Capítulo V

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Miralys despertó con un golpeteo incesante en la puerta de su habitación. Se levantó con rapidez y abrió un poco adormilada.

‑ ¿Sí? – pregunta frotando sus ojos.

‑Señorita, tiene una invitación de la señorita Samhir – señala una de las doncellas mensajeras de la mansión.

‑Gracias, puedes retirarte – señala luego de haber recogido la pequeña nota de su amiga.

‑Sí señorita. Con permiso – realiza una reverencia y Miralys cierra la puerta de su habitación.

Ella dejó la nota sobre la mesita de noche, se dejó caer sobre las mantas de su cama y se enroscó en otra. Sólo deseaba dormir un poco más, la noche anterior había llegado muy tarde y ese pequeño desvelo le estaba pasando factura.

Poco a poco, se fue quedando dormida con el pequeño golpeteo de las gotas de lluvia que estaban cayendo ese día.

**

Cuando Miralys despertó por el llamado de su doncella abrió los ojos con demasiada pereza.

‑Señorita, ya es muy tarde para que continúe durmiendo – señala ella y Miralys bosteza

‑Lo sé, pero estaba demasiado cansada – susurra y un ligero tono rosa adorna sus mejillas.

‑El baño está preparado, será mejor que se apresure antes de que se enfríe el agua. ¿Quiere algún vestido en especial?

Miralys se levantó de la cama y observó la carta de Samhir. La abrió y leyó con rapidez. Se puso de pie y comenzó a caminar hacia el baño.

‑Un vestido de invierno – dice y se suelta el cabello de la trenza –. Samhir me invitó a tomar el té a las tres de la tarde.

‑Como desee, señorita.

**

Miralys no deseaba salir de la casa ese día, realmente quería dormir un poco más, pero con la explosión de la noche anterior tenían que comenzar a moverse para realizar la ceremonia de resellado del Dragón o las explosiones comenzarían a aumentar y el pueblo correría más riesgos.

El vestido que Torvi le había elegido era cómodo y caliente. Perfecto para ese día, estaba casi segura de que ya iba a nevar pronto y suspiró con dicha. Adoraba el otoño, era su estación favorita, pero en invierno, las bebidas calientes y las oportunidades de realizar algún pequeño viaje con su padre a alguna ciudad para comprar bienes le encantaban.

Se colocó un vestido blanco con varias capas de falda para hacerlo más caliente, llevaba un cinturón de colores púrpuras bordado con extremo cuidado un dragón dorado de frente a un dragón plateado. Decidió llevar su cabello de forma sencilla ese día, realizó un semirrecogido con una trenza y decoró con miles de perlas como si fuese una tiara. Se colocó una pequeña capa de polvos faciales, se delineó los ojos, se retocó un poco las cejas con el plumón que su padre le había regalado para su cumpleaños y se colocó un poco de bálsamo labial con color dejando sus labios de un tono rosa tirando a rojo.

‑Se ve muy bonita, señorita – señala Torvi y ella sonríe.

‑Gracias, Torvi – dice y se observa en el espejo complacida.

‑ ¿Cuál capa quiere para el día de hoy?

‑La verde musgo con las hojas bordadas, por favor... Y el calentador de manos de pelaje de conejo, también, Torvi.

Ambas se preparaban para salir cuando el padre de Miralys las detuvo.

‑ ¿A dónde piensas ir, hija?

La Sacerdotisa del Dragón (Saga El Imperio del Dragón Negro: Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora