Cap 1 Annie

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Hay una chica en la calle que camina por las calles sin ningún lugar en particular a donde ir. No tenía sentido salir a esas horas, pero realmente necesitaba estar fuera de su casa. Aquella chica de solo 16 años, a pesar de ser fuerte, no esta lista para escuchar la pelea que tienen sus padres en ese momento en su casa. Conoce todo el protocolo, todas las fases que deben de pasar antes de que cada quien se vaya por su lado.

Últimamente pelean hasta por cosas muy insignificantes, pero eso no es excusa para que la dejen a un lado siempre en todo. A veces ha sorprendido a sus padres diciendo cosas importantes, que no le mencionaron jamás y ellos siempre hacen las mismas promesas vacías cada que ella les comenta la situación, "prometemos mantenerte más informada", o también dan el típico justificante de "no te olvidamos, es solo que estamos muy ocupados y no tenemos tiempo para comentarte estas cosas".

Pero esta vez es diferente. Los gritos y los reproches son más de los normales, sintió el impulso de correr al darse cuenta de que, aun si subía al máximo el volumen de sus audífonos, los gritos de sus padres seguían escuchándose, así que solo tomo lo que tenía en las manos. Ni siquiera se tuvo que molestar en hacer no hacer ruido, ya que sus padres hacían tal escándalo que Annie pudo salir fácilmente de su casa.

Busco uno de los parques más cercanos de su casa y reviso la hora. Eran las 5:45 de la noche. Annie resopló, la pelea había iniciado más temprano de lo usual, pero desde hace tiempo las peleas se salían de control, así que ya no le importaba más. Sabía que por su seguridad no podía mantenerse mucho tiempo afuera de su casa, pero quería estar ahí el máximo tiempo posible.

Estuvo caminando mucho tiempo, pensando en muchas maneras para hacer más llevadera la situación cuando le empezaron a doler los pies. No fue una buena idea salir a la calle con sus zapatos escolares, pero fue lo primero que vio y lo primero que se puso. Se sentó en una de las bancas y de uno de sus bolsillos saco sus audífonos y su celular y los conecto. Después de buscar por un largo tiempo puso la canción "when I see you again" de Whiz Khalifa. Cerro los ojos y se dejó llevar por su voz.

Mientras estaba sentada recordó todos esos momentos que solo le hacían sentir nostalgia. Estaba cansada de intentar hacer que su estabilidad mental se mantuviera, porque era básicamente imposible lograrlo. Entre las peleas constantes de sus padres, su vida académica y su situación con su mejor amiga (si es que todavía la podía llamar así) la mantenían siempre en un constante estrés.

Si su mejor amiga todavía estuviera con ella, tal vez sería capaz de sobrellevar todo aquello. Conocía a Valeria desde el kínder, prácticamente crecieron de la mano juntas, por eso a Annie le ha partido el corazón que un día, sin explicación alguna, Valeria le dejara de hablar. Intento innumerables veces preguntarle qué había pasado o porque se había alejado de ella, pero Valeria jamás le dio una respuesta y siempre la evitaba. La chica que la defendía y la cuidaba de los otros niños que se burlaban de ella se había convertido en una mujer que la despreciaba.

Estuvo a punto de llorar por esos recuerdos cuando sonó la alarma de su teléfono que marcaba las 7:00 de la noche. Se limpió las lágrimas que lograron escapar de sus ojos, se levantó y se encaminó a su casa. Podía detestar estar ahí, pero por lo menos era más seguro que estar en la calle.

Al llegar no sabía si sería necesario escabullirse o sencillamente entrar por la puerta, así que se acercó a la ventana de la cocina, todavía se escuchaban algunas voces subidas de tono, esa era su señal para entrar por la puerta. Saco las llaves de su casa y con mucho cuidado abrió el portal. Cuando ella cerró la puerta detrás de ella se quitó los zapatos y camino despacio. Observo que sus padres estaban en la sala, cada quien a un extremo de ella. Discutían, pero esta vez de manera más pacifica, lo que la extraño en un principio porque cuando se fue los gritos se escuchaban hasta más de 6 metros de su casa.

Annie se volvió a colocar los zapatos cuando termino de subir las escaleras, ya que el peligro ya había pasado. Fue a su habitación y cerro la puerta de manera suave detrás de ella. Se sentó en la cama y se quitó su abrigo. No tenía ganas de nada más que de dormir. Se recostó en la cama, forzando a su mente a olvidar los recuerdos que la hacían sentirse así, pero que estaba reacio a recordar.

Se empezó a preocupar cuando sus padres no la llamaban para cenar y eran casi las 11 de la noche, ¿tan mal estuvo la discusión de ese día que no han dejado de pelear hasta esa hora? Bajo por su cuanta a la cocina y los volvió a ver, esta vez los dos se habían cambiado de posición, estaban algo más cerca, sin embargo no se acercaban el uno al otro, entre los dos se podía respirar la incomodidad. Annie quiso preguntar, pero pensó que talvez eso iba a ser demasiado entrometido de su parte. Se acercó a su padre y le toco el hombro

—¿no tienen hambre?

Su padre se giró a verla sorprendido, como si una completa extraña estuviera en su casa.

—Annie, mi niña, ¿Qué haces aquí?

—son las 10 de la noche, y no hemos cenado, pensé que tal vez podría...

—no te preocupes, cielo— se apresuró a decir su madre nerviosa— ahora nos encargamos, ve a poner la mesa

Annie lo hizo sin dudar por la actitud tan extraña de su madre y de su padre, solo esperaba que no le estuvieran escondiendo nada, ni siquiera una mentira blanca, porque eso solo confirmaría la sospecha que tiene desde hace mucho tiempo, que sus padres no la consideraban ni siquiera en las decisiones más minúsculas.

Después de una cena bastante incómoda en la que nadie decía nada. Subió a su habitación y se cambió a su ropa para dormir. Estaba recostada mirando su teléfono cuando su madre toco la puerta de su habitación, esperando la confirmación de Annie para pasar, la cual ella concedió.

Su madre se sentó en su cama, tenía una mirada nerviosa y tenía los ojos hinchados, como si hubiera llorado desde hace tiempo. A pesar de que lo noto, no le dijo nada, no quería que su madre volviera a llorar recordando un mal momento.

—tengo que hacerte una pregunta, es muy importante

—claro, dime

—¿con quién te sientes más cómoda?, quiero decir, ¿te sientes más relajada conmigo o con tu padre?

Annie la miro confundida, no sabía si en esa pregunta habría una verdad, no supo qué responder en el momento. Hizo el intento de pensar en positivo y pensar que lo que su madre tenía era solo curiosidad.

—con los dos me siento cómoda, no podría escoger solo a uno, los quiero a ambos

Su madre asiento y puso una mano en el colchón, empezó a acariciar suavemente la tela de este, mientras unas lágrimas amenazaban con salir.

—bien, solo quería saber eso, gracias

Su madre se levantó y cerro la puerta de su cuarto detrás de sí. Annie estaba muy confundida, empezó a tener mucho miedo, una alarma dentro de ella se encendió, advirtiendo que su vida iba a empeorar. Volvió a abrir su teléfono para callar esa sensación de angustia, pero de todas maneras lo pensaba.

Pasados los minutos, antes de que se fuera a dormir, Annie entro a WhatsApp para escribirle a una persona que, a pesar de todo, era muy importante para ella. Al principio no sabía como iniciar, ya le había escrito antes con el mismo propósito, temía ser demasiado insistente, pero al final se convenció para escribir unas palabras.

"Hola, ¿Cómo estás? Espero que bien. Volvió a ser un día de locos. Siento mucho si hice algo que te molestara, espero que puedas perdonarme y volver a ser amigas como en los viejos tiempos. Adiós."

Volvió a leer el mensaje muchas veces, pero al final lo envió a Valeria, con la esperanza que esta vez contestara su mensaje. Puso el teléfono debajo de la almohada y cerro los ojos con la esperanza de poder dormir esa noche, pero no lo logro hasta mucho más tarde. La última pregunta que se cruzó por su cabeza fue "¿habrá alguien en el mundo capaz de hacerme feliz?"

Lo que puede hacerme una palabra tuya (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora