cap 8

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Austin hizo un intento que más que no le salió bien, lo cual le deprimió un poco, pero se prometió a sí mismo intentarlo otro día. Estaba un poco más desconcentrado de lo habitual, no podía prestar atención a casi nada de lo que decían sus profesores por más que lo intentara. No entendía por qué, pero Annie estaba gobernando su mente.

A la hora del descanso se pidió a sí mismo que dejara de pensar en ella por el bien de sus calificaciones. Acompaño a los chicos a la cafetería de la escuela mientras ellos seguían en sus cosas, parecía que no notaban que Austin no estaba atento a lo que decían.

Estando en la cafetería compro un jugo de manzana y un sándwich, lo que comía casi todos los días porque el menú de la escuela no era muy variado. Se sentó con sus amigos y como no le interesaba mucho el tema que estaban hablando, se dedicó a observar a las personas a su alrededor. Estaba viendo mesa por mesa cuando se detuvo en una en particular, la que más le llamaba la atención a pesar de que no pasara nada interesante.

Annie estaba, al igual que él mirando algunas mesas y de vez en cuando bajaba la cabeza para ver su teléfono. Se empezó a preguntar si estaría hablando con alguien, o si estaba revisando sus redes sociales, no le importa que es lo que sea que estuviese haciendo, tenía ganas de ir a hablar con ella.

De la nada la vista de Annie se posó en sus ojos, los cuales quito de la vista de la chica en cuanto los noto. Empezó a maldecirse a sí mismo, era la segunda vez que ella lo notaba. Tenía miedo de que pensara que él era un acosador o algo por el estilo, así que intento, por más curiosidad que tuviera, no volver a mirarla.

Después de unos minutos rompió su promesa interior y la miro disimuladamente. Ella ya no lo estaba viendo, pero estaba observando a sus amigos, como analizándolos. Se puso muy nervioso cuando empezó a observar a Matías porque lo conocía, él era muy susceptible a esas cosas y llega a ser agresivo sin razón. En su mente le pedía a Annie que dejara de mirarlo antes de que él se diera cuenta, pero el mensaje no fue recibido.

Matías se dio la vuelta y descubrió a Annie observándolo. Ella agachó la vista a su teléfono cuando se dio cuenta que el chico la había atrapado. Austin miro a su amigo suplicándole con la mirada que no hiciera nada, pero él no lo estaba mirando. Matías se levantó de su asiento y fue directo hacia el lugar donde ella se encontraba. Austin no sabía qué hacer, se limitó a mirar desde donde se encontraba sentado.

—oye, ¿Qué rayos hacías mirándome?

Annie no levantó la mirada, siguió mirando su celular mientras disimulaba su nerviosismo.

—te estoy hablando, niña estúpida

Austin cada vez se ponía más y más nervioso ¿Qué se supone que debía hacer?

—tal vez si te quitamos ese teléfono seas capaz de hablar conmigo

Austin reacciono en ese instante, como si supiera qué hacer en ese preciso instante. Se levantó de la mesa y camino hacia donde se encontraban los dos y logro llegar antes de que Matías pudiese tomar el teléfono de Annie. Los ojos de su amigo pasaron de estar sobre su víctima hacia el brazo de Austin que lo sujetaba con fuerza.

—¿qué crees que estás haciendo? — le pregunto Matías con rabia en la voz

—no la molestes, déjala en paz— dijo Austin con una seguridad que no sabía de donde había salido

El entorno se puso tenso. Austin estaba asustado por dentro, pero sabía que lo que estaba haciendo era lo correcto. Matías en cambio estaba confuso, no entendía por qué su mejor amigo estaba defendiendo rara.

—es obvio que quiere algo de mí, ¿no notaste que me estaba observando?

—francamente, no lo note—mintió Austin— y si así fuera ¿Qué? No tiene nada de malo mirar a alguien, tú eres el único paranoico aquí que lo interpreta como un insulto

En la cafetería se empezaron a escuchar varios murmullos, pero a ninguno de los dos chicos le importaba saber que pensaban los demás. Matías está desconcertado por el comportamiento de su amigo, mientras que Austin estaba decidido a defender a Annie de una de las rabietas de su compañero.

—con un demonio Austin, solo suéltame y deja que yo me encargue de esto— susurro Matías con un tono desesperado

—no lo voy a hacer, ella no tiene la culpa de tus estúpidas paranoias. Si te suelto la vas a molestar, y no te permitiré hacerlo

—¿y a ti en que te afecta? ¿Qué más te da lo que le haga?

—ya no voy a dejar que molestes a más inocentes, Matías. Tus rabietas se deben acabar ahora. Maldita sea tienes 16 años ¿no crees que ya es momento de madurar?

Se escucharon abucheos alrededor de ellos, lo que hizo darse cuenta a Austin que se había pasado de la raya y no sabía cómo remediarlo. Matías lo miro furioso y con fuerza tiro fuerte su brazo hacia abajo, soltándose de agarre de Austin. Casi podía sentir el puño de su amigo en la cara cuando entonces se escuchó el sonido de la campana, avisando que el descanso se había acabado.

Poco a poco la cafetería se fue vaciando de estudiantes, pero Austin se quedó ahí hasta ver como Matías desaparecía de su vista. En cuanto dejo de verlo se dio la vuelta para preguntarle a Annie y ella se encontraba bien, pero no vio a nadie, ella se había ido. Suspiro con pesa, de verdad esperaba poder hablar con Annie antes de volver al salón, pero ve que no será posible.

La confusión empezó a invadir su mente en ese momento, ¿Por qué se fue sin decirle nada? ¿Estaba molesta con él? ¿No hizo lo que debía hacer? Aun con esas preguntas en mente se dispuso a tomar su mochila para dirigirse a su siguiente clase.

Él no lo sabía, pero había sellado el destino de Annie y suyo. Se acaba de firmar la declaración de guerra, falta saber quién dará el primer ataque.

Lo que puede hacerme una palabra tuya (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora