Capitulo once.

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CONFIANZA

El reloj marcaba las tres de la tarde, el día parecía un poco nublado y realmente ni Harry ni Hermione tenían ganas de estar ahí, pero el ministro reclamaba su presencia.

-No sé si fue buena idea dejar a Teddy con Ron, no sé si estará bien- decía Hermione mirando su reloj de muñeca impaciente por volver.

-Tranquila, Ron ya es mayor, seguro Teddy estará bien- respondió Harry mientras abrazaba por los hombros a su amiga.

-Es que no hablo de Teddy- Hermione suspiró- además, no comprendo para que nos mandaron a hablar, Harry.

-Debe ser algo importante, estaba pensando que saliendo de aquí sería bueno ir a Hogwarts, ver a las chicos.

-Sí pero antes iremos a Grimmaud Place.

Por una gran puerta de madera y adornos de algún elemento dorado brillante salió el ministro con dos aurores.

-Buenas noticias- dijo Kingsley- síganme.

Harry y Hermione siguieron al ministro y directo a una habitación negra, completamente oscura y con un olor horrible, seguidos de los aurores. La habitación se encontraba al final de un corredor lleno de más aurores, en total había unos quince, armados y con una mirada de permanente coraje.

-¿Recuerdan que era de suma importancia poder capturar a algún mortifago?- el hombre abrió lentamente la puerta dejando escapar aún más la peste. Dentro se encontraba un hombre de pelo mugriento, de piel manchada de barro y unas uñas exageradamente grandes- el es Flavio Rossi, un ex mortifago que fue capturado el día de hoy por un auror en turno.

-¿Donde lo encontraron?- preguntó Harry.

-Cerca de Hogwarts- la cara de los amigos cambio de repente, ¿qué haría un "ex mortifago" cerca de hogwarts?

-¿qué hacías allí?- dijo Hermione dirigiéndose al hombre que miraba directo al suelo tratando de ocultar su preocupación.

-Fue una orden- se limitó a decir.

-¿De quién?- preguntó Harry- ¿para quién trabajas?

-¿Qué obtengo si hablo?- dijo mostrando sus asquerosos dientes- aparte de la muerte.

-Protección- habló Kingsley- ya te lo he dicho. Habla.

-No basta, su protección me lleva a pensar que seré uno más en Azkaban y no estoy dispuesto a ir ahí. Moriré de igual forma.

-¿Por qué dices eso?- preguntó Hermione, pues sí bien el lugar no seguía habitado por dementores, seguía siendo un horrible lugar pero no al grado de que los residentes sean asesinados.

-No diré nada, no hasta que me ofrezcan lo que necesito.

-¿Qué deseas?- dijo Harry.

-La muerte.

La expresión de los jóvenes cambió en un instante, ¿qué el hombre no acababa de mencionar que no quería ir a Azkaban precisamente porque moriría? ¿Por qué solicitaba morir?

-Cambien esos rostros- dijo echando la cabeza hacia atrás- Verán, siempre he sido uno de los tantos que odian a colagusano, un ser desagradable y cobarde, pero con el tiempo me he visto obligado a aceptar que soy igual a él, igual de cobarde.

-¿Eso que tiene que ver?- preguntó Hermione- colagusano está muerto.

-Si me permite señorita- dijo sin verla- No tengo valor, al igual que él. Y eso me lleva a donde estoy. Me han capturado, y no pienso pedir la libertad ni mucho menos ir a terminar en Azkaban porque sé que me encontrarían, y mi forma de morir será fatal, lo que deseo es una muerte digna, o una sin dolor en un último recurso.

COMO UN SUEÑO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora