EPÍLOGO

714 32 1
                                    

Cinco meses después

-Estoy muy ansiosa, tengo nervios - el agarra mi mano y la aprieta un poco.

-Tranquila cariño, todo saldrá bien - Me da un dulce beso- ¿Que quieres que sea? ¿Niño o niña? ¿Que nombre le pondremos? - pero veo que el ansioso es otro.

-No lo sé, creo que un niño -le sonrío- saldría igual de guapo a su padre. - Roger se ríe.

-Buen punto.

La doctora entra.

-¿Estás lista Ailey? - asiento y me sonríe. Enciende ese raro aparato y aplica un poco de gel sobre mi vientre ya un poco templado. -Vamos a ver- mueve ese aparato sobre mi vientre y vemos en la pantalla un pequeño frijol. Lágrimas llegan. - Y ahí está, está completamente normal, diría yo que tienes cuatro meses y medio - sonrío, no lo conozco, no sé si sea niño o niña, pero ya lo amo y prometo cuidarlo siempre. -Felicidades.

Miro a Roger, ¡está llorando!

Él se acerca a mí y me besa.

-Es nuestro bebé, nuestro pequeño bebé. -Le sonrío, es muy sentimental mi Roger.

-Y en cinco meses lo tendremos con nosotros - estoy ansiosa, ya vi a mi bebé y también hoy llega mamá y Katy.

El señor Paul logró conseguir mis papeles y me ayudó a traer a mamá y Katy de Nueva York, vivirán en una casa que compró él para ellas, ha sido muy amable.

Roger y yo viviremos cerca al mar, en una hermosa pero pequeña casita, apenas para nosotros los tres.

Cuando el Malito de Roth me secuestró, ya estaba embarazada, pero afortunadamente no le pasó nada a mi bebé y ahora, en dos días me casaré con Roger.

Me siento feliz, encontré el amor en medio de toda la miseria y también un motivo más para vivir. Mi bebé.

Roger y yo salimos del hospital y ahí afuera lo detengo, lo acerco a mí y lo beso.

-Te amo Roger Fothen.

El sonríe, toca mi barriguita y acercándome a él me besa y susurra.

-Tambien te amo Ailey Riddle.

Ahora, solo tengo razones para reír.
Ya no tengo necesidad de llorar. Roger me ayudó a sanar, pero también tuve mi parte, pues dejé de odiarme, yo no tenía la culpa, dejé de ver todo de una mala manera, perdoné.

Ahora recuerdo, recuerdo cada momento que viví, pero ya no tengo rabia ni odio, pues de nada sirve perdonar pero seguir recordando con odio, solo queda mirar hacia adelante, ser fuertes, valientes.

Y solo espero que esas mujeres que sufrieron y vivieron algo similar, o que lo estén viviendo, luchen, se levanten y griten "¡Basta!", Pues nadie merece vivir un infierno en persona, todos merecen ser felices y vivir dignamente.

SÁLVAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora