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Al día siguiente, Marinette y Alya fueron a casa de Naomi para convencerla de celebrar una fiesta de pijamas en su casa, aprovechando de que no había nadie, pero no sabían que su amiga se encontraba demasiado melancólica.
— Lo siento chicas... no estoy de ánimo...
— ¿Qué te ha pasado? — preguntó la azabache preocupada.
— Discución con... el chico que me gusta... — Alya también sabía lo que ocurrió en aquella fiesta.
— Si te hizo daño es un idiota, no dejes que te afecte. La fiesta te ayudará a animarte — le sonrió la de gafas mientras la abrazaba.
Marinette sonrió y se unió al abrazo. Naomi correspondió, intentando no llorar de nuevo. Tenían razón, no debía estar mal todo el rato, aunque le dolía la posibilidad de que Adrien eligiera a Kagami...
Acabó aceptando, por lo qué Alya se encargó de invitar a la gente y Marinette le ayudó a preparar las mantas para que la gente se quedara a dormir. Habían quedado sobre las siete de la tarde, por lo que aprovecharon el tiempo haciendo cosas juntas como ver alguna película. Naomi, además, apagó el móvil para no contestar a los mensajes de Adrien. No tenía ganas de hablar con él en ese momento.
Al llegar la hora la gente comenzó a venir. Había asistido Nino, Luka, Nathaniel, Juleka, Rose, Iván, Mylène, Adrien... y Kagami...
Los ojos se la castaña se cruzaron con los de su pareja, pero desvió la mirada al instante y los invitó a pasar. En ningún momento le dirigió la palabra a Adrien, el cuál se sentía cada vez peor. Durante la tarde, se la pasaron hablando, hasta que Nino ofreció jugar a un juego.
— Este juego consiste en realizar una serie de retos elegidos por esta aplicación que tengo en el móvil. Se gira la botella y al que señale deberá hacer el reto. Si no quieres hacerlo solo tienes que quitarte una prenda.
— No sé si eso saldrá bien... — comentó Marinette algo preocupada.
— ¿Tienes miedo? — le sonrió Alya.
— Obvio que no. Juguemos — los demás se rieron, a excepción de Adrien y Naomi, pues no estaban con ánimos.
Se pusieron en círculo, dejando una botella de plástico en medio.
— Bien, comencemos con el primer reto. Dice "Dar un beso en la mejilla" — grió la botella, señalando a Juleka. En la segunda vuelta, apuntó hacia Nathaniel, el cual se puso rojo al darse cuenta de que iban a darle un beso en la mejilla.
— No te preocupes, Nath, no será largo — le sonrió la chica para tranquilizarlo. Se acercó a él y le besó la mejilla, dejando cómo un tomate al chico.
Los presentes se rieron por lo tierno que se veía y siguieron jugando. Los retos fueron un poco suaves, cómo confesar cosas, dar algún que otro beso, hasta que los retos comenzaron a subirse de tono.
