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Los días fueron pasando y Naomi intentaba no estar a solas con Adrien, pues aún no quería hablar sobre el tema. Aunque debía admitir que a veces deseaba llevarlo a un sitio apartado donde solo estuvieran ellos dos para así besarle, tocarle y hacerle el amor como aquella noche; pero obviamente no lo hacía. Su relación con Chat había aumentado mucho en ese tiempo. Casi todos los días iba a verla para estar con ella y a veces la sacaba a dar una vuelta sobre los edificios de París, pero todo eso sin dejar de lado sus tareas como héroe.
Un día, cuando estaba en el techo de un edificio junto a Chat, apareció un akuma que no paraba de convertir a los ciudadanos de la ciudad en pequeños gatos. Chat se despidió de su amiga dándole un dulce beso en la mejilla y le pidió que esperase ahí.
Naomi obedeció y se quedó esperando, pero no se esperaba que aquel villano apareciera delante suya. «Bendita suerte la mía» pensó con ironía. Al parecer había podido despistar a los dos héroes.
— Vaya, ¿pero que tenemos aquí? Una hermosa chica que se verá muy tierna convertida en gato — dijo con una sonrisa malévola. Naomi tragó duro, pero se tranquilizó al escuchar la voz de su gatito favorito.
—¡Aléjate de ella! — dijo acercándose a ellos, pero el villano no obedeció y se posicionó detrás de la chica con sus garras en su cuello. Ambos héroes se pararon de golpe al verlo y Ladybug lo miró con miedo de que le hiciera daño a su mejor amiga.
— ¿Qué me aleje de ella? Lo siento, pero se vería mejor convertida en gato — dicho esto agitó el cascabel de su collar y unos polvos se esparcieron por alrededor de la chica, haciéndola encoger.
Los héroes miraron mejor, ignorando la risa malvada del villano, hasta que lograron ver por debajo de toda la ropa que llevaba puesta Naomi a un gatito muy tierno de color marrón y de ojos azules. El gato maulló saliendo del montón de ropa y se acercó a Chat, quién lo cogió en brazos con un semblante de preocupación.
— Chat, llévala a un lugar seguro, yo me encargo de este — dijo Ladybug intentado ocultar la enorme preocupación que sentía.
El rubio asintió y, con Naomi en brazos y cogiendo la ropa que había en el suelo, se fue hacia la casa de la chica, entrando por la ventana. Se sentó en la cama con el pequeño gato en brazos. Lo observó bien y vio como en sus ojos azules se reflejaba una pizca de miedo.
— No tengas miedo, hermosa, yo estaré contigo cuidándote hasta que Ladybug se encargue de aquel tipo — el gatito maulló y ronroneó restregando su cabeza contra la mano de él. Chat sonrió y le acarició dulcemente.
Se tumbó en la cama con el gato encima suya, observándolo con una sonrisa.
— ¿Sabes, My Lady? Tampoco te ves muy mal transformada en gato, podía acostumbrarme — bromeó y se quejó al sentir como la chica le mordía la mano. Se rio y le acarició las orejas. — Vale vale, perdón, no te alteres — la chica maulló y ronroneó por las caricias que su felino amigo le estaba haciendo en sus orejas.
