En la ciudad de Seúl, marcada por el comienzo de un lluvioso otoño, vive el pequeño Jungkook, un chico simple que guarda dos secretos vergonzosos según él: uno, le tiene pánico a las tormentas, y dos, tiene un crush imposible con su jefe, el elegant...
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- ¿Así que le contaste a todos sobre mí? - pregunté mientras observaba la lluvia caer a través de la ventana de aquel bar. Todavía chorreaban gotas de agua de mi cabello por todo lo que me había mojado caminando hasta allí. Pero había valido la pena. Fue lindo. Una experiencia que tantas veces había rechazado por miedo nada más. Qué estupidez.
- Kookie, mírate nomás. Te vas a enfermar. - respondió Jimin - Y no te voy a poder cuidar porque yo también me voy a enfermar.
- Lo siento, hyung. Quería saber lo que se sentía caminar bajo la lluvia...nunca lo había experimentado, bueno no con tanta paz como ahora.
Jimin me sonrió, estiró su mano para acariciar la mía y yo lo dejé hacerlo. Estaba fría y ahora me estaba dando pena por haberlo hecho empapar.
- Sí, bebé, le conté a todos. - respondió mi pregunta anterior. - A mi papá e incluso hasta Jennie. Ella y todos me animaron a que viniera a buscarte.
- ¿En serio? ¿Y qué...dijo tu papá? - pregunté curioso. La verdad me daba un poco de vergüenza que un hombre serio y que yo admiraba tanto como el señor Park estuviese al tanto de mis aventuras con su hijo. Tenía miedo de que pensara que yo hubiese sido un irresponsable en el trabajo que me había dado en su prestigioso estudio.
- No le sorprendió mucho que estuviese con otro hombre. Pero sí que me enamorara. - me contó. - Bueno, esa parte sorprendió a todo el mundo, incluso a mí. Pero le agradó la noticia.
Vaya, no lo podía creer. Todo esto parecía un sueño volviéndose realidad. Yo aún seguía procesando su declaración de amor pero estaba feliz. Quería decirle lo que había estado sintiendo todo este tiempo también. Era momento de empezar a quitármelo de encima.
-Jimin, yo...desde un principio supe que no iba a poder mantener lo que sea que tuvimos de forma casual. Lo intenté y quise convencerme de que lo estaba haciendo bien pero es que...tú eras tan…
- ¿Tan que?
- Tan lindo conmigo. Tan dulce y tierno todo el tiempo. Jamás me habían tratado así.
- No merecías que te traten de ninguna otra forma, solecito. Yo siempre tuve esta necesidad de querer cuidarte.
- Y sí me sentí cuidado. Me sentí tan bien a tu lado que no pude evitar empezar a ilusionarme, a enamorarme… - continué - Por eso me alejé después. Creí que estaba siendo uno más en tu lista de conquistas y no lo soporté.
- No eres uno más, mi amor. Eres el único que hace que me sienta así. Kookie…- ahora estaba tomando ambas de mis manos, las frotó y dejó un beso en ellas. - Quiero pedirte que me des una oportunidad, para ser el novio que quieres que sea. Te daré todo lo que me pidas, mi vida, te lo juro.
Diablos, estaba muriéndome de amor. Ya no aguantaba, quería que me besara de una vez.
- Hyung...no necesito que me des nada. Con lo que yo soñaba y que creía imposible ya me lo diste. - sonreí.
