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Chat se separó lentamente de ella, pues si seguía sabía que no podría resistirse, y aunque deseara quedarse y repetir esa noche con ella, no podía hacerlo pues el poder del anillo se agotaría en unos minutos y debía irse.
La miró a los ojos con un sonrojo y sonrió al ver que ella también estaba sonrojada.
— Entonces, me voy ya — besó su mano y en un rápido movimiento salió de la ventana con su bastón.
Naomi miró por la ventana sonrojada, viendo como aquel felino desaparecía entre los edificios. Se tocó los labios sorprendida y se sentó en el suelo apoyando su espalda contra la pared. Primero Adrien y ahora Chat. ¿Qué estaba pasando con su vida? También le había gustado ese beso con Chat y no entendía por qué. ¿Es que no estaba enamorada de Adrien? ¿Acaso lo estaba de ambos? Pero si era así... ¿Qué podía hacer? Necesitaba ordenar sus pensamientos, pero lo haría al día siguiente pues ahora estaba demasiado cansada. Había sido un día muy largo.
Se tumbó en la cama y cerró los ojos quedándose dormida media hora después.
La de ojos azules se despertó al sentir la luz entrar por su ventana. Somnolienta, extendió su brazo para alcanzar su móvil y ver la hora. Las diez de la mañana. Se frotó los ojos y bostezó estirándose. Se sentó en la cama y vio en su teléfono varios WhatsApp de Adrien que había recibido hace como media hora. Se puso nerviosa y se quedó mirando la pantalla del teléfono durante unos segundos que parecieron horas para ella, hasta que se decidió por abrir la conversación.
Adrien ♥
~ Buenos días, Naomi. ¿Cómo despertaste?
~ Sé que dijiste que necesitabas pensar todo lo que había pasado, pero...
~ Te echo de menos...
Se sonrojó al leer ese mensaje y siguió leyendo.
~ Perdón... seguro que eso no te ayuda a pensar mejor jajaja...
~ Espero que tengas un bonito día
La chica sintió como pequeñas lágrimas se escurrían por sus ojos. No sabía que decirle, seguía confundida, pero le dolía ver lo mal que estaba él. Al final optó por apagar el teléfono. No quería que ese día nadie le molestara, era sábado y quería olvidarse de todo antes de que llegara el lunes.
Bajó al comedor para desayunar junto a su hermano, quien le sonrió y le besó la mejilla.
— Buenos días, hermanita. ¿Dormiste bien?
— Si — sonrió levemente y mordió la tostada que tenía en el plato. — Pude recuperarme de la noche pasada.
— Hablando de esa noche... No hiciste nada malo, ¿no?
