CAPÍTULO 1.

87 3 0
                                    

- ¡Brisa, no! ¡No lo hagas! Por favor, no me olvides - susurro esto último sintiéndome derrotado y sin fuerza alguna.

Estoy frente a una pared de cristal que me muestra lo que ha sido de la vida de mi amada Brisa en estos últimos días. Como Lucifer lo había prometido, ella no me recuerda, no recuerda nada de lo que pasó con su vida. Es como comenzar de nuevo para ella, pero para mí es como retroceder en el tiempo, justo a ese día en que fuimos unos completos desconocidos a punto de hacer el amor.

- Tengo un trabajo para tí - Lucifer habla a mis espaldas, ya me había acostumbrado a su constante presencia

- Contigo es con la última persona que quisiera tratar - escupo con odio apretando la mandíbula, él dejó de infundime terror, de lo contrario, sólo sentía un repudio absoluto hacia su ser

- Sabes que estoy cumpliendo con mi parte del trato - alega - Ella no te recuerda, por ende encontrará quién la haga feliz, por el precio del...

- Sufrimiento de mi alma - interrumpo - Lo tengo claro.

- Eso es bueno - suspira - Ahora, a trabajar.

- ¿Qué es lo que tengo que hacer?

- Sufrir - se encoje de hombros - Tal vez no te agrade la noticia, pero Brisa quedará embarazada en poco tiempo.

Sus palabras detienen mi corazón, mis latidos han frenado en seco. Brisa no puede quedar embarazada, ella no puede concebir un hijo, ni siquiera la idea de uno. Aunque, ahora que ha olvidado el sufrimiento de su vida, todo es posible para ella.

- ¿Qué tengo que ver yo en todo eso? - ruedo los ojos

- Tú serás el demonio protector de esa pequeña - sonríe - Porque será una niña

- ¿Acaso ahora el infierno envía ángeles guardianes? - pregunto tratando de fastidiarlo - ¿Qué no es Dios quien se encarga de proteger a las almas?

- Yo nunca dije: "Serás su ángel guardián" - explica - Serás su "demonio". Lo que significa que no puedes ni debes dejar que cualquier ángel que envíe Dios al cuidado de esa niña se acerque, esa alma es mía.

- ¿Para qué quieres a una niña inocente? - pregunto tratando de que cambie de opinión, no me agradaría saber que he traído conmigo al infierno a la hija del amor de mi vida

- Son... Pequeñas deudas que tengo que saldar - se encoje de hombros - Además no tengo que darte explicaciones, tú simplemente obedece.

- No quiero ser parte de esto, Lucifer - me niego - Es la hija de la mujer que amo, aunque esa pequeña no sea mía, no puedo simplemente hacerle ese daño.

- No te pregunté si querías o no - demanda con firmeza - Te ordeno que lo hagas, a menos que quieras que Brisa sufra

Sus amenazas me provocan escalofríos, no podía concebir la idea de Brisa sufriendo, ya había vivido cosas demasiado dolorosas para que le ocurran más.

- ¿cuales son las reglas? - pregunté dándole la espalda mientras soltaba un suspiro de cansancio.

Con Lucifer, cualquier trato tenía condiciones o reglas que cumplir, ya estaba acostumbrado a eso.

- Es una buena pregunta - se aclara la garganta - Como regla número uno: No debes permitir que ningún ángel enviado por Dios...

- Se acerque a ella - ruedo los ojos - Ya entendí

- No me interrumpas - ordena fastidiado y yo me callo de golpe - Regla número dos: Brisa no podrá verte, para ella no existes y así se debe quedar. La pequeña tratará de convencerla sobre tu presencia pero no debes permitir que te vea

- ¿Porqué? - pregunto con curiosidad

- No preguntes, solo hazlo y ya - suspira - Regla número 3: Tendrás que ser frío con esa pequeña, el que ama no triunfa, y no quiero perdedores. Quiero a esa alma Drake, escúchame muy bien lo que te digo. Si no me la traes cuando te la pida, Brisa va a sufrir el doble de lo que había sufrido, te lo juro.

- No entiendo para qué tanto alboroto - me encojo de hombros - Lo que me asignas es demasiado fácil

- No te confíes, Drake, en el camino fácil también hay rocas con las que se puede tropezar, créeme - añade antes de irse y dejarme a solas meditando sobre todo lo que acaba de ocurrir.

Recuesto mi frente en la fría pared y me pongo a pensar en lo que pasará con Brisa, no la imagino entregándose a otro hombre, dándole el hijo que siempre le pedí, pero que nunca me dió por temerle a su pasado.

- Drake, es hora - una de las almas de Lucifer se asoma tímidamente a la celda

- ¿Hora de qué? - le miro curioso

- Ven y averígualo - me da la espalda para que lo siga y así lo hago

Se dirige al templo donde Lucifer me muestra lo que ha sido de Brisa desde que hice el pacto, ha sido un mar de sufrimiento todo lo que he visto, ella es feliz y ahora... Ahora estoy seguro de que tengo que ver que está embarazada, que le ha dado un hijo al bastardo con el que ahora está y no a mi. La vida es tan injusta a veces, parece que el mundo me ha escupido justo en la cara.

- Que bueno que llegas - Lucifer me recibe con su sonrisa detestable

- ¿Qué es lo que quieres? - ruedo los ojos

- Mira hacia la pantalla.

Obedezco observando la enorme pared de cristal, Brisa está caminando hacia el hospital, luce bastante nerviosa y de inmediato una idea me ilumina: Es aquí donde le darán la noticia de su bebé.

- Saca tus propias conclusiones - Lucifer apaga la pantalla haciendo que volteé a verlo

- Ya entendí ¿De acuerdo? - suspiro con frustración - Brisa está embarazada.

- ¡Me sorprende tu inteligencia! - se burla

- No me molestes, Lucifer - le replico - ¿Acaso es todo lo que tienes? Mira que ridículo, tienes que usar a un bebé inocente para doblegarme

- No me retes, creo que te estás pasando un poco, Drake - me mira desafiante - Yo sé que Brisa es todo lo que tienes y quieres en la vida, sé cuanto la amas, y sé que estas dispuesto a darlo todo por su felicidad. Si continúas desafiando mi poder, Brisa va a sufrir Drake, no olvides las reglas

Me callo de golpe aceptando cada palabra, sé que él es capaz de hacer sufrir a Brisa con tal de demostrar que tiene poder. No sé lo que pasará conmigo, tampoco sé lo que quiere de mí, pero no me gusta la idea. Eso de ser ángel guardián, o demonio, ya no sé cómo llamarlo, no puede ser bueno, nada bueno.

TODO POR ELLA [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora