CAPÍTULO 10

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- ¿Estás más tranquila?- le sonrío

-Claro que sí, al menos sé que mamá y Katy estarán bien... - Me sonríe y por Dios, es hermosa su sonrisa.

Cuando llamé a mamá, quedó histérica, aunque omití los maltratos y abusos, no debe saberlo, moriría. Solo le dije que demoraría en los envíos de dinero, sería menos y que me habían dado unas cortas vacaciones.

Roger me mira de pies a cabeza y niega. Me miro y mierda, había olvidado que traía poca ropa, de echo, no traigo nada de ropa.

- Por el momento deberías darte un baño y cambiarte de ropa - Asiento

-Pero no tengo nada...- Agacho mi cabeza, toda mi ropa la quemó Roth, es un maldito. 

- No te preocupes, tengo una hermana - Abro mis ojos, ¿hermana? Así que me entiende - Es como tú, ella deja ropa aquí. No se enojará si usas una prenda, tiene ropa de sobra - Me señala las escaleras. - Ven, te mostraré tú nuevo cuarto y te traeré algo de ropa. - Lo sigo. 

La segunda planta de esta casa es hermoso, todo en esta casa es hermoso, incluso el que vive aquí. 

Hay 4 cuartos y otra sala de estar, obvio más pequeña que la principal, pero es perfecta para sentarse a beber café y ver a por la ventana parte de Florencia, o incluso salir a la terraza, es maravilloso. 

Entra a el último cuarto de la segunda planta y cuando sale de él, trae ropa de mujer. 

- Ten - Me la tiende y siento pena, creo que estoy abusando de su hospitalidad - Este cuarto es el mío - señala la puerta que está enseguida del cuarto de donde salió, que supongo es el de su hermana. Luego señala otro justo frente al cuarto de él - Y este será el tuyo. 

Lo abre y entro, no es muy grande, pero tampoco es pequeño, es más que suficiente. 

La ventana del cuarto da vista al hermoso patio de la casa, me encanta. 

- Ponte cómoda, esa puerta de allí es el baño - Señala la puerta dentro del cuarto, hasta con baño personal. - ¿Te gusta?

- Es mas que perfecto. Gracias. - Le sonrío y ahora que recuerdo, no le he dicho mi nombre.  Él da media vuelta para irse, pero lo detengo agarrándolo del brazo. 

-Roger, muchas gracias, eres como un ángel -Se sorprende, pero sonríe - Y, soy Ailey Riddle. 


Salgo del baño y me visto. El vestido me queda perfecto, es sencillo, no muy corto y es bonito. 

Hace tiempo no me sentía tranquila, no me sentía en paz. Hay un espejo de cuerpo completo aquí y me observo. Me veo un poco diferente, ¿Es esperanza lo que veo reflejado en mi cara? creo que sí. 

Mis piernas, son largas, pero eran bonitas,ya no por el simple echo de que tienen dos cicatrices de dos latigazos, mis brazos tienen morados aún de los agarres fuertes y en mi cara, cerca a mi ceja, una cicatriz de un puñetazo, o del impacto contra el suelo, en realidad no sé que lo causó, pero lo que sí sé, es que todas estas marcas las hizo él, Roth Kast. Y lo odio por eso, por dañarme, por robarse mi luz. 

Dejo de mirarme y salgo de allí. Bajo las escaleras y veo a Roger en la sala de estar, está sentado en el sofá lujoso que decora la sala. Nota mi presencia y me mira, me detalla. Pero por algún motivo no me intimida. 

-Te dije que te quedaría - Le sonrío - Ven, siéntate. - Da golpes en el sofá para que me siente y lo hago, pero un poco más apartada de él. Me siento de medio lado para observarlo, al parecer tiene un tatuaje en su brazo derecho, pero no puedo saber qué es, su camisa lo tapa. 

Tiene un perfil hermoso, tiene nariz algo respingada y sus labios siguen siendo igual de maravillosos. 

- Así que, Ailey, cuéntame de ti - Se gira y me observa detalladamente, pero lo único que se me viene a mi cabeza es dolor. 

- No hay mucho de mí, solo dolor - encojo mis hombros y el asiente. 

-La vida no te ha tratado muy bien, no? - Río.

-Al principio todo era maravilloso, una familia unida, padres que se amaban, hasta... - Recuerdos del día que mi padre nos abandonó invaden mi mente, joder. - Hasta que mi padre jodió todo. 

-¿Las abandonó? - Asiento

- Y no entiendo por qué, no entiendo que le hicimos o en qué nos equivocamos  como para que nos dejara... - agacho mi cabeza, pero sus palabras hacen que lo vuelva a mirar. 

-Ten presente algo, no fue tú mamá, no fue tú hermana, no fuiste tú la que se equivocó... Fue él, él tomó su decisión y pagará, la vida se encargará de ello - le sonrío. 


ROTH KAST

Despierto y siento un fuerte dolor de cabeza. Merda!

Miro a mi alrededor y estoy en el cuarto de mis juegos, pero estoy solo. 

Frunzo mi ceño. Y recuerdo. 

La zorrita estaba aquí, bailó para mí, me hizo una mamada increíble y luego, no recuerdo, Carajo!

Debe estar acá, no habrá podido escapar de guardia. Me levanto y voy a su habitación, nada... 

Reviso el cuarto de baño y tampoco, carajo,¡ carajooo!

Corro hacia la planta baja y tampoco está, ¡Hija de puta!

Salgo de la casa y encuentro al guardia tendido en el piso, ¿Qué?. Me acerco y lo pateo. 

-Despierta imbécil, Ailey no está, ¡NO ESTÁ! - Bufo - ¿Sabes lo que eso significa? mi reputación, mi dinero, ¡Todo! - Paso mi mano por mi cabello, No, No,No. - Y sabes también que significa? T Ú V I D A. - Lo pateo y él se queja. Imbécil. 

La puta debe de estar ya en la policía, joder, necesito de la ayuda de James, mi gran amigo. 

Necesito encontrarla, follarla hasta que no pueda caminar y luego matarla, sí, eso necesito, debí haber hecho eso hace mucho, ¡pero por estúpido no lo hice!

- Señor Kast, ella me golpeó, de verdad lo lamento - Se arrodilla - Si quiere voy ahora mismo por esa vieja, pero déjeme vivir, por favor. - Y se me ocurre algo genial para hacerle pagar. 

-Está bien, la necesito dentro de una hora, si no la tengo en ese tiempo... - Sonrío, hoy es mi día para follar - Tú mujersita morirá. 

Doy media vuelta y busco mi teléfono, marco el número de mi fiel amigo. 

- Ciao amico mio! - Sonrío - Necesito a la mujer de Marino, mi guardia, en diez minutos. 

-si signore. 

Sonrío y cuelgo. Genial.

Diez minutos después llega mi amigo fiel, Leone, con la mujer de Marino. 

- grazie, questo è tutto - Le digo y el asiente. 

- Cosa faccio qui? - se queja.

- Shh, tranquila, que la pasarás muy bien... - Y la agarro de la muñeca aunque ella se resiste, hago que suba las escaleras y la llevo al cuarto de juegos, la tiro en la cama. 

- No, NO! - grita, pero es en vano. Aunque me hartan sus gritos. 

- Cállate de una puta vez! - le grito y le doy una cachetada, a ver si con eso aprende. 

Y funciona, se calla y deja que la amarre con las esposas metálicas. Esto será divertido. 

Rasgo su ropa y juego con su clítoris, no se moja y me estresa, enojo es lo único que me invade, así que doy el siguiente paso. 

La penetro y la follo duro, aunque se resista, aunque grite de dolor, la follo como he querido follar todo este tiempo. 

SÁLVAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora