la Runa de la Muerte, Berkana, la Runa del Crecimiento" lo miré mientras me correspondía y me dijo nos veremos algún día, yo asentí, él me agradeció y con una mirada llena de felicidad me dijo que procediera, respiré hondo alcé mi pierna con su característica bruma roja y grité "!Ejecución Escarlata!" mientras caía lentamente mi pierna para no dañar el cuerpo del antiguo rey de Vanaheim cristalizándolo, ya estaba hecho, todos los grandes Vanir desaparecieron, la gente asustada por el halo rojo que salía del palacio, los vi al asomarme por la ventana, una población furiosa me esperaba, la verdad estaba abrumada por todo y en ese momento no lograba pensar con claridad y conjuré: "Laguz, la Runa de la Muerte, Raido, la Runa del Viaje, Ansuz, la Runa de las Señales, Othila, la Runa de la Hermandad" para este momento ya no había vuelta atrás y elevé mi mano y recite: "Exordio Abisal", una tormenta de almas en pena se abrió paso a través de la tierra, la cual se partió en dos dejando un abismo infinito lleno de lava, angustia y sufrimiento, todas las personas de la capital Vanir comenzaron a caer, ahora llevo en mis manos la sangre de inocentes, el altercado duró días hasta que el Exordio finalizó, la tierra se repuso y esa ciudad se quedó vacía como un pueblo fantasma, ya no tenía nada más que hacer simplemente largarme ya causé mucho daño o al menos eso creí, tomé la corona de Njördr y me encaminé hacia el templo de Tyr hasta que un pequeño batallón me detuvo y al unísono preguntaron: «¿Es usted la Reina?» yo le dije que técnicamente si, ellos se postraron y de a poco mucha gente se agolpaba a mis alrededores todos estaban silentes, como bloques de concreto, hasta que el general rompió el silencio «Mi señora, ¿Qué haremos ahora? » yo seguía fuera de mí misma y sin titubear les dije "vamos a invadir Asgard", me miraron sorprendidos pero sin temor alguno, el general le dijo a unos soldados que reunieran a todos para invadir Asgard pero yo le dije que la capital fue destruida por Asgardianos y que yo salí viva de milagro, eso los motivó bastante pero me siento mal de haberlos manipulado.

Los días pasaban y nuestro ejército era gigantesco, pero algo incrédulo, no sabían cómo llegaríamos a Asgard, yo saqué mis armas, le dí algo de mi sangre a Fenrir otros soldados a Sköll y Hati, comenzando así por primera y única vez el Consejo de las Armas de Vanaheim, coordinamos todo con mi familia y los generales, cómo llegar y todo el plan era una maravilla al oído yo podría vengarme de Odín por todo lo que ha hecho que sienta la misma desesperación que alguna vez sentí. Una vez concluido todo nos encaminamos hacia Asgard, la gente se reunía en las calles a ver a la vanguardia real pasar con rumbo al templo de Tyr, era una auténtica fiesta, lo que no sabían era que la mayoría no viviría para contar cómo era Asgard, llegamos de una buena vez al templo y antes de entrar les dije, mejor dicho les grité:  quien no esté dispuesto a dar su vida por el reino puede irse, si van no les aseguro que regresen, pero, aun así ¿Quién está conmigo? primero me miraron sorprendidos pero no era de esperar mucho para que un coro de almas gritara que estaban dispuestos a todo por su reina, fue conmovedor, marcamos el rumbo a Asgard, y  la invasión ya estaba puesta en marcha...

La viajera del Alba: A través de YggdrasilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora