cap 11

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Annie salió del salón de clases con el corazón en un hilo, no sabía que ella fuera capaz de retar a una de las chicas más populares de toda la escuela, pero en cierto modo se siente más tranquila, ya que supone que ahora ya no va a molestarla más, después de todo nunca ha sido muy valiente.

Cuando dio la vuelta al pasillo que da a la salida, se encontró con un chico de pelo obscuro parado solo. Le costó un poco reconocerlo, pero luego recordó que se trataba del chico que la había ayudado con aquel bribón. No le veía el rostro porque estaba de espaldas de ella, lo cual de algún modo le facilito las cosas Annie porque no sabía cómo actuar frente a él. Lo obvio seria darles las gracias, pero sentía que si lo hacía las cosas se iban a tornar incómodas. Después de meditarlo unos segundos, tomo la decisión de solo pasar por ahí, pero no iba a decir nada si él no lo hacía.

Saco de la mochila su chamarra negra y se la puso junto con la capucha, pensó que al menos de esa manera no iba a reconocerla, pero apenas ella dio un paso él se dio la vuelta, mirándola a los ojos. Annie se quedó inmóvil sin saber que hacer, la mirada que le lanzo el chico era profunda y por un instante se sintió nerviosa. Reacciono cuando se dio cuenta de que sus mejillas empezaban a calentarse, así que miro hacia otro lado y siguió caminando como si no hubiese pasado nada.

Los nervios la estaban comiendo viva, estaba a punto de pasar a su lado y seguía sin tener claro que hacer, en definitiva, los segundos más largos de su vida. Faltando solo un paso para estar a la misma altura, el chico de cabello negro le dice algo que casi hizo que se tropezara con sus propios pies y se cayera.

—adiós, cuídate

Eso hizo que ella se estremeciera un poco, ¿acaso un completo extraño le pedía que se cuidara? Se sentía rara, pero también necesitaba responder a lo que él dijo. Detuvo sus pasos y se giró a ver al chico a los ojos, lo que de inmediato hace que sé de cuenta de que no fue una buena idea. Para no hacer que el silencio se volviera incómodo, ella soltó lo primero que se le vino a la mente con la voz saliéndole atropelladamente:

-gracias, igualmente

Después de decir eso se dio la vuelta y acelero el paso un poco avergonzada. Salió de la escuela dejando atrás al chico y fue a su casa a toda prisa, como si el chico fuera capaz de seguirla.

Una vez en su casa, se dio cuenta de que no se encontraba nadie, por lo que dedujo que sus padres seguían trabajando. Dejo sus cosas en la mesa del comedor y se fue a la cocina a preparase algo parea comer.

No se quiso prepara nada complicado, así que se preparó una de las comidas más simples; un sándwich con jamón, jitomate y lechuga. Una vez listo su platillo se dirigió al comedor y se sentó al lado de sus cosas.

Mientras comía no pudo evitar divagar dentro de sus pensamientos. Tal vez el hecho de que aquel chico le dijera que se cuidara y que la defendiera de ese idiota hizo que fuera imposible para Annie olvidar al chico de cabello negro. Estaba pensando tanto en el que no se dio cuenta de en qué momento había acabado de comer ¿pero que le pasaba?

El chico no abandono sus pensamientos mientras lavaba su traste, o mientras subía las escaleras corriendo como si intentara escapar de su recuerdo. Se encerró en su habitación y soltó un suspiro lleno de nerviosismo ¿cómo olvidar esos ojos marrones que la pusieron tan nerviosa?

Amerito su nerviosismo a los nervios de conocer a una persona nueva que no fuera hostil con ella. Si, en definitiva, eso era lo más lógico eso ¿cierto?

Pensó que podría olvidar al chico si escuchaba un poco de música, así que tomo su teléfono y se metió en la primera playlist que había encontrado y después pulso el botón de "aleatorio". Estaba dispuesta a relajarse y a dejarse llevar por la canción que sonara en sus auriculares, pero eso no fue posible.

Su tranquilidad fue perturbada por el sonido de aquella canción que, a pesar de ser hermosa, ahora se había convertido en una de las canciones que más la hacía llorar.

Mientras "Save your tears" de The Weekend sonaba en sus auriculares, las lágrimas estaban a punto de asomarse por sus ojos. Esa era la canción que Valeria y ella solían escuchar juntas cuando se reunían. Todavía recuerda todas esas coreografías improvisadas y todas las risas que compartieron en sus habitaciones, ¿porque se alejó de ella así nada más? ¿porque se había juntado con aquellas chicas que le hacían burla a sus espaldas? ¿cómo llego al punto de sentir que cada que la miran la están juzgando?

Cuando la canción termino se limpió las lágrimas que habían logrado escapar y recordó que tenía que hacer la tarea del colegio, como siempre. Se levanto a hacer sus deberes, pero se distraía con facilidad por los recuerdos que seguían asomándose en su cabeza como un recuerdo de una vida feliz y plena.

Annie suspiro después de leer el mismo párrafo en el ordenador por quinta vez por la falta de atención que le prestaba a este, así que decidió tomarse un descanso y después continuar con la cabeza plena.

Tomo su teléfono y reviso las tendencias que había en Twitter para pensar en otra cosa, pero no funciono, porque después de unos minutos reviso la cuenta de Valeria. A pesar de verla tan sonriente en ellas, era imposible no pensar que esos ojos de alguna manera la estaban juzgando, salió de la cuenta antes de hacerse más daño.

¿Cómo sacar de su pecho sus sentimientos sin sentirse juzgada? Pensó en esa pregunta mientras ingresaba a la cuenta de la escuela y revisaba las ultima publicaciones. Entonces se le ocurrió ¿Por qué no escribir un tweet? No iba a publicarlo, claro, pero sería como escribirlo y así sacaría lo que estuviese de su cabeza lo que le molestaba y nadie lo sabría. De pronto, la idea no sonaba tan mal.

Guiada por su impulso presiono el botón en forma de pluma y estaba lista para escribir. Sus manos se movían muy rápido sobre el teclado de la pantalla. Cuando termino leyó lo que había escrito y se sentía orgullosa.

"Es increíble la cantidad de miradas que puede recibir una persona sin haber hecho nada ¿Qué hacer cuando eso pasa? A veces me gustaría simplemente olvidar e iniciar de cero ¿existirá alguien en el mundo que piense lo mismo?"

No supo que hacer exactamente con ese texto después de escribirlo, así que decidió que no iba a hacer nada, simplemente lanzo su teléfono a la cama y siguió con sus tareas. Ahora podría estar realmente concentrada en lo que estaba haciendo.

Todo estuvo bien durante unos 20 minutos hasta que su teléfono empezó a sonar desesperado de notificaciones. No entendía de que se trataba, pero le intento no dar importancia. Fue hasta que se hartó del sonido de notificaciones que tomo su celular y vio lo que estaba pasando. Casi se desmaya de la impresión.

Había cometido el peor de los errores. Al parecer por accidente envió lo que había escrito al grupo de Twitter de la escuela y ahora toda la escuela estaba comentando su post. Annie puso una almohada en su cara y grito sobre de ella.

"¿Cómo fui tan tonta?" pensó Annie mientras leía los comentarios de sus compañeros que no eran tan buenos. Muchos le decían dramática, exagerada y muchos insultos más que ella no quería leer ¿Cómo dejo que eso pasara?


Estaba en estado de plena vergüenza cuando escucho un último zumbido de su teléfono y lo leyó. Se trataba de un chico que le había mandado un mensaje privado. Se hacía llamar "Austin", aunque bien pudo cambiar el nombre de su cuenta como lo hacían casi todos en el salón, o ella incluso. Abrió el mensaje privado con miedo y al leerlo se sorprendió bastante.

"También pienso lo mismo. Hablo de tu comentario en Twitter si no sabes de qué hablo"

Lo primero que pensó fue que se estaba burlando de ella y eso la molesto mucho. Así que enojada empezó a escribirle una respuesta para que la dejara en paz.

"No tengo ni idea de quién eres, pero si te estas riendo de mí ya basta. Los únicos que pueden hacer chistes son los payasos"

Cuando Annie estaba por salir de la conversación, le escribieron otro mensaje. Le sorprendió lo rápido que el chico respondía.

"Soy Austin, voy en la misma clase que tú, por si lo olvidaste. No me estoy riendo, hablo enserio, y no todos los payasos no te hacen reír"

Annie se avergonzó un poco, fue un poco grosera con la tal vez única persona que le ha hablado en todo un año. Annie sonrió a la pantalla avergonzada y empezó a redactar su próximo mensaje. Desde este momento, su vida va a cambiar radicalmente.

Lo que puede hacerme una palabra tuya (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora