Caminamos sobre un valle desértico, llevándonos a nuestra propia destrucción. No temías al final, sino a lo que te deparaba esta vida.
Con el arma lista, dio un último vistazo a su final... Siempre bajo la línea de lo incorrecto; la vida te parecido eterna y solo tenías 16 años; siendo juzgado por la mirada adulta, disfrazando tu dolencia en una simple frase.
"es solo una etapa"
El sonido del cañón hizo eco en tu fría habitación... fallaste.
Aquella que te amába corría contra reloj ante tu último mensaje; limpiaste tus lágrimas brotando a cantaros, nadie se había percatado de tu fracaso. Estabas solo, jodidamente solo. Llegamos al lugar que sería tu deceso, aun estabas aquí... me miraste con odio y desprecio
--Una y otra vez piensas en ti—grite con un nudo en mi garganta, ¿recuerdas cual fue tu reacción? colocaste el arma en mi sien... si moría con esto no había manera de más arreglos dentro de tu mente. Creías estar condenado con una existencia de dolor y agonía, cuando lo único que necesitaste fue pedir perdón a aquel inocente del pasado... El pequeño inocente de 10 años... aquel niño a la que le prometiste que estarías siempre sonriendo, que sería todo un éxito, que no dejarías que lo pisotearan... perdón... perdón por aquel sufrimiento que te hicimos atravesar sin saberlo. Ambos estábamos al final. No quedaba nada más que decir.
No se trató de un simple capricho, mucho menos una fase... somos personas rotas...
Ardíamos en el infierno, sin prueba alguna de conseguir paz. Sentimos el fuego quemando nuestro ser, de un momento a otro nos arrancaron el corazón frente a nuestros ojos. Sufriremos un largo tiempo con nuestra decisión en conjunto...
Para compensar la desdicha en cada latido muerto, haríamos todo. Sonreíste ante nuestras palabras, estaba hecho, bajaste el arma para tomarme de la mano.
--Todo el mundo debe de morir en algún momento—murmuraste apenas audible, acabaríamos como los demás si no peleamos sin caer. Sé que en ese momento escuchamos voces llamando desde arriba, pero no iríamos hacia ese lugar, porque nuestra vida está hecha de decisiones; muchas de ellas sin fundamentos. Tienen nuestros corazones o al menos en gran parte. Poseen toda añoranza de crecer... no llegare a los 21 con el corazón helado, con la mente en blanco, siendo alguien robotizado, tan sencillo de manejar... me daría asco...esta es la única solución que podemos tener. Victimas de nuestra propia creación, sentimos el fuego deslizándose por nuestras frentes, todo lo que necesitamos fue dolor para tomar esto. Nadie a quien llamar para evitarlo. El trágico destino estaba tan claro...
Conocíamos el precio del mal mejor que nadie y duele saber que perteneceremos a ese lugar. Sabíamos que no era nuestra hora... pero aun así dijimos adiós...
4/04/2018
Hace mucho tiempo, jamás pensé en llegar si quiera a los 16, tenía tan malos momentos, tantas cargas que poco a poco me iban consumiendo en mi propia ansiedad, depresión y angustia.
No hablo de una simple adolescente con caprichos. Sino de crecer desde muy pequeña, siempre pensé que al final de mi vida sería una mancha más, un lugar en el cementerio al cual solo irían a ver una vez al año. La ansiedad es un exceso del temor del mañana, pensar en que todos están sobre ti, es aterrador pero aun así es considerado estúpido, la depresión no es la escena románticamente triste donde llega un "príncipe azul" a decirte que todo está bien, es llorar horas por sentirte estúpida, por no ser lo suficiente intentar salir de tu cama cada mañana y pensar que todo lo que haces es en vano, es pedir ayuda sin ser escuchada, gritar en silencio, intentar convencerte que no eres una pérdida de tiempo para todos. Es aprender a levantarte porque al final del día; solo estas tú en la oscuridad de tu habitación con insomnio.
Es tener tanto dolor y miedo, pero no saberlo hacer entender, es escuchar repetitivamente "el tiempo cura" "estas exagerando" "ya estas grande, compórtate como tal" tengo veinte años actualmente y aun me cuesta, pero sé que si tengo la oportunidad de ayudar a alguien con lo mismo, lo haré. Porque nadie esta exentó de sentirse una mierda. Nadie quiere sentirse así.