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Eran las nueve y cinco minutos en una calurosa mañana de lunes en Seúl

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Eran las nueve y cinco minutos en una calurosa mañana de lunes en Seúl. Se sentía un poco de humedad en el ambiente, no mucha, pero sí la suficiente para hacerme transpirar y llenarme el cabello de frizz. Ugh, odiaba los cambios de estación. Sobre todo el otoño con sus lluvias, los vientos, y las tormentas…

Para colmo, estaba llegando super tarde a mi trabajo, así que corrí las calles como loco luego de bajar del autobús. El estúpido tráfico de aquel día estaba terrible y me había hecho retrasar.

Nota mental: empezar a salir más temprano de casa los lunes.

Giré una esquina y entré al edificio donde trabajaba. Una vez en el elevador hacia el primer piso pude relajarme y tomar un poco de aire.

En la recepción, Taehyung me esperaba como todas las mañanas con un café listo porque sabía que a veces no hacía tiempo a desayunar en casa.

- ¿Llegué tarde, no es así? - pregunté intentando arreglar mi alborotado cabello.

- No. Todavía no llegaron. Solo el señor Kim y el señor Jung que como siempre llegan super temprano.

- ¿Han preguntado por mí?

- No, Jungkook. Relájate. - me tranquilizó y una vez ya más calmado me pude tomar mi café.

Entraba a las nueve, y  cinco o diez minutos tal vez no era mucho tiempo de retraso pero era nuevo en aquel lugar y quería mantenerme impecable con mis turnos.

- Que raro que los demás se hayan retrasado. - comenté.

- Si no me equivoco tenían programada una reunión  más temprano en el juzgado, quizás por eso.

- Oh, eso significa más trabajo para mí. Ya me lo veo venir. - me quejé.

- Como sea. En fin…¿Has hablado con el chico del que te hablé el fin de semana?

- ¿Con quién? - me hice el tonto.

- Jungkook! - me retó Taehyung - ¿No me digas que no has contestado ni uno de sus mensajes? He estado hablándole lindo de ti a este chico durante semanas ¿Y así me agradeces?

- Bueno, es que…

Estaba pensando que tonta excusa poner esta vez para rechazar los ligues que mi querido amigo quería conseguirme, cuando la puerta del elevador se abrió y algo me distrajo.

O más bien alguien.

Allí estaba. Por fin había llegado. La razón que alegraba mis días.

Estaba hablando con los otros y sonriendo como siempre. De inmediato contagió una sonrisa en mi propio rostro. Ese día vestía un traje con saco y camisa de color negro y se veía malditamente sexy.

- A ver si dejas de babearte por Park hijo. - escuché decir a mi mejor amigo. - No te conseguí este empleo para que te distrajeras mirándolo.

- No lo estaba mirando a él. - mentí.

Rayito de Sol ☀️ JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora