Cuando porfín llegamos a la playa Marcos se dirijió a un grupo de dos chicos y tres chicas que estaban sentados en un banco y habló con ellos. Poco después, se acercaron a mí.
-Encantada Cristina. Yo soy Ariana -dijo una chica algo bajita que llebava gafas y unas mechas rosas que le hacían bien.
-Nosotros somos Adam y Belinda -dijeron un chico y una chica que parecían ser pareja.
-Encantada de conoceros a todos -dije yo con una gran sonrísa.
-Éste es Daniel, es mi mejor amigo Cris -dijo Marcos.
-Encantada.
-Igualmente -dijo Daniel- Ésta es mi novia Laura, también es la primera vez que viene.
-Muy bien -dije yo, que no sabía ya que decir.
-Bueno, ¿vamos a dar una vuelta? -propuso Marcos
-Bien - Ariana y yo respondímos por los demás.
Así que fuimos los siete hasta la orilla de la playa. Se estaba muy bien, no hacía demasiado calor aún pero tampoco hacía mucho fresco. Se estaba de maravilla. Daniel, Adam, Belinda y Laura estaban ocupados, así que nos quedamos hablando Marcos, Ariana y yo. Ariana me había caído muy bien, es muy simpática y abierta, y también era diferente a las demás, como yo.
-¿Siempre que salís es así? -preguenté a los dos mientras señalaba a los otros cuatro que estaban tumbados en la arena abrazados dándose besos.
-Normalmente sí -respondió Ariana- Es lo malo de salir con parejas... -dijo con un tono como si tubiera algo de envidia.
-No siempre es así, eh Ariana. Hoy porque no han venido los demás, porque de normal estos cuatro son así, pero luego cuando vienen también mi primo Carlos, Anabel y Sofia nos lo pasamos muy bien.
-Eso es verdad, pero cuando no vienen, siempre nos quedamos tú y yo, Marcos. -dijo Ariana.
-Ya -respondió Marcos- Bueno, hablad de algo, que si no esto se hace un poco aburrido.
-Si... - dijo Ariana - Eh Marcos, cuéntame, ¿cómo has conocido a Cristina?
-Ha sido cosa de Tobby, esta mañana se ha ido corriendo y luego lo he encontrado junto a Cris. Y nada, nos hemos echo amigos y ya está.
-Qué bien cuentas tú las cosas ¿no? -le dije a Marcos y los tres nos reímos.
Como los demás estaban en sus cosas, Ariana, Marcos y yo dimos un agradable paseo por la playa. Todo iba bien, hasta que a Marcos le dio por cojernos a Ariana y a mi por la cintura y echarnos al agua.
Fue divertido, hasta que salimos y hacía frío, mucho frío. Entonces volvimos donde estaban los demás porque ya eran casi las doce.
Daniel y Adam se marcharon por un lado porque íban a acompañar a Laura a su casa. Belinda y Ariana se fueron por otro porque viven en la misma manzana. Marcos como un buen caballero me acompañó a casa, pero no directamente.
-Bueno, pues ya que se han ido todos me voy a mi casa -dije yo.
-Te acompaño -dijo él.
-No hace falta eh, sé cuidar de mí misma.
-Ya lo sé -respondió- pero te acompaño porque me apetece, pero vamos a ir por otro camino.
-De acuerdo...
Caminamos por el paseo marítimo. Había muchas patejitas paseando y algunas familias con niños pequeños. Desde el paseo se veía a la gente en los pubs a primera línea de la playa. Como era sábado por la noche pues había bastante gente.
Llegamos al final del paseo, que terminaba en una pequeña cala con algunas palmeras y dónde la arena era más fina que en el resto de la playa.
-Nunca había visto este lugar- dije a Marcos, ya que era verdad, yo nunca había ido más allá del acantilado.
-Tú tienes tu escondite en el acantilado, yo lo tengo aquí. -respondió Marcos.
Me quité las botas y Marcos sus zapatos y pusimos los pies a la vez en la arena. Estaba fría, pero caminamos hasta la orilla del mar. Allí nos sentámos sobre la arena.
El silencio que se generó a continuación era un tanto incómodo.
-Está muy bien éste sitio. -dije yo para romper un poco el hielo.
-Pues la verdad es que sí. Yo vengo a menudo, a veces cuando salgo a pasear a Tobby, llegamos hasta aquí y él se divierte jugando con el agua mientras yo contemplo el mar. -explicó él.
En ese momento giré la cabeza hacia donde estaba Marcos y me dí cuenta de que llevaba un tiempo mirándome.
Esos ojos marrones claros eran increíbles, y su rostro era aún más perfecto a la luz de la luna. Me gustaba, lo encontraba muy guapo, porque lo era, y veía algo diferente en él. Vestía con estilo, cosa que normalmente ningún chico hace.
Nos quedamos un rato mirándonos. Yo tenía mis ojos verdes clavados en los suyos, que me contemplaban.
Marcos se inclinó un poco hacia mí, para besarme supongo, pero justo entonces sonó mi móbil. Sonó por toda la cala la nueva canción de mi ídolo.
Era un número desconocido, así que colgé. Cuando pude volver a mirar a Marcos, él me estaba observando con cara de "Se acaba de estropear el momento". Entonces me dí cuenta de que ya era ¡la una de la noche! Entonces Marcos y yo nos fuimos de camino a mi casa.
- Bueno, ¿te lo has pasado bien? -dijo cuando llegamos a la puerta de mi casa.
-Mmm.. no ha estado mal. -contesté seria- Sólo bromeaba, me lo he pasado estupendamente.
-Me alegro, Cris. Nos vemos. -dijo Marcos despidiendose con la mano.
-Hasta mañana. Y ¡gracias por todo! -dije mientras cerraba la puerta de casa.
Subí a mi habitación y caí sobre la cama. A duras penas me quité la ropa y me puse el pijama. Esmpezé a leer un poco porque no conseguía dormir, y a las dos de la madrugada o así me dormí, y soñé con alguien de quién no tardaría mucho en tener noticias.
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Cuando salga el sol
RomanceEsta es la historia de una chica que desde pequeña nunca ha tenido amigos de verdad. Ha pasado por diversos colegios e institutos a causa del trabajo de sus padres, y justo cuando todo parecía estar perdido, Cristina encuentra a alguien que hace que...