Me deperté a las ocho y me vestí y bajé a la cocina para desayunar. Me preparé un vaso de leche con nesquik y me lo bebí junto con unos cereales de chocolate que había encontrado escondidos en la despensa.
Mientras estaba desayundando reparé en una cosa muy importante: A ver, íbamos a Valencia, Marcos dijo que cojeríamos el tren, ¡pero si aquí en la playa de Xeraco no hay tren!
Dejé en desanyuno a medias y subí a mi habitación. Cojí mi móbil y llamé a Marcos. Tardó en contestar.
-¿Sí? -dijo Marcos.
Parecía que le había despertado.
-Marcos soy Cris. A ver, necesito que me expliques como vamos a ir a Valencia en tren si aquí no hay.
-Tranquila, que está todo controlado. -dijo riendose.
-¿Cómo qué.. -empezé a decirle, pero me interrumpió.
-Cris, de aquí quinze minutos paso a por tí y vamos.
-¡¿Vamos dónde?!-pregunté alarmada.
-No preguntes. Sorpresa. Adiós. -dijo él.
-Pero.. -dije yo, pero Marcos colgó.
Decidí tranquilizarme y coger las cosas y esperar a que Marcos viniera. Marcos era puntual, el quinze minutos exactos llamó al timbre de mi casa.
Abrí toda furiosa con la intención de decirle cuatro cosas, pero cuando abrí vi a Marcos al lado de una moto con un casco en cada mano.
Me quedé paralizada por un momento, con moto tenía que ser, con lo que odio yo las motos... El miedo se apoderó de mi.
-¿Lista, mi Cris? -dijo él con decisión.
-Em... Marcos... yo... -dije lo mejor que pude- Me da miedo subir en moto.
Marcos se quedó mirándome y se echó a reír.
-¿De verdad? -preguntó aún riendo.
-Si. -mi voz sonó tan seria que Marcos dejó de reírse y vino hacia mí.
-No tengas miedo, mientras estés conmigo no te va a ocurrir nada malo. -dijo él mientras me abrazaba.
Aquellas palabras me fortalecieron, así que me puse la mochila en la espalda y me subí a la moto con Marcos, y los dos nos fuimos al pueblo.
En llegar a la estación vimos a Ariana, que nos saludaba con la mano, y a Adam, Belinda, Daniel y Laura.
-Oye, ya era hora. -dijo Daniel.
-Perdon, ha sido culpa mía. -me disculpé- No quería subir a la moto.
-Tranquila Cristina. -me dijo Laura- Terminarás acostumbrándote.
-Es verdad, ya verás como si. -dijo Belinda.
-Bueno, ¿a qué esperamos? Venga, a comprar los billetes. ¡Qué nos vamos a Valencia! -dijo Ariana toda contenta.
Así que entramos todos en la estación y compramos los billetes. Luego subimos al tren. Nos sentamos separados porque no había sitio, yo me senté con Ariana.
-Oye Cristina. -me dijo la chica del pelo rosa.
-Dime Ariana. -contesté.
-¿Puedo confiarte algo? -me preguntó.
-¡Por supuesto! Somos amigas, ¿no?
-Sí. -dijo riendo- Bueno, pues el caso es, que tengo muchísimas ganas de llegar a Valencia porque quiero ver a Carlos, creo que me gusta.
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Cuando salga el sol
RomanceEsta es la historia de una chica que desde pequeña nunca ha tenido amigos de verdad. Ha pasado por diversos colegios e institutos a causa del trabajo de sus padres, y justo cuando todo parecía estar perdido, Cristina encuentra a alguien que hace que...