-Bueno Cristina, me gustaría muchísimo saber tu historia. -me dijo Marcos- ¿Me la podrías contar? -susurró con la cara triste.
-Si insistes... -contesté yo.
-Por supuesto que insisto, tengo curiosidad de saber qué hace que una chica como tú se comporte así.
-De acuerdo. -respondí- Nací el 25 de agosto de 1998, por lo cuál de aquí a un mes cumpliré los 16. Lo único que he hecho desde pequeña ha sido viajar. Durante mis diez primeros años de vida, viajé por toda España, estuve en Galicia, en Madrid, en Barcelona, en Cáceres, en Valencia, en Cadiz y casi que por todos los sitios, hasta en Canarias. Pero a los onze años, más o menos, todo empezó ha cambiar. Desde entonces he estado en las grandes ciudades más importantes a escala mundial, Nueva York, Londres, París, California, Roma, Grecia, en ciudades de China, en Argentina, Perú y muchísimos más sitios que no recuerdo.
-¡Vaya! ¿Y te quejas de viajar por todo el mundo? Yo estaría encantado si fuera tú.-interrumpió Marcos.
-El echo de poder visitar tantos sitios es lo único bueno que tiene todo esto. No es tan fácil como puede parecer, estoy harta de tener que estudiar cada trimestre en un instituto diferente, por ello nunca he tenido amigos. No quiero hacerlos porque sé que un día cualquiera mis padres me dirán que tenemos que volver a irnos, y no quiero sufrir por ello. -expliqué- Una vez, ize unos amigos en Galicia, dos chicas llamadas Sandra y Gemma y tres chicos, Raúl, Jonan y Jesús. Me hize muy amiga de Jonan, éramos inseparables y por un momento llegué a pensar que de nuesta amistad podría surgir algo más, pero no fue así.
-¿Por qué? ¿Qué pasó? -preguntó Marcos curioso.
-Pasó que la mañana del día que habíamos quedado, dónde se supone que yo iba a confesarle mis sentimientos, mis padres me anunciaron nuestra salida a Nueva York esa misma tarde. -dije con un tono triste al recordar lo que sucedió aquel día- Cinco minutos después de enterarme ya estaba a la puerta de su casa. Me hizo pasar y fuimos a su habitación, dónde sólo entrar, empezé a llorar y se lo expliqué todo. Él me dijo que se alegraba por mí, que era increíble que fuera a Nueva York, pero entonces le dije por qué no quería irme, porque yo quería estar con él, porque lo amaba. Él simplemente, al oír aquello me dio un beso que jamás olvidaré, porque fue el primero, a los 14 años, fue el mejor momento que compartí con él además de las grandes tardes que solíamos pasar.
-Tubo que ser muy duro para tí supongo, porque encontrar a quién te ama y tener que vivir si verle debe de ser una tortura. -comentó Marcos entendiendo ahora porque me encontraba así de mal.
-Aquello me destrozó por completo, aún conservo el sobre que me dió aquel mediodía en el aeropuerto. Un gran sobre que contenía todas las fotos que nos hicimos durante aquellos ocho meses y un papel azul que olía a su perfume dónde me escribió cosas muy bonitas y dónde al final ponía: Te amaré siempre, te estaré esperando mi princesa.
Segundos después de decir aquello me eché a llorar y me fallaron las piernas y caí en la arena. Marcos se alteró y Tobby también. Se sentó en el suelo y me abrazó muy fuerte tratando de reconfortarme.
-Tranquila, estoy aquí contigo. -dijo Marcos.
-Pero si no me conoces de nada. No sé como puedes decir eso. -dije entre soyozos.
-Lo digo porque necesitas ayuda. Ahora comprendo porque eres así, y voy a ayudarte.
-¿Ayudarme a qué? -le pregunté yo.
-A que seas feliz. Aunque sea poco tiempo. -contestó.
-No tienes el porque de hacerlo, de verdad.
-Sí, lo sé. Pero es que desde que te ví hace unas horas me has causado una gran impresión, por cómo eres, y voy a ayudarte.
-Pues... gracias. - respondí yo sorprendida y secándome las lágrimas que me caían por la mejilla.
-Venga, levántate del suelo. -dijo de repente- Esta noche vas a conocer al grupo. Hemos quedado a las ocho en la plaza del pueblo, cuento contigo Cris.
-¿Cris? ¿Me has llamado Cris? -dije yo algo molesta.
-Sí. ¿Te molesta? Es que me gusta más Cris que Cristina.
-Vale pues llámame así si lo quieres. -respondí.
-De acuerdo. Te acompaño a casa, ¿vale? -dijo Marcos.
-Sé cuidar de mí misma, ¿sabes?
-Yo no digo que no, pero me apetece saber dónde vives -dijo él entre risas.
-Bien, pues vamos. -contesté yo riéndome también.
De camino a casa me habló de su vida. Una vida normal cómo la de todos los jóvenes. Marcos tenía 17 años, había nacido en Barcelona, pero a los cinco se había ido a Valencia a vivir, dónde había jugado a fútbol hasta que terminó la ESO. Ahora estudia un bachillerato artístico y en su tiempo libre hace skate y practica toques.
Era un tipo algo curioso, y eso me gustaba. La verdad es que no me apetecía demasiado salir por la noche con gente a que no conocía, pero se lo había prometido a Marcos.
Cuando llegamos a mi casa nos despedimos con un simple abrazo y yo le dí las gracias por todo, él me dijo que no tenía porque darlas ya que me obligaba a salir por la noche.
Busqué las llaves en los bolsillos de mi sudadera y cuando la encontré abrí la puerta y como aún estaban todos durmiendo, me fui a mi habitación y empezé a escuchar música con mi iPhone. En pocos minutos me dormí, pensando en ese chico tan guapo y simpático que había acabado de conocer.
![](https://img.wattpad.com/cover/22764214-288-k798843.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cuando salga el sol
RomanceEsta es la historia de una chica que desde pequeña nunca ha tenido amigos de verdad. Ha pasado por diversos colegios e institutos a causa del trabajo de sus padres, y justo cuando todo parecía estar perdido, Cristina encuentra a alguien que hace que...