Parte I: Capítulo 1: "El suceso"

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Chicago actual...

Sus colmillos eran enormes al igual que sus fauces, aun lo recuerdo bien, todas las noches me atormentan como una pesadilla, tan vívido como aquella vez. Ojos púrpura intenso me perseguían en la ciudad dormida, acechantes y peligrosos. Tenía miedo, sentía que iba a morir. Que me matarían. Él, y el resto de los suyos.

No debí haberme alejado. Pero no podía aguantar la pesadez de mi vejiga que me avisaba que muy pronto iba a reventar.

-¡Scarlett! ¿A dónde vas?-preguntaba Ness mi mejor amiga quien se llamaba Vanessa pero como odiaba su nombre por ser disque muy "común" prefería ser llamada Ness, batallando con el hipo, como yo estaba ebria hasta el tuétano. Ambas dos novatas con el Vodka. Amargo licor, que quemaba nuestras gargantas. La verdad que no sabíamos realmente por qué quisimos trago, tal vez para no vernos desentonadas con el grupo, además de que Rey, hermano mayor de Ness pasó bastante trabajo para poder confiscarse la botella.

-¡Al baño!-grité tambaleándome con mis pies que por más empeño que ponían no podían mantenerme en balance. Todo daba vueltas a mi alrededor, el vértigo me atosigaba pero eso en vez de darme pesar me provocaba el reír. Reír como una demente.

-¿Al baño? ¡Pero si aquí no hay!-Ness que por naturaleza ya es atolondrada, borracha era un desastre. Luego de exponer lo evidente se resbaló cayendo sobre el pavimento que aun permanecía húmedo por la leve llovizna que había cesado, fue como si alguien invisible la hubiese empujado y luego explotó en carcajadas que resonaron como eco en aquel frío silencio del invierno que apenas comenzaba.

-¡No me hagas reír! ¡Se me saldrán aquí mismo!-Grité nuevamente intentando aun mantener el orín dentro de mí, colocando ambas manos sobre mi panza como si eso sirviera de algo.

-¡Estás loca! ¡No te alejes, tengo miedo eres la que sabe auto-defensa de las dos!-Ambas andábamos solas, era poco más de la medianoche y Rey se negaba a perderse la fiesta para llevarnos a casa como había quedado. Y no teníamos dinero para un taxi. Por lo que decidimos marcharnos a pie. La distancia era relativamente cerca, el tiempo máximo estimado para el recorrido serían apenas una media hora. Confiábamos en el bajo grado de sobriedad con el que contábamos para llegar sanas y salvas.

-¡Déjate de tonterías! ¡Estás demasiado ebria para sentir temor!

-¡Cierto!-Alzó su brazo como si sostuviese una copa e hizo ademán de brindis.

-¡Oh pero que tenemos aquí!-Apresuré mi paso viendo al fondo del parque que se encontraba desolado a esas altas horas de la noche el callejón que daba a un espacio recóndito y lo necesariamente recatado. Era como entrar a un bosque de concreto y ladrillo embrujado, o al menos así lo veía yo. Oscuro, lúgubre y desértico. Una rareza que a esas horas no hubiera ni un alma en Chicago.- ¡Un baño!- Ness estaba en la lejanía haciendo burdos intentos en ponerse de pie nuevamente, así que haciendo pantomimas con mis brazos le señalé a que me refería. Unos botes de basura que formaban prácticamente un cubículo.

-¡Nos llamarán la policía!

-¡Huye y sálvate entonces!

-¡Verifica que no sea el hogar de un vagabundo primero!

Deslicé mis ajustados vaqueros negros y a pesar de la cruel brisa que erizaba cada vello de mi cuerpo, cerré los ojos por un momento regocijándome ante el nirvana del alivio absoluto que sentía mientras el fluido descendía.- Qué delicia- murmuré para luego entonces proseguir a acomodarme y cerrar la bragueta.

Al alzar la vista noté algo semejante a un celaje que se desvaneció de inmediato. Parpadeé unos segundos rápidamente intentando enfocar mejor. Mal, todo se veía algo borroso y nublado. Comencé a caminar pero el crujir de algo a mis espaldas me asustó. Sonó como si alguien pisara hojas secas y basura. Estúpida paranoia. Pensé. Probablemente era mi propio peso el que había provocado el ruido. O un vagabundo, tal vez. Sugestionada y ya un poco más alerta quise aligerar el paso. La sensación de que algo me observaba invadió mi mente, y con la periférica intentaba percatar si había compañía. Nada. Nadie, todo estaba vacío, solitario. No supe si sentirme mejor con eso. Viendo mis propias pisadas y sombra, solo deseaba regresar al lado de Ness y llegar a casa.

Amanecer de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora