cap 4

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Austin refunfuño al escuchar el molesto sonido de su teléfono que anunciaba que si seguía aplazando la alarma, iba a llegar tarde a la escuela. Se sentó en la cama y se frotó la cara con las manos para después, con los ojos cerrados buscar el teléfono de debajo de su almohada y apagar su alarma. Odiaba levantarse temprano para las clases, pero no tenía de otra, si no iba a clases, no iba a saber que temas irían en el examen según el maestro de español.

Se levantó con pereza para salir al pasillo donde se encontraba el baño, toco la puerta antes de entrar. Después de hacer lo que le correspondía y ducharse, entro a su cuarto a ponerse el uniforme de la escuela, trato de verse bien para que no se notara que en realidad seguía exhausto. Tomo su mochila y la ordeno con rapidez, porque de algún modo sentía que se le estaba haciendo tarde.

Después de hacer sus necesidades, salió del baño y corrió a su habitación, cerró la puerta con llave y suspiro. No le gusta jugar a las escondidillas, pero no tiene otra opción, de lo contrario tendría que ignorar a sus padres en todo, pero con todo lo que le llegan a decir no podría evitar contestarles algo insultante. Se cambió rápido y bajo con la mochila, que había ordenado una noche antes.

Bajo las escaleras, tratando de ser sigiloso, pero rápido. Al llegar dejo su mochila cerca de la puerta y se acercó a la cocina, necesitaba saber si ese día podía desayunar en la mesa tranquilo o tendría que llevarse el desayuno en la escuela. Asomo la cabeza y vio a sus padres, ambos tomando una taza de café, por lo que si Austin se sentaba a desayunar con ellos era probable que terminara con gritándole a sus padres, cosa que no quería hacer.

Respiro hondo y camino hacia la cocina, sus padres en un principio no lo habían notado, lo cual hizo que Austin bajara la guardia un poco, lo cual no debió hacer. Al tratar de alcanzar una pera, hizo caer un envase, lo bueno es que no se derramó y no tendría que limpiar, lo malo es que alerto a sus padres de que su hijo estaba con ellos. De inmediato ellos cambiaron su postura y se quedaron callados, Austin pensó que por lo menos debían intentar disimular.

—buenos días, hijo— le dijo su padre

— buenos días, Greg

—llámame, papá, ya te lo he dicho

—realmente no creo que lo merezcas

Su padre frunció el ceño, era más que obvio que no quería que su hijo lo llamara de esa manera, quería reprenderlo, pero sabía a donde iba a llegar aquello y prefería no pelear en ese momento, porque si no no iba a llegar al trabajo. Se levantó de la mesa y su esposa, Katherine, le tomo de la mano como señal para que se calmara antes de hacer algo.

Austin volvió a colocar el envase donde lo encontró y después tomo la pera que iba a desayunar. Se encaminó a la puerta principal cuando escucho la voz de su madre a la distancia

—¿no quieres desayunar con nosotros?, ¿o despedirte tan siquiera?

Austin suspiro, realmente no tenía ganas de hacer ningunas de las dos cosas, así que apresuro el paso y cerro la puerta detrás de él.

Mientras tanto, sus padres están sentados en la mesa del comedor. Greg tenía las manos apoyadas sobre la mesa, mientras Katherine recogía los platos. Antes de irse a la cocina, voltio a ver a su esposo, no le gustaba verlo con esa expresión, eso implicaba tener que escuchar todo el día sus quejas, culpándola de no haber criado a un hijo mejor.

—no te enojes tanto— le dijo ella a su marido— ya verás que cambia de opinión, es un adolescente, recuerda que se les alborota las hormonas a esta edad

—sí, pero ¿Por cuánto tiempo?, en un año tendrá que escoger carrera, y yo no veo que muestre interés por contaduría

—ya verás que sí, solo dale tiempo

— ¿más?, joder, pero si desde que es niño trato de hacerlo entender, pero nada, parece que está enfocado en llevarme la contraria en todo

—eso no es verdad...

—¿ah, no? Entonces explica esto Katherine, porque me parece lo único factible

—no sé que decirte cariño, solo te puedo asegurar que nuestro hijo es inteligente y que en algún momento va a entrar en razón, ya verás

—si lo hubieras educado de forma distinta...

—él también es tu hijo

—no lo reconoceré como hijo si él no me reconoce como padre

Katherine resopló, parecía que tenía como esposo a un niño pequeño. Se fue con los trastes en las manos para no darle más vueltas al mismo asunto. Se sentía mal por no estar del lado de su hijo, pero ella sentía que lo correcto era que siguiera los pasos de su padre, así él sería feliz con un buen salario, un buen puesto y, por supuesto un buen hogar, pero él no escucha razones.

Si pudiera entender lo que está pasando, pensó ella, podría elegir la seguridad en vez de la suerte, si lo entendiera, tal vez, mejoría la relación familiar que hay entre ellos, pero no cree que sea así. Su mayor miedo era que su hijo se fuera de la casa para jamás volver, porque les tendría resentimiento. Ella quería tener la oportunidad de seguir viendo crecer a su niño, ver a sus nietos y a su nuera, pero algo en el fondo le decía que eso no podría ser. ¿Qué le hacía falta? ¿Cómo convencerlo de que su vida seria mejor si hace lo correcto? Miro a su esposo de reojo, el cual estaba tomando su mochila y estaba tomando su saco azul obscuro para irse a trabajar.

Él al notar la mirada de su esposa le regalo una sonrisa triste que ella le devolvió, otra vez es pregunta en su cabeza ¿Qué hacia falta? ¿Qué estaban buscando? O acaso... ¿Ellos son el verdadero problema?

Lo que puede hacerme una palabra tuya (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora