Capítulo doce.

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•UN HEREDERO•

Trataba de entenderla. Por Merlín que lo intentaba. Pero la tarea se le hacía cada vez más difícil cuando Sky se alejaba de él. Cuando esta se encontraba en la habitación y Draco llegaba, Vanellope optaba por salir de allí.
La mayor parte del día se la pasaba mirando el agua correr. Fue una verdadera sorpresa cuando Draco le dijo que estaban en la isla de su familia.

-Puedes dormir aquí- le dijo a la chica un día al ver que se disponía a dormir en un rincón de la sala de estar- pero sabes que la habitación es de ambos.

Sky no contestaba a lo que este decía. Siempre era así, después de tanto insistir por la primera semana de estancia, ahora simplemente se limitaba a existir en ese lugar.
No siempre comía y dormía muy poco. Se veía en extremo cansada y su delgado cuerpo empezaba a tener un color más pálido.

-Toma- dijo acercándole unas sábanas- mañana iré a buscar cosas, ¿quieres que te traiga algo?

Silencio. Solo eso. Sky se recostó en la pared y lo miró sin decir nada. Quizás eso era lo que más le dolía a Draco, no solo el que esta no le hablase, sino su mirada. Esos bellos ojos cargados de odio y rencor viéndolo día y noche.

-Mamá está feliz de verme siempre que voy- continuó aunque nunca le contestaba- me ha preguntado por ti. No sé cómo decirle de nuestra situación.

Draco salía de la isla apareciéndose una vez a la semana. Sky nunca había aprendido a hacerlo del todo bien, y eso la llenaba de odio.
Los momentos en que Draco salía se disponía a llorar sacando todos los sentimientos negativos que había en ella. Solo cuando no podía más lloraba en las noches, y era consciente que el chico la escuchaba hasta que ella se quedaba dormida.

-Sabes que no puedo traer muchas cosas, y que solo me limito a la alimentación- le dije alzando con una mano la mirada de la joven- pero tal vez si me dices que quieres, pueda conseguirlo.

¿Cómo le hacía entender al chico que no quería comida, que odiaba la ropa que Narcissa mandaba para ella, que lo único que ella deseaba era salir de ahí? Estaba contra su voluntad y la enfermaba cada día la actitud de "todo está bien" de Draco. Su único medio de protesta era dejar de comer, no hablarle y evitarlo aunque la casa fuera no tan grande.
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Había pasado un mes desde el ataque al castillo. Dieciocho personas fueron capturadas ese día. Y todos y cada uno de ellos pedía lo mismo que el primer mortifago capturado, una muerte tranquila. A excepción de una, de la cual Hermione se encargaba.
Ron y Harry vivían prácticamente en el ministerio hablando con Kingsley  y los otros al mando para movilizar la ley del derecho a la vida. Querían conseguir que por lo menos uno de ellos muriera de manera digna para conseguir algo de información.
Mientras eso ocurría Hermione no dejaba de hablar con una mujer en particular que llamaba bastante su atención. Era morena y alta, tenía la misma pinta de los demás, pero era diferente. Porque sus ojos no estaban cargados del odio que caracterizaba a los mortifagos.

-Nela- le decía Hermione frente a ella- por favor necesitamos tu ayuda. Sé que no eres como ellos y por eso me vas a ayudar.

-¿Qué te hace pensar que no soy como ellos?-respondió.

-Lo siento. No lo sé, ¿tus padres eran mortifagos?- preguntó pues la mujer parecía ser más joven que los demás- por eso tú lo eres. No fue tu elección, ¿verdad?

-Eres muy astuta, Hermione Granger- se limitó a decir- y eso nos puede meter en muchos problemas.

-Nela, ha pasado un mes desde que atacaron Hogwarts, murieron seis personas y muchas más resultaron heridas. Dos amigos muy queridos míos no aparecen, y estamos desesperados, es algo que no le voy diciendo a todos los capturados.

COMO UN SUEÑO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora