Hooola queridos lectores (si es que tengo alguno .-.) Aquí les dejo un lindo capítulo. Espero que lo disfruten y que se sientan un poco mejor de estar en aislamiento.
Nos leemos pronto, se cuidan.
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Miralys y Torvi corrían lo más rápido que sus piernas se los permitían. Los perros estaban a punto de morderles los tobillos, la arena les dificultaba el paso por el desierto y también el cansancio comenzaba a pasarles factura en esos momentos tan vitales para escapar con éxito.
Dejaron de escuchar los ladridos y se sintieron más tranquilas; un error que pagarían con creces en los siguientes minutos. Justo entonces, una flecha pasó cerca del cuello de Miralys y la alertó.
- ¡Más rápido, Torvi! – exclama mientras el miedo comenzaba a aflorar y llenar sus sentidos. Recordó que para evitar que les dispararan podrían correr en forma serpenteante.
-Estamos cerca, señorita... muy cerca – señala su mejor amiga.
-Lo sé, no podemos rendirnos, vamos...
Entonces, ocurrió lo que más temía. El silbido de una flecha cruzó sus oídos y un golpe sordo lo siguió, el peso en su mano se intensificó y provocó que cayera junto al cuerpo de su amiga sobre la arena.
- ¡Torvi, Torvi! – exclama horrorizada Miralys al ver a la mujer sobre la arena que poco a poco comenzaba a colorearse de un tono oscuro y el olor a sangre inundaba sus fosas nasales – ¡No, no, no!
-Señorita, corra, déjeme... Siga con su camino, no... no se... detenga... por... favor.
-No, no voy a dejarte – dijo mientras tiraba de ella con pocas fuerzas.
-Hágalo... por... mí... y por... por...s...u...madre...- entonces, la mujer cerró sus ojos y Miralys sintió las lágrimas agruparse en sus ojos. Comenzó a llorar mientras gritaba desesperada por su amiga.
- ¡Noooo! – gritó con todas sus fuerzas.
- ¡Atrápenla! – escucha el grito de Ashrog y levantó la cabeza. El deseo de vivir y el miedo de estar bajo el poder de Ashrog la hicieron levantarse contra su voluntad de llorar a su amiga.
-Lo lamento, regresaré por tu cuerpo, querida amiga – dijo mientras se ponía de pie y comenzaba a correr mientras las lágrimas continuaban nublando su campo de visión.
Sus piernas no podían correr más rápido, si la alcanzaban estaría completamente a su merced. Pensó en todo lo que había pasado para llegar a ese momento, todo lo que Torvi había dado, su propia vida. No podía rendirse, no podía.
Escuchó los caballos más cerca, sabía que estaba cerca de su fin, lo sentía. Su pecho se oprimió con fuerza y sus piernas fallaron. Calló de bruces contra la arena y rodó varias veces antes de detenerse. Se volteó y quedó de frente observando el caballo siendo montado por Ashrog, su mayor pesadilla. A pesar de todo, continuó intentando poner distancia entre el hombre y su persona; entonces, sintió algo pasar silbando por cerca de su cuerpo. Cerró los ojos con fuerza, como si la simple acción fuese a evitar que la alcanzaran; entonces todo se sumió en silencio y sintió como algo grande la cubría del sol.
Abrió los ojos con temor a lo que podría encontrarse, justo frente a ella se encontraba un caballo de color blanco y una persona con una capa de color azul le protegía, luego, una fila de doce jinetes se colocó a los lados del primer jinete.
- ¡Entrégueme a la mujer! – exclama Ashrog
-Sólo si ella así lo desea – exclama una voz que se le hizo conocida, pero no supo de dónde. Entonces el jinete se volteó y la miró a los ojos, eran dorados – ¿Señorita?
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La Sacerdotisa del Dragón (Saga El Imperio del Dragón Negro: Libro I)
FantasyMiralys creyó que una promesa sería suficiente. Su padre piensa que la promesa hecha fue ante una roca y su propia codicia obligará a su hija a tomar decisiones apresuradas cuando su tranquila y libre vida se vea amenazada por un matrimonio arreglad...